POR: GUIJE CUBA
Natalicios cubanos:
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Arburú, Pedro: -Nació el 18 de enero de 1810 en La Habana y en ella murió el 22 de junio de 1874. Estudió filosofía con Saco y Luz Caballero. Se hizo fraile, desempeñó cátedras en el convento de San Francisco y en distintos colegios. Tacón lo desterró. A su regreso de España se hizo predicador y según Calcagno ascienden a más de 3,000 los sermones que pronunció. Fue un sacerdote piadoso, bueno y popular.
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Casanova Rodríguez, Emilia: -Nació en Cárdenas el 18 de enero de 1832 y murió en Nueva York el 4 de marzo de 1897. Desde sus mocedades sintió la cubanidad. En Estados Unidos prestó alas y auxilio económico a todas las conspiraciones contra la dominación de Cuba. Es la mujer fuerte de la causa nacional a cuyo triunfo sacrificó generosamente su cuantioso patrimonio y admirable compañera de Cirilo Villaverde.
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Díaz Molino, Pedro: -Nació en Yaguajay el 18 de enero de 1851. Al estallar la primera guerra de Independencia (contaba 18 años) se incorporó a las huestes revolucionarias. En la Guerra de Independencia del 95 formó parte de las tropas nacionales invasoras, destacándose en la provincia de Pinar del Río en innumerables acciones por las que alcanzó el grado Mayor General.
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Hernández Pérez, Eusebio: -En Colón (Matanzas), el 18 de enero de 1853, nació este médico y general del ejército libertador que dejó de existir en Estados Unidos en 1937, siendo sus restos trasladadas a La Habana, donde se les dio sepultura. En la Universidad de Madrid recibió el título de doctor en medicina, se especializó en las ramas ginecológica y obstétrica en las clínicas de París y Berlín, en cuya primera ciudad mereció ser destacado por el eminente Pinard como el médico genial que no se adocena en aplicar escuetamente lo aprendido en los textos, sino que busca en la experiencia personal las soluciones adecuadas a cada caso. Las luchas revolucionarias no le encontraron al margen expectativo, sino que interrumpiendo su bregar profesional, se convirtió en misionero de la emancipación íntegra de la patria cubana y en la manigua cumplió con su deber liberador hasta obtener el triunfo de la independencia. Entonces el hombre de ciencia se reincorporó a sus actividades profesionales como profesor de obstetricia y ginecología de la Escuela de Medicina de La Habana. Escribió obras como su famosa “Historia Crítica de las Pelviotomías”, desempeñó cargos oficiales en la Secretaría de Sanidad. Perteneció a la Academia de la Historia y otras corporaciones extranjeras.
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