Las desgastadas consignas perecen ante las posibilidades abiertas por la política del presidente de EEUU
jueves, marzo 3, 2016 | Miriam Leiva | 3 Comentarios
LA HABANA, Cuba.- Pasan de puntilla los preparativos para el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) del 16 al 18 de abril. Pero si Obama es esperado con alegría popular el 21 de marzo, su probable lanzamiento de la pelota para iniciar el juego del equipo de grandes ligas Tampa Bay Rays en el Estadio Latinoamericano de La Habana, el día 22, ha elevado el entusiasmo, que no será opacado por la sorprendente actuación de los Rolling Stones en la Ciudad Deportiva el 25. Las anécdotas, reales o resultado de la fértil imaginación cubana, perdurarán por generaciones y se escribirán crónicas y libros.
Las calles estarán repletas de altos funcionarios norteamericanos, ejecutivos de empresas, beneficiarios de las 12 categorías autorizadas y turistas llegados por terceros países, así como de visitantes de cualquier parte del mundo, periodistas y cubanos. Los hoteles, alojamientos particulares, líneas aéreas y autos, difícilmente poseerán capacidades disponibles; los restaurantes, paladares, centros nocturnos y culturales, ventas de artesanías y obras de arte modificarán el lento ritmo de “la capital de todos los cubanos”, muchas avenidas tendrán limitado acceso para los nacionales y el tránsito será desviado.
Los residentes en las calles y edificios por donde pasará el Presidente Yanqui sienten el entusiasmo incrementado por las reparaciones y la pintura, junto con la posibilidad de ver Obama o al menos atisbar al paso de la gran limosina (afortunadamente sus rutas no coinciden con las del papa Francisco, quien también provocó arreglos pendientes por largo tiempo). El Prado engalanado, las palmas sembradas frente al Capitolio con una celeridad desconocida en el aletargado país, y el bello Teatro, serán el entorno del Parque Central donde José Martí, sosteniendo una paloma usualmente posada en su mano alzada, evocará esperanzado la acogida del pueblo norteamericano, su encuentro con los emigrados en Tampa, y sus discursos “Cuba con todos y para el bien de todos” y “Los Pinos Nuevos”, símbolos de la creciente unidad entre los cubanos de dentro y el exterior.
El ambiente en vísperas del congreso del PCC resulta paradójico. Lejos de la propaganda realizada con agobiante fanfarria durante largos períodos, en esta oportunidad el magno evento de la institución todopoderosa del país, se ha preparado en tono bajo y escasa información sobre las reuniones de los municipios y las provincias de octubre a diciembre de 2015, y con una breve nota acerca de los encuentros de los delegados en todas las provincias para “consultar” los documentos que se aprobarán, iniciadas el 1 de marzo. Desde el 17 de diciembre de 2014 se resalta la figura de Raúl Castro en el contexto de sus viajes y recibimiento de dignatarios con un evidente esfuerzo por contrarrestar la caída de popularidad suya y de Fidel Castro frente a la creciente admiración por el presidente Barack Obama y las esperanzas cifradas en Estados Unidos.
El presidente había mencionado que los proyectos de documentos que aprobará el Congreso se someterían a discusión del pueblo como sucedió con los Lineamientos para la Actualización del Modelo Económico y Social, lo cual no se efectuó. Contrasta que desde el 1 de diciembre de 2010 al 28 de febrero de 2011 hubo 163 000 reuniones donde participaron 8 913 838 personas, según el Informe al VI Congreso leído por Raúl Castro. En esta ocasión, se impondrá la “Conceptualización del Socialismo Cubano” y el Programa Económico y Social hasta el 2030, determinaciones de gran calado que no serán abordadas ampliamente, en una demostración de temor a abrir la más mínima participación a unos cubanos agobiados y descreídos para quienes no se poseen soluciones. Antes de los remplazos en las altas instancias partidistas, hay cierre al clamor ciudadano y maniobras de entretenimiento centradas en los altos precios de los productos agropecuarios, arrojando, como siempre, las culpas en los comerciantes.
En la búsqueda de distraer a la población disgustada, proliferaron las canciones patrióticas, las actividades culturales y los bailes, aderezados por las fuertes palabras para controlar y producir más por el vicepresidente José Ramón Machado Ventura y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), y contra la influencia cultural e ideológica foránea por el vicepresidente Díaz-Canel, el asesor presidencial Abel Prieto, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y otros.
Sin embargo, las desgastadas consignas perecen ante las posibilidades abiertas por la política de Obama (a pesar de que el gobierno cubano frena la ejecución de las medidas beneficiosas al pueblo), al unísono con las noticias sobre las actividades del presidente, las elecciones, el alud de altos funcionarios, legisladores y empresarios, artistas, académicos, científicos y deportistas norteamericanos llegados a Cuba, que ocupan amplios espacios en radio y televisión, y las páginas de los medios. No faltan los comentarios insidiosos y las tergiversaciones, incapaces de solapar las posibilidades abiertas desde Washington. Pero poco a poco, los cubanos han cambiado, la transición comenzó hace años en las mentes, aunque no haya existido conciencia de ello, y está siendo impulsada por la nueva presencia de Estados Unidos. Esta sociedad no tiene vuelta atrás.
ACERCA DEL AUTOR
Miriam Leiva, Villa Clara, 1947. Periodista independiente desde 1995. Vicepresidenta de Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling. Miembro fundadora de Damas de Blanco en marzo de 2003. Diplomática, profesora invitada del Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores, del cual fue expulsada en 1992. Actualmente mantiene el blog Reconciliacion Cubana www.reconciliacioncubana.com Traductora y profesora de inglés e-mail: leivachepe@gmail.com http://blogs.cope.es/desdecuba/
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