El 28 de julio en la Historia de Cuba
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• 1898 -
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- Deseos de España.
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Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 425-426 nos describe los acontecimientos del 28 de Julio de 1898 en la Historia de Cuba:
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“La fuerza del derecho con que los cubanos clamaban por la independencia patria nunca fue bastante para disuadir a España de sus designios de dominio perpetuo en la mayor de las Antillas. La Metrópoli careció de capacidad para conducir las aspiraciones de la Colonia. Se obstinó en exhibir los títulos de la llamada integridad del territorio nacional, que comprendía a España y todas sus posesiones ultramarinas. Las propagandas pacíficas y las actitudes violentas no sirvieron a los cubanos durante mucho tiempo para ver colocarse a España en condiciones significativas de un cambio de ideas y de procedimientos.
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“Las cosas variaron de matiz y de orientación a impulsos del derecho de la fuerza de que solían hablar los prácticos. La injerencia armada de los Estados Unidos torció en pocos días el rumbo de la política española respecto de Cuba. Ya se vio cómo al siguiente de la caída de Santiago de Cuba en poder de los norteamericanos el ministro de Estado de España tomó la iniciativa de entablar negociaciones de paz. Los preliminares se desarrollaron tan de prisa como el estado a que había llegado la guerra demandaba. El duque de Almodóvar del Río, apenas enterado de que su intención era conocida en Washington, se expresó, en telegrama dirigido el 28 de julio de 1898 al ministro de Relaciones Exteriores de Francia por conducto del embajador de España en París, en estos términos:
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“El Gobierno de España estaría dispuesto a aceptar, no sólo el procedimiento que asegure pacíficamente a Cuba el destino que quiera darle la mayoría de sus habitantes, sino cualquiera otra solución que conduzca a la pacificación de la Gran Antilla. Este Gobierno escucharla reconocido una respuesta del señor Presidente de la República que le permitiera discutir dignamente esta solución y cualquiera otra que pueda ser requerida como consecuencia de la guerra, suspendiendo desde luego el inútil sacrificio de la salud y de la vida, no sólo de los combatientes, sino también de aquellos que en uno y otro campos mueren indefensos y extenuados en presencia de la contienda. Entiende este Gobierno que con esto se ofrecen los más amplios horizontes para que el Presidente de la República pueda concretar las bases de mutua inteligencia y acordar desde luego la suspensión de hostilidades."
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“El mismo 28 de julio de 1898 creyó el ministro de Estado de España que estaba en el caso de agregar algo a lo que había expresado como para que sirviese de base a las deliberaciones. En despacho expedido con igual destino que el anteriormente citado, Almodóvar del Río aclaró conceptos y señaló orientaciones. Sentó que en la guerra entre España y los Estados Unidos había que distinguir el fin de ella y los medios empleados para conducirla, apreciando que lo primero, el fin, era la separación de Cuba de los dominios de la corona española, y lo segundo, los medios, consistía en los ataques a otras dependencias coloniales de su nación. Entonces se manifestaron nuevos deseos de España respecto de Cuba. Al significar el ministro de Estado que la Metrópoli aceptaba la solución que en lo tocante a la Colonia pluguiera a los Estados Unidos, ya la independencia absoluta, ya la independencia bajo un protectorado, ya la anexión a la república norteamericana, no tuvo empacho en declarar categóricamente que España prefería lo último, la anexión definitiva, por considerar que así iban a quedar mejor garantizadas las vidas y haciendas de sus súbditos en la Isla establecidos o fincados.”
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