Convertir trece pequeñas colonias, esparcidas por toda la costa atlántica de Estados Unidos, con sistemas económicos diferentes y recelosos de un gobierno central, en el país más poderoso del mundo, sólo siglo y medio después, ha sido una labor titánica. Fue necesario el pensamiento, la acción y el sacrificio de miles de ciudadanos.
Es mi intención exponer las presidencias, que a mi juicio influyeron decisivamente en este desarrollo espectacular. No me refiero a los presidentes, sino a los acontecimientos ocurridos durante sus periodos. Hubo gobernantes brillantes, que, durante sus mandatos no sucedieron hechos que influenciaron significativamente el futuro del país. Otros, no tan brillantes, desarrollaron acciones con consecuencias importantes para el destino de la nación.
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