(11 de Julio del 2021; 9 y tanto de la mañana)
- Mi hermana, voy ahora a que me pintes las uñas.
- ¿Para qué, Ange? -le preguntaron del otro lado de la línea telefónica- Para que te las comas por la tarde.
-No, vieja -le respondió Angélica con entusiasmo- Mija, si ya están larguísimas.
(17 de Julio del 2021. Las hermanas Garrido llevan cinco días en huelga de hambre y de sed. Están recluidas en una celda del Departamento Técnico de Investigación Criminal, en San José de las Lajas)
María Cristina, tose, y su corazón rebota en su pecho como una pelota de goma; a Angélica le sucede lo mismo cuando siente el sonido de las rejas y los candados (se puede ser muy valiente, pero no se puede andar por ahí, de humano, sin calzar esperanzas). A pesar de estar solas, hoy, más que nunca, reciben los gritos de otros presos. Ellos, están pendientes, conocen de su huelga; ven al guardia ir y venir con sus bandejas llenas, y se admiran; le gritan: ¡LIBERTAD! le gritan: ¡FUERZA!
Está, Angélica, absorta en sus pensamientos, cuando siente un cuerpo que cae al suelo. Se asusta.
- Qué te pasó!? - le preguntó a su hermana. Y la vio arrastrarse sobre el piso asqueroso, como un gusano descubierto en una guayaba.
- Voy al baño -balbuceó, Mari, con esfuerzo.
- Espera, espera.
Angélica, giró de su costado, puso primero las manos, después los pies, y fue gateando a donde estaba su hermana.
- Tamposa -le dijo riendo- te preparastes para esta huelga. Yo no puedo soltar nada y tú aún tienes reserva?
Y, a gatas, abrazadas, riendo, se lanzaron por el largo camino de dos metros.
En horas de la tarde, fue María Cristina quién se preocupó al oír quejarse a su hermana.
- Nada, no te procupes -le respondió la Mayor de las Garrido - son los riñones- me están dando tremendas punzadas.
Idéntica operación hizo Mari; se dejó caer de su litera, cogió un jarro de agua de las bandejas, y a gatas, se acercó a la litera de su hermana.
- Toma -le dijo, y le acercó el jarrito a la cara- tienes que tomar un poco, por favor.
Angélica la miró y con una sonrisa dulce, agarró el jarrito y lo colocó en el suelo.
- Por favor, Ange -le suplicó- tus riñones van a colapsar.
- No, tranquila; eso se me pasa -le respondió y le acarició el rostro.
María Cristina, le devolvió la caricia. Angélica, le agarró su mano lo más fuerte que pudo; esperó unos segundos hasta que pasara el deseo de llorar; y le dijo:
- Mira mis uñas largas.
- Mi hermana, me lo prometiste; viste que te estás comiendo las uñas otra vez- rió, Mari- Oye, no se vale; eso, en estos momentos, es trampa; me oiste.
Angélica, no dijo nada. se limitó a reír también. Pero, como reían tan débilmente, creyó, que Mari lloraba.
- Tranquila, tranquila; te dije que aquí no se va a morir nadie; mira.
María Cristina vio lo que le señalaba su hermana. Allí, firmemente garabeteado sobre la corteza dura de la pared, estaban las dos palabras, que dan título al Grammy de Yotuel.
LIBERTAD PARA TODOS MIS HERMANOS PRESOS !!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario