sábado, 30 de diciembre de 2023

Un día como hoy, diciembre 30, en nuestra lucha contra la tiranía castrista.

Un día como hoy, diciembre 30, en nuestra lucha contra la tiranía castrista.
 
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
 
Comparta estas efemérides. Gracias.
 
PROHIBIDO OLVIDAR.
 
1959
 
Elementos opuestos al régimen castrista colocan una bomba que estalla en la sede diplomática de Cuba en Ciudad Guatemala, Guatemala.
 
1960
 
Miembros de las células de acción de los movimientos 30 de Noviembre (M-30-N) y del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) colocan un artefacto que provoca un incendio en la tienda por departamentos La Época, situada en la calle Galiano entre Neptuno y San Nicolás en La Habana. Las pérdidas sobrepasaron los dos millones de dólares.
 
1961
 
La presa política Julia González Roquete muere de septicemia por complicaciones infecciosas en la boca después de sacarle una muela y estar una semana sin asistencia médica a pesar de estar en la enfermería de la cárcel de Guanajay.
 
1969
 
Angel Luís Castillo es fusilado en Boniato, Oriente.
 
1989
 
 La opositora Inocencia Castro Reyes de 21 años, desaparece en el Estrecho de la Florida tratando de huir de Cuba.
 
2018
 
Fallece en West Columbia, Carolina del Sur, Antonio Rafael “Tony” de la Cova. Profesor de Historia, escritor de numerosos libros y preso político en EE.UU. Entre sus libros publicados “Cuban Confederate Colonel”: la vida de Ambrosio José González.”The Moncada attack”: birth of the cuban revolution. “La Guerra aérea en Cuba en 1958”: memorias del teniente Carlos Lazo.
 
 
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 Vicente Méndez, simplemente un héroe
 
03/31/2018   Idolidia Darias
 
Escrito por el expreso político Ernesto Díaz Rodríguez / secretario general de Alpha 66 (Tomado de Facebook de Orlando Gutiérrez). 
 
La historia de la nación cubana ha sido escrita con páginas de gloria por hombres de extraordinario espíritu de sacrificio, abnegación y coraje. Hombres, también, de refinada sensibilidad humana. Hoy quiero, en la figura del legendario Vicente Méndez, honrar a cada uno de esos maravillosos héroes que en distintas épocas lo dieron todo, hasta su última gota de sangre, en aras de la libertad de la Patria. Se conmemora el 47 aniversario de su desembarco, junto a un grupo de valientes, en intento supremo por salvar a Cuba de la opresión y el despotismo del régimen de barbarie, latrocinio y maldad impuesto en la isla caribeña por el sanguinario Fidel Castro.
 
No fue esa la primera vez que Méndez puso en riesgo su vida por salvar en nuestro país las instituciones democráticas. Lo había hecho con anterioridad contra el propio tirano de turno, comandando núcleos de patriotas que se alzaron en armas, como él, para combatir la dictadura castrista en la cordillera montañosa del Escambray. Y lo había hecho, más lejano en el tiempo, cuando el General Fulgencio Batista, en un acto desafortunado de ambición, a sólo unos meses de la fecha establecida para la celebración de elecciones libres, se apoderó del poder a través de un injustificado golpe de Estado. Desde mi punto de vista un grave error, que sumado a otros errores posteriores dieron la oportunidad a un engendro de monstruo carismático de convertir a Cuba en su finca privada, sumiendo a nuestra nación en la peor crisis de crímenes y atropellos, miseria y desamparo.
 
Conocí a Vicente Méndez cuando en el verano de 1968 vino a Alpha 66, la organización que por su apasionante historia resumía su ideal de lucha: la pasión por la libertad de Cuba y el afán de felicidad y prosperidad para la familia cubana. Lo recuerdo exponiendo sus ideas en las reuniones compartidas con nosotros, junto al físicamente desaparecido Andrés Nazario Sargén, irremplazable líder del destierro y de toda Cuba. Líder con letras mayúsculas, debíamos de escribir, por su refinada inteligencia y su sencillez, mezcla de espontánea humildad y comprensión; por la diáfana honradez en cada uno de sus actos. Pero por encima de todo, líder por sus siempre claras concepciones sobre la estrategia de la intransigencia como ingrediente básico para una libertad sin claudicaciones., sin hincarnos de rodillas. Libertad, en fin, con decoro y dignidad.
 
Y recuerdo a Vicente en la fecha 10 de Octubre de 1968, dos meses antes de mi captura en combate también, cuando en un estadio de Miami, frente a decenas de miles de cubanos en solemne acto de vergüenza y patriotismo anunció su compromiso de regresar a Cuba con el fusil en sus manos, en lucha por reconquistar las instituciones democráticas, el respeto a la persona humana, el irrenunciable derecho a ser libre que por naturaleza y por la generosa obra de quienes, al filo del machete Mambí, hicieron de la isla de Cuba una nación con justicia y libertad para todos los cubanos. Lo recuerdo con orgullo cuando entró como un rayo de luz, esparciendo sobre el arrecife cautivo chorros de coraje. Lo recuerdo cuando se apagó su voz, cuando destrenzaron sus pupilas las balas enemigas, cuando se desintegró su sombra girando en espirales hacia una inmensidad poblada de esperanzas futuras y de un renacer de patria sin cadenas, salpicada por las olas de un mar no de enfurecidas olas, tristemente coagulado de náufragos, sino un mar apacible, donde el alba sea de luz multicolor y música de ruiseñores, Un reverdecido mar poblado de rosas. Rosas blancas.
 
Ese es el Vicente Méndez que recuerdo yo en las noches de insomnio, el que recuerdo cuando me siento débil en espíritu y en disposición para el sacrificio. El que me da fuerzas para vencer el miedo. El que me toma por el hombro y me sacude si me falta la fe. El que me sirve de látigo y espuela si el camino me parece escabroso o demasiado abrupto o largo. Inexplicablemente largo.
 
Me satisface saber que su muerte en combate no fue el fin, ni fue un salto hacia la ingratitud del olvido, sino el tránsito sublime, simplemente, hacia esa gloria indescriptible que sólo los mártires y los héroes de la patria, como él, tienen el privilegio de alcanzar.
 


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