jueves, 24 de octubre de 2024

Un día como hoy, octubre 24, en nuestra lucha contra el castrismo.

Un día como hoy, octubre 24, en nuestra lucha contra el castrismo.

Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo. 

Comparta estas efemérides. Gracias.

PROHIBIDO OLVIDAR.

1959

Se produce la nacionalización del resto de las empresas estadounidenses que aún existían en la isla como respuesta al embargo comercial decretado por EE.UU. 

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Dos avionetas no identificadas realizaron nuevas incursiones sobre La Habana, Marianao, Guanabacoa y Cotorro, arrojando proclamas contra el régimen de Fidel Castro. 

1960

Carlos Álvarez de la Rosa, José Arroyo Maldonado y Mario Vidal Hernández son fusilados en La Cabaña.

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El embajador de Cuba en Perú sale precipitadamente del país al descubrirse una conspiración para un levantamiento en contra del gobierno en el cual estaba involucrado.

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El 24 de octubre de 1960 se dictó la Resolución No. 3 del Poder Ejecutivo de la República de Cuba, la cual dispuso la nacionalización de todos los bienes en Cuba de empresas que fueran propiedad de las personas naturales o jurídicas de nacionalidad estadounidense. Fueron algo más de unas 160 empresas de diferentes ramas, las cuales tenían un importante peso económico.

De esa forma quedaron expropiadas las tiendas Ten Cents, Sears, las empresas el Molino Harinero Burrus, Fundición Mcfarlane, la Firestone, la Goodrich, 

Canada Dry, Coca Cola, Minimax, el Ekloh, Abbot, Squibb, el Ferrocarril de Hershey y otras.

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Raúl García muere en un enfrentamiento a tiros con la policía en las calles de La Habana. 

1962

El guerrillero Juan Bacallao que había combatido en la guerrilla de “Campitos” es fusilado en Santa Clara, provincia de Las Villas después de intentar huir de la tiranía.  

[Algunas fuentes dan la fecha del 10 de diciembre para este fusilamiento]

1964

Andrés Lavilla es fusilado en Santa Clara, su hermano Enrique había sido fusilado el 18 de febrero en la Finca "Buena Vista" cerca del Condado en Trinidad, LV. 

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Miembros de la Policía Represiva G2, ametrallaron a cuatro cubanos -que según la radio del país- se encontraban asilados en el Embajada del Uruguay, ocasionando la muerte a uno de ellos e hiriendo gravemente a los tres restantes, con flagrante violación de la condición de asilados que tenían las víctimas de ese criminal ataque.  [27] 

Caso 10-X en los Archivos de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA.

1978

 Miguel León Cruz muere en la cárcel de Boniato, Oriente. 

1980

 Roberto Carmona muere en la prisión Combinado del Este. LH. . LH. No le fue dada la asistencia médica que necesitaba.

Nacionalizaciones 10-24-1969.jpg
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Rolando Valdés DWolf. 

Nos ha llegado la triste noticia del fallecimiento en la ciudad de Miami el pasado día 21 de nuestro hermano del Presidio Político Cubano Rolando Valdés D’Wolf.

Rolando participó en el alzamiento del DRE en Oriente dirigido por Alberto Muller en 1961 permaneciendo en prisión hasta la celebración del juicio 5 meses mas tarde en el que fué absuelto. Cuatro meses mas tarde fué arrestado en La Habana, enjuiciado y condenado por un tribunal castrista de La Cabaña a 6 años en la causa 133/62. Cumplió su condena entre La Cabaña, Boniato y El Mijial, estas dos últimas en la provincia de Oriente.

Los servicios fúnebres se llevarán a cabo el próximo domingo 27 de 4 pm a 12 pm en la Funeraria Maspons  7895 SW 40 St. Miami, Fl. 33155

Hasta su familia llegue nuestro mas sentido pésame.

Descanse en Paz.

Rolando Valdés D'Wolf.jpg

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Cómo destruyó Fidel Castro a la prensa libre en Cuba

“La objetividad es un mito de la civilización”

Por Víctor Manuel Camposeco el 10 enero, 2012

https://revistareplicante.com/como-destruyo-fidel-castro-a-la-prensa-libre-en-cuba/

Parte final

Dos

Fidel Castro

Desde el primer día de 1959 las tropas rebeldes se apropiaron de algunos diarios que no simpatizaban con Fidel Castro. Luego lo hicieron con todos los demás. Entre las primeras víctimas estuvo el periódico Alerta; en sus instalaciones se empezó a imprimir Revolución, reconocido desde el primer ejemplar como “el periódico de Fidel”, dirigido por Carlos Franqui (que años después desertaría). Su director, Ramón Vasconcelos, se asiló en una embajada antes de que Fidel lo metiera a la cárcel; pese a que Vasconcelos había sido su mentor en 1952 cuando Castro (colaborador de ese periódico) se lanzó como candidato a diputado. Las elecciones no se realizaron por el golpe de Estado de Batista en marzo de ese año. Como Alerta, talleres e instalaciones fueron arrebatadas a otros diarios que sirvieron para empezar a publicar Hoy, periódico del Partido Comunista, dirigido por Blas Roca. El diario Hoy no circulaba desde 1947. Los diarios restantes iban a desaparecer durante los siguientes dieciocho meses.

El 24 de octubre de 1959 el gobierno de Castro organizó la celebración de “el Día del Reportero”. Armando Hart, de 28 años, entonces ministro de Educación, se encargó del discurso oficial. Sus palabras no dejaron duda de lo que sucedería con la libertad de expresión, los periódicos y contra los chicos de la prensa. Les dijo Hart: “La objetividad es un mito de la civilización. La única base de la objetividad es aquella que refleja a la opinión pública. ¿Y dónde está la opinión pública? Cuando habla el doctor Castro lo hace en nombre del pueblo y por lo tanto expresa la opinión pública. Aquellos que ignoran la opinión pública defienden los intereses de la oligarquía”. Al día siguiente el periódico Revolución, al reproducir el discurso de Armando Hart, resumió aquella perorata, que se convirtió en una consigna, y en una amenaza policíaca: “Ser anticomunista es ser antirrevolucionario”.

Primer golpe

1960 se anunciaba mucho peor. Hasta entonces los editores y periodistas pensaban que la libertad de prensa en Cuba era un valor entendido y ya conquistado. Además había razones para pensarlo: la Revolución había triunfado con el indispensable apoyo de la prensa libre.

El discurso de octubre de Armando Hart, flotando sobre las salas de redacción, fue sólo el anticipo del siguiente capítulo, que llegaría dos meses después. 1960 se anunciaba mucho peor. Hasta entonces los editores y periodistas pensaban que la libertad de prensa en Cuba era un valor entendido y ya conquistado. Además había razones para pensarlo: la Revolución había triunfado con el indispensable apoyo de la prensa libre. Pero los periodistas estaban equivocados: el 26 de diciembre de 1959 Fidel Castro ordenó que las noticias y los comentarios que publicaba la prensa libre, es decir todos los diarios menos Hoy y Revolución, irían acompañados por “aclaraciones” de “los comités de prensa” del periódico. Así podrían “denunciar” si alguna noticia “era mentira” o que se publicaba “contra la voluntad de los trabajadores”. El diario Prensa Libre las llamó “coletillas” y así se conocen desde entonces. El escándalo fue mayúsculo, todos los periódicos libres protestaron. En ese momento ya estaban infiltradas las redacciones de sus periódicos por incondicionales del régimen y oportunistas que de otro modo no habrían logrado notoriedad en sus diarios. La prensa libre no pudo evitar que empezaran a publicarse las “coletillas”. Una de ellas, por ejemplo, junto a un editorial del periódico, decía así: “Los trabajadores de este periódico advierten que esta información ni se ajusta a la verdad ni cumple en lo más mínimo las más elementales normas periodísticas”. Por supuesto, jamás se dijo quiénes eran “los trabajadores” ni cuál la verdad a que se referían. Se llegó al grado de que algunos periódicos, para destacar el absurdo, publicaban un espacio en blanco donde debía aparecer una noticia o comentario, pero eso sí: iba acompañado por la obligada “coletilla” de “los trabajadores” que negaban la veracidad de algo que ni siquiera se había publicado. Las redacciones se habrán convertido en un manicomio. Una semana después el director del periódico Avance, Jorge Zayas, no pudo publicar un editorial porque se opusieron ciertos trabajadores. Un “comité de prensa libre”, con todo y el mote, exigió al gobierno revolucionario que confiscara el periódico por ser “contrarrevolucionario”. Lo que de inmediato sucedió: una turba tomó por asalto el periódico y se apoderó de las instalaciones. Jorge Zayas y sus dos principales colaboradores se asilaron en la Embajada de Ecuador; con sus familias abandonaron el país. Desde los diarios Revolución y Hoy se lanzó la consigna contra los demás diarios y periodistas “traidores” que querían libertad de prensa: “son contrarrevolucionarios”, se les acusó. Aquello era una locura, pero era apenas el principio.

Segundo round

Che Guevara

En marzo de 1960 la temperatura en las redacciones de los diarios de todo el país (más de sesenta), los más de veinte canales de televisión y las 106 estaciones de radio (24 de FM), subió a niveles insoportables. Luis Conte Agüero, de CMQ, la cadena radial y televisiva más importante, denunció durante un programa de televisión en La Habana el asalto contra la prensa libre. No obstante su amistad personal con Fidel Castro. El día 25 de marzo intentó leer durante su programa de radio una carta abierta a Fidel Castro, de previsible contenido. Una turba le impidió el ingreso a la estación, dirigidos nada menos que por el jefe de Seguridad. Estuvo cerca de ser linchado. Dos días después Raúl y luego Fidel Castro ya escuchaban en cuanta reunión encabezaban los gritos espontáneos de la claque: “¡Pa-re-dón!, ¡pa-re-dón!”, contra Conte Agüero. Apenas tuvo tiempo de correr a refugiarse a la Embajada de Argentina. De ser amigo de Fidel Castro, Conte Agüero cayó en desgracia muy pronto. El 8 de enero del año anterior había viajado de Buenos Aires a La Habana, en un avión requisado de Cubana de Aviación, con los padres del Ché Guevara. Como lo harían después en Cuba, celebraron a bordo del avión de Cubana el triunfo de la Revolución. También viajó con ellos aquel día Ricardo Masetti, el organizador de la reunión del Hotel Riviera, y en 1960 ya flamante presidente de Prensa Latina.

Días después de la escapada de Conte Agüero, Abel Mestre, dueño con su hermano Goar de la poderosa cadena radial y de televisión CMQ, fue al banco a depositar los cheques del salario de sus trabajadores y se encontró con que su cuenta no tenía fondos: “Los empleados sindicalizados decidieron confiscarla”, se le informó. Lo mismo se hizo con otros cuatrocientos empresarios a quienes se les dio quince días de plazo para “demostrar que no habían colaborado con Batista”. Por supuesto, todos se quedaron sin su dinero, porque de eso se trataba. Al día siguiente, el primero de abril, Goar Mestre entró a un estudio de televisión de CMQ desde el que se transmitía un programa llamado justamente Ante la Prensa y denunció lo que estaba pasando. Salió del estudio y con su hermano Abel corrieron a refugiarse a una embajada. De inmediato el gobierno tomó las instalaciones de CMQ. Así lo harían con todas las estaciones de radio y televisión que entonces había en Cuba.

Desde enero de 1959 se organizaron en Cuba diversas organizaciones encargadas de hacer el trabajo sucio entre la sociedad: las Brigadas de Maestros, las Milicias Estudiantiles y los Comités de Defensa de la Revolución, entre muchas más. Esos grupos, teóricamente organizados por militantes convencidos, estaban plagados de oportunistas, resentidos y logreros. El frecuente asalto a los medios electrónicos generó la creación espontánea de otro grupo de choque cuya tarea era hostilizar a los editores y periodistas de los medios libres y tomar edificios e instalaciones cuando fuera necesario, con la violencia que fuera necesaria. Se llamaba Frente Independiente de Emisoras Libres, ¿sus siglas?: FIDEL.

En cuestión de semanas los diarios pequeños que aún sobrevivían tuvieron que cerrar. Coletillas, intimidaciones, constante asedio oficial, cancelación obligada de anuncios comerciales, cuentas bancarias “confiscadas” y toma violenta de sus instalaciones, todo eso terminó con ellos. Quedaban en pie dos grandes periódicos, Prensa Libre, el de mayor circulación en Cuba y Diario de la Marina, de larga trayectoria periodística. Con ellos sobrevivía Bohemia, la legendaria revista fundada en 1908 y que había apoyado a Fidel Castro como ningún otro medio de comunicación.

Knockout

En abril de 1960, desde los periódicos oficiales Hoy y Revolución y la siniestra organización FIDEL, las exigencias de tomar por asalto los tres medios impresos que se mantenían en pie parecían incontenibles. Desde hacía meses las redacciones de los diarios también estaban infiltradas por agentes del Estado.

En abril de 1960, desde los periódicos oficiales Hoy y Revolución y la siniestra organización FIDEL, las exigencias de tomar por asalto los tres medios impresos que se mantenían en pie parecían incontenibles. Desde hacía meses las redacciones de los diarios también estaban infiltradas por agentes del Estado.

Diario de la Marina, el periódico conservador más influyente de Cuba y respetado por editores y público, que en su momento apoyó a Castro, tenía un edificio propio en La Habana, era “un señorial edificio de piedra” en la esquina de Paseo del Prado y la calle Brasil. El 11 de mayo publicaría un desplegado firmado por más de trescientos de sus trabajadores en apoyo a la defensa de la libertad de expresión. Avisados los integrantes de FIDEL por los infiltrados, la noche anterior una numerosa turba tomó por asalto el edificio y sus instalaciones, que en parte destruyeron. La policía se negó a intervenir. Al día siguiente, en la Universidad de La Habana, la ya domesticada Federación de Estudiantes Universitarios, FEU, encabezó una grotesca celebración: entre bufonadas y burlas sepultaron un ejemplar del último Diario de la Marina que se publicó. Por las páginas de Diario de la Marina habían pasado Pedro Henríquez Ureña, Miguel Ángel Asturias, Mariátegui, Borges, Alejo Carpentier y Lezama Lima, entre muchísimos más. Poco después la familia Rivero, dueños y administradores del periódico se exilaron. El “señorial edificio de piedra” le fue entregado, con sus talleres y oficinas, al periódico comunista Hoy. Se cerró así, violentamente, la vida del Diario de la Marina que entonces celebraba 128 años de haber sido fundado.

Humberto Medrano, subdirector de Prensa Libre, el periódico de mayor circulación en Cuba, publicó un texto al día siguiente:

Es doloroso atestiguar el funeral de la libertad de pensamiento en un centro dedicado a la cultura […] Porque lo que fue sepultado anoche [en la Universidad] no fue un periódico. Simbólicamente fueron enterradas la libertad de pensamiento y expresión. Colofón obligado de ese acto ha sido el comentario del periódico Revolución. El título de ese comentario lo dice todo: “Prensa Libre en el camino de La Marina”. No tenían que decirlo. Todo el mundo lo sabe.

A finales de mayo de 1960 Prensa Libre ocupaba su nuevo edificio de seis pisos, recién construido. Allí tenían las rotativas más modernas de la industria, también nuevas. Una inversión de tres millones de dólares, “de aquéllos”. El último piso estaba desocupado aún porque lo pensaban utilizar para una estación de radio que se llamaría Radio Libre. Una noche, sin mediar anuncio, llegó Fidel Castro a las oficinas de Prensa Libre. Les llevó un regalo: una fotografía suya con una efusiva dedicatoria para los trabajadores. “¿En dónde la vas a colgar?”, le preguntó al subdirector Humberto Medrano, único directivo que allí se encontraba. Después Castro le dijo que quería conocer las nuevas instalaciones del periódico. Humberto Medrano se las mostró piso por piso. Cuando llegaron al sexto Castro preguntó por qué estaba vacío, Medrano le contestó que aún no sabían para qué sería utilizado. Fidel le dijo:

—Yo creo que aquí en este piso quedaría muy bien el Ministerio de Información, Humberto. ¿Qué opinas? ¿Te parece buena idea?

—No, comandante, no me parece buena idea —le contestó Medrano.

Castro se le quedó viendo sin hacer comentario alguno, dio media vuelta y así terminó la visita. En silencio bajaron los dos hasta la calle y Castro fue directo a su automóvil. Se paró junto a la portezuela trasera sin dejar de ver a Medrano, como esperando a que le abriera la puerta. Medrano se paró frente a Castro, pero no hizo más. Así permanecieron ambos, por unos segundos, callados, uno frente al otro, hasta que un ayudante se acercó y le abrió la puerta a Castro.

—No le falles a la Revolución —le dijo a Medrano, sin dejar de mirarlo.

—No le falle a Cuba, comandante.

Castro cerró la portezuela y se fue, con su numerosa comitiva.

El 4 de julio, por la noche, la turba FIDEL tomó por asalto las instalaciones de Prensa Libre. Medrano abandonó el edificio, la calle pululaba de activistas. Uno de ellos intentó detenerlo, vociferando comentarios para la ocasión, pero otros se lo impidieron. Medrano montó en su auto y se fue a pedir asilo a la embajada más próxima, la de Panamá. Acaso recordó durante el trayecto las seis veces que la policía de Batista lo detuvo, antes del triunfo de la Revolución, para interrogarlo, por publicar comentarios que disgustaron al dictador de entonces. Días después Humberto Medrano, escoltado hasta el aeropuerto por el embajador de Panamá, salió con su familia en un vuelo comercial a Miami. Esa misma semana consiguió trabajo de taxista. Pronto empezó a escribir para un periódico local y se dedicó desde entonces a luchar por el respeto a los derechos humanos en Cuba. Tiene 85 años de edad.

Bohemia era a finales de los años cincuenta la revista más importante de Latinoamérica. Fundada en 1908, la dirigía entonces Miguel Ángel Quevedo, hijo del fundador. “Bohemia informaba cuando informar era peligroso”, dijo en 2008 Humberto Medrano. La primera entrevista que concedió Fidel Castro a un medio de comunicación cubano, en la Sierra Maestra, fue a Bohemia. La revista envió a Agustín Alles Soberón, quien también entrevistó al Ché. Los editoriales, reportajes, fotografías y los artículos a favor de Fidel Castro, de Alles Soberón y luego de otros, ocuparon decenas de páginas de la revista. El mismo Fidel Castro publicó en Bohemia. Recién llegado al poder Fidel Castro visitó las instalaciones dela revista. Aquello fue una fiesta, de la que se publicó un amplio y orgulloso reportaje en el propio semanario. La valiente actitud editorial de Bohemia frente a Batista, en defensa de la libertad de expresión y en apoyo a Castro, fue la más destacada de entre todos los medios de comunicación.

El 15 de junio de 1960 Fidel Castro celebró el Día de la Libertad de Prensa.

Seis días más tarde, quizá un año después de aquella fiesta con Fidel en las instalaciones de Bohemia, la enloquecida turba FIDEL tomó por asalto los talleres y las oficinas de la revista. Miguel Ángel Quevedo se asiló en la Embajada de Venezuela. Se suicidó en Caracas en 1969. ®

Fuentes

Miguel Barroso, Un asunto sensible [Barcelona: Mondadori, 2009]; Juan Clark, Cuba Mito y realidad [Caracas: Saeta Ediciones, 1990]; Pedro Corzo et al., Guevara. Misionero de la violencia [Miami: Ediciones Memorias, 2008]; Carlos Ripoll, “La prensa en Cuba: 1952-1960”, en The Selling of Fidel Castro [New Brunswick: Transaction Books, 1987]; Hugh Thomas, The Pursuit of Freedom [Nueva York: Harper and Row, 1971]; para las entrevistas a Luis Conte Agüero y Humberto Medrano, el 10 de junio 2011.

Nota

* Histórico líder comunista cubano, delfín de Jruschov después de la crisis de los misiles de 1962. Por las graves diferencias que surgieron entre el premier soviético y Fidel Castro parecía llamado a suplirlo. Castro no le dio tiempo a Jruschov de pensarlo mucho y en 1964 acusó a Ordoqui de ser “agente de la CIA”; le dictó prisión domiciliaria de por vida, murió en 1973.

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