LA ACCION LIBERTADORA RECAE SOBRE LOS PUEBLOS OPRIMIDOS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Los resultados de las elecciones en los Estados Unidos auguran la posibilidad de grandes cambios en la política interna como en la exterior de la nación americana. La contundente victoria del republicano Donald Trump sobre la demócrata Kamala Harris concede al nuevo presidente electo la posibilidad de implementar sustanciales cambios en la política interior y exterior, máxime cuando el Partido Republicano ganó la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes.
Obviamente, tal situación deja grandes interrogantes en el ambiente, pues está claro que una cosa es el discurso electorero de un candidato y otra las medidas y políticas que adopta una vez asume el poder.
En la práctica, el cumplimiento de las promesas hechas por un candidato a un puesto electivo durante la campaña electoral suele quedar limitadas, enmendadas o descartadas una vez se asume el poder. Las razones pueden deberse a distintos factores, entre ellos pudiéramos mencionar los siguientes:
- Las leyes vigentes que regulan al país, las cuales limitan y hasta impiden su implementación.
- Los factores y circunstancias reales que permean el ambiente político, social y económico de la nación, así como los intereses y circunstancias que ocurren el ámbito internacional.
- Los intereses reales del nuevo incumbente, más allá de los expresados en la contienda electoral.
- Los compromisos previos hechos con los elementos más allegados que contribuyeron a la victoria electoral.
- Las intenciones reales del vencedor en las elecciones, unas que se dejaron ocultas por conveniencia o estrategia política y otras ya anunciadas, las cuales pueden tener variaciones en su aplicación por conveniencia política o por circunstancias ajenas a los deseos del vencedor.
Las acciones del nuevo incumbente de la Casa Blanca están por verse. Aunque algunas pueden preverse desde la perspectiva del trasfondo político-ideológico del nuevo presidente electo.
En lo que atañe a los intereses del pueblo cubano, cuyos exiliados naturalizados ciudadanos norteamericanos votaron abrumadoramente por Donald Trump, así como los venezolanos y nicaragüenses exiliados, existe la expectativa de que Donald Trump adoptará una política internacional de mano dura contra las dictaduras pro-comunistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pero, sería poco probable, a juzgar por las circunstancias del entorno internacional actual, que tome acciones directas encaminadas intervenir para derrocar tales tiranías.
Aun así, si el presidente electo Donald Trump desarrollase un programa políticas y medidas fuertes contra las tiranías de Cuba, Venezuela y Nicaragua, ayudarían mucho a los opositores de esos países en sus luchas para lograr la libertad de sus respectivos pueblos. Del mismo modo, también ayudaría, si el nuevo gobierno de los Estados Unidos diera sustanciales apoyos directos y efectivos a los opositores de dichos países, más allá de los discursos publicitarios que todo gobierno políticamente suelen realizar.
Por lo pronto, las acciones venideras de parte del nuevo incumbente de la Casa Blanca nos darán la pauta de lo que está por venir en cuanto al apoyo y solidaridad para con los opositores de dichas dictaduras.
Por tal razón, la libertad de los pueblos oprimidos --- Cuba, Venezuela y Nicaragua – no debe quedar sujeto a las políticas y acciones de terceros países, sino que han de estar basadas en la acción y la decidida voluntad de los pueblos en contra de sus opresores.
Si nos apoyan, bien, pero si no nos apoyan o si las ayudas son insuficientes, la lucha ha de continuarse a toda costa, porque primordialmente, la obra, el deber y acción libertadora, recae sobre los pueblos oprimidos, que son la parte verdaderamente dolida e interesada en alcanzar la libertad.
San Juan, Puerto Rico a 10 de noviembre de 2024
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