Un día como hoy, Julio 14, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1959.
Pedro Luis Díaz Lanz, exjefe de la Fuerza Aérea Revolucionria de Cuba denuncia ante una comisión del Senado de los EU, que Fidel Castro está comprometido en la instauración de un régimen comunista en Cuba.
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Las autoridades militares de Pinar del Rio, detuvieron por conspiradores a José Caridad Collado, Orlando Valdés Blanco, Lázaro Santos, Abelardo Pérez Méndez, Rolando Cacheiro, Inocencio Arce Blanco, José Pérez Méndez, Pedro Garda Esperón, Francisco Rodríguez y Jose Veitía.
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Ramón Turro, miembro de las Fuerzas Armadas de Cuba antes de la toma del poder por Fidel Castro es fusilado en Manzanillo, provincia de Oriente.
1960
Salen clandestinamente de la isla Orestes Guerra, presidente de la Escuela de Ciencias Comerciales de la Universidad de la Habana. Este fue el primer dirigente de la FEU en romper con el régimen castrista. El comandante Benjamín Camino también salió de Cuba en la misma exfiltración. Camino integraría mas tarde el Estado Mayor del Frente Revolucionario Democrático. Esta exfiltración fue organizada por Enrique Ros y Segundo Miranda, dirigentes de la organización anticastrista Movimiento Demócrata Cristiano.
1962
La guerrilla que dirige Oliverio Ibáñez Cadalso sostiene un combate con las milicias castristas en la finca La Rosa, cerca de Topes de Collantes. Las tropas castristas sufrieron varias bajas.
1965
Juan Manuel Rivera Pérez es fusilado en el castillo de San Severino, Matanzas. Estaba alzado en las guerrillas que operaban en la zona noroeste entre las provincias de Las Villas y Matanzas y había sido capturado el 4 de septiembre de 1964. Su hermano Edilio murió en prisión. La familia Rivera tuvo 12 miembros que murieron en combate o fueron fusilados.
[Fuente: Agapito Rivera Milián. Lucha en los campos de Cuba. Contraportada exterior. 2014]
1970
Carlos Torres es acusado de conspirar contra los poderes del estado y fusilado en Camagüey.
1984
Alberto Rodríguez Rodríguez es acusado de sabotaje y fusilado en la fortaleza de la Cabaña de la Habana.
REPRESORES CUBANOS VIVIENDO EN EU.
Fotos e informaciones tomadas de la página Represores Cubanos de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba.
La Fundación invita al público a consultar la lista completa y a informarse sobre estos casos a través de su página web: https://represorescubanos.com/repressors?repressor-name=(en%20EE.UU.)
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Las Primeras Presas Políticas Cubanas.
Albertina O'Farrill (XII)
Testimonio tomado del libro Todo lo dieron por Cuba, de Mignon Medrano, Miami, 1995.
Alberto O'Farrill y Álvarez, abogado y notario, era poseedor del último mayorazgo que ostentó su padre como descendiente del rey de Irlanda. Con la fortuna familiar en ruinas tras la guerra de independencia, se dio a la tarea de trabajar y propiciarle estudios a sus cinco hermanos. Alberto y su primo Miguel Ángel de la Campa, diplomático de carrera, establecieron su propio bufete. Eventualmente trabajaron en la Liga de las Naciones y juntos firmaron el Tratado de Paz de la Primera Guerra Mundial.
Toda la familia regresó a Cuba para el nacimiento de la primogénita, Albertina O'Farrill. Además de una esmerada educación en Cuba y Estados Unidos, Albertina creció en un ambiente refinado y culto, como una señorita de la alta sociedad que era. Nadie entonces hubiera imaginado que sus viajes y relaciones a niveles monárquicos y diplomáticos, un día servirían para salvarle la vida a cubanos ricos y pobres, en particular a miles de niños.
Cuando Fidel Castro toma el poder, en enero de 1959, Albertina era la secretaria particular del entonces ministro de Defensa, su tío y padrino, Miguel Ángel de la Campa. Había trabajo con él en el Ministerio de Estado y viajado a eventos oficiales en varios países, entre ellos México, donde vivió cuatro años y ayudó activamente a los franceses libres durante la Segunda Guerra Mundial. A su regreso a Cuba, contrajo matrimonio con el joven médico Rafael Montoro y continúa una intensa vida colmada de actividades sociales y obras benéficas, pero su trayectoria anterior y su carácter inquieto la mantienen al tanto de la política de Fidel Castro.
Un ex presidente colombiano y amigos diplomáticos, le cuentan detalles de hechos de sangre relacionados con Fidel Castro, como su participación en el Bogotazo, el asesinato del líder estudiantil Manolo Castro y el asalto al cuartel Moncada, entre otros. En sus frecuentes viajes a Washington, se reúne con grupos de cubanos y americanos, alertando del peligro que representaba Fidel Castro, tanto para Cuba como para Estados Unidos. Los rosarios colgados en los cuellos de los barbudos de la Sierra Maestra no la engañarían. No obstante y a pesar del éxodo masivo de cubanos, Albertina decide permanecer en Cuba con su madre y sus tres hijos. Las amistades enraizadas a lo largo de su existencia, en su país y en el exterior, servirían ahora para salvar vidas.
Los excesos cometidos por los líderes de aquella revolución "más verde que las palmas", teñían con sangre cárceles, calles y campos. Su esposo permanecía como embajador de Cuba en Holanda, pero la distancia termina por destruir el matrimonio. Asesorada por amigos y sacerdotes, con su corazón desgarrado, Albertina accede a poner a sus hijos a salvo, enviándolos a vivir con su padre y su nueva esposa, Katherine Caragol, mujer de extraordinarias cualidades humanas, quien se convirtió en comprensiva madre para sus tres hijos. Mientras, en la Isla, Albertina protegía a los hijos de otras madres y sus amigos diplomáticos cuidaban de ella, cada vez más involucrada en la contrarrevolución.
Desde el mismo 1 de enero de 1959, comenzó a exiliar niños clandestinamente en la operación iniciada por Pancho Finlay y su esposa Bertha de la Portilla y que luego, bajo el nombre de Pedro Pan, continuarían de forma más estructurada Polita y Mongo Grau. Gracias a embajadores de Suiza, Bélgica, Brasil y Holanda y al encargado de negocios de España, que entonces no tenía embajador, y otros diplomáticos occidentales, pudo interceder y salvar las vidas de muchos condenados al fusilamiento. Por medio del embajador de México logró que a los hermanos Grau Sierra les fuera conmutada la pena de muerte por una sentencia de 30 años.
Un antiguo pretendiente, José Enrique Cucú Bringuier, recién salido de prisión, visita a Albertina para llevarle recados de su primo preso, el abogado y diplomático Andrés Vargas Gómez, nieto del generalísimo Máximo Gómez. Tambien le lleva peticiones de ayuda de varios presos para salir del país. Albertina lleva a Bringuier a varias embajadas y a la nunciatura papal. Reverdece aquel primer amor adolescente y contraen matrimonio.
"En 1964 comienzan a caer los nuestros. Agarran a José Luis Pelleyá, Alberto Belt, Polita Grau y Magocita Calvo. Mis amigos me aconsejaban asilarme, pero traté de seguir siendo útil en la calle. El 27 de abril de 1965 caigo presa y me celebran juicio dos años más tarde, algo inaudito. Como no confieso nada, no acepto los delitos que me quieren imputar y al no poder probarme nada, me condenan 'por convicción', un crimen peor que atentar contra la vida de Fidel. Me tuvieron seis meses en la Seguridad del Estado y año y medio en la cárcel de Guanajay. El mes y medio que me tuvieron incomunicada en la Seguridad fue algo espantoso.
"Sin saber cuándo era de día o de noche, me decían que mi padre estaba preso, que mi esposo había sido fusilado, que iban a atentar contra mis hijos en Miami... Cuando me sacaban de allí para interrogatorios, parecía una loca, llevaba semanas sin bañarme, sin peinarme con los pelos parados, llena de morados en todo el cuerpo porque no eliminaba líquidos. Me llevaban al piso de los hombres donde todos los inodoros estaban tupidos para que orinara cuando no tenía deseos y viceversa. A veces orinaba, pero no podía dar de cuerpo. Contraje hepatitis, uno de los guardias me decía que me iba a pudrir, que me estaba muriendo. El único que me ayudó fue un médico de la Seguridad del Estado de apellido Márquez. Pero no lograron que hablara ni delatara a nadie.
"Mis carceleros sentían un odio visceral contra lo que ellos llamaban 'mi clase', pero poco a poco fueron dándose cuenta de que habían sido engañados. Tras 12 años de conducta intachable en la cárcel y dos más en arresto domiciliario, sin ceder a presiones, aprendieron a respetarme. Y cuando salí, yo que hablaba hasta por los codos, había aprendido a ver, oír y callar. A no compartir la causa de Cuba con quienes no la amaban, no la entendían o no la querían entender".
El confinamiento a que estuvo sometido Albertina O'Farrill durante dos años la afectó mucho. El aislamiento, la falta de higiene y atención médica y la pésima alimentación, dejarían una huella indeleble en su salud, Durante su encarcelamiento comió harina con gusanos y gorgojos, padeció glaucoma, hipertensión, envenenamiento de la sangre y un coma hepático, entre otras enfermedades. De embajadora a presa política, libro autobiográfico que recoge en detalle su extraordinaria trayectoria, es un documentado testimonio.
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