martes, 9 de diciembre de 2025

Un día como hoy, diciembre 9, en nuestra lucha contra el castrismo.

Un día como hoy, diciembre 9, en nuestra lucha contra el castrismo.

Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió al comunismo.

Comparta estas efemérides. Gracias.

PROHIBIDO OLVIDAR.

1959

Un Tribunal Revolucionario impuso 30 años de prisión a Rafael del Pino Siero.

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1960

Rogelio González Corzo y Manuel Guillot Castellanos entran clandestinamente a Cuba con el propósito de preparar las fuerzas del clandestinaje que apoyarían el desembarco de Playa Girón.

1961

La familia opositora Cardona; padre, madre y dos hijos (5 y 6 años) son asesinados por el G2 en el Central Esmeralda, provincia de Camagüey.

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Un Tribunal castrista de Santa Clara, provincia de Las Villas, condenó a Salomón Albis Riveri, Pedro León García. Sergio Fernández Linares, Javier Crespo Vernier y Manuel Juantorena a 9 años de prisión y a Francisco Hernández Ruz, Armando Paz Alarcón, a cinco años. También fueron sancionados en la misma causa Irene Emilia González Alarcón, Blanca Pérez Álvarez y Ernestina Vera Almeida.

1962

Ramón Frontela Rodríguez, Juan Mesa, Maximiliano Monroe y Abel Suárez son fusilados en Manguito, provincia de Matanzas.

1964

Anildo Moreno es fusilado en La Cabaña.

1966

Eddy Álvarez Molina muere de un tiro en el cuello durante un tiroteo al Bloque #31 de trabajos forzados para presos políticos en Isla de Pinos. En la balacera fue herido en la cintura Danny Regino Crespo que murió posteriormente, el 24 de diciembre, en El Castillo del Príncipe en La Habana. También fueron heridos Rolando Alemán en la cabeza y Parada Rascaeta en la pierna, posteriormente al llegar el Bloque de Trabajo al Edificio #5 del Reclusorio hubo más tiros por parte de la guarnición en la Planta Baja donde fueron heridos Sanabria, Rolando Gastón Gastón "Atila", Atilano Gámez y Mario Figueredo "Mayimbe" a quien el cabo "El Cojo" Almanza le sacó un ojo cuando lo agredía con la bayoneta.

1967

Rafael Martínez López y Ernesto Rodríguez mueren en los interrogatorios en el G-2 de La Habana.

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El Presidio Político Cubano       Testimonios de presos políticos cubanos

Mayo 22, 2014

El Paredón                    Por Byron Miguel

El régimen castrista ha hecho de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña una joya arquitectónica para exhibir a los turistas extranjeros, se celebran congresos, hay un museo, se ofrece un espectáculo nocturno con antorchas para efectuar el tradicional cañonazo de las nueve de la noche y es la sede de la Feria del Libro. Ha habido una pretendida restauración y se la presenta como la mayor fortaleza que construyó España en América.

La edificación comenzó a construirse inmediatamente después de terminada la ocupación de la Habana por los ingleses con el objetivo de tener una defensa adecuada para evitar otro desastre, pero nunca llegó a estar involucrada en ningún conflicto bélico.

En realidad el verdadero valor histórico de la fortaleza es haber sido durante diferentes etapas de nuestra historia una prisión donde se han encarcelado y se han fusilado a presos políticos, tanto en la época colonial como en la republicana, pero sobre todo en la década de los sesenta; eso es lo que le da verdadera notoriedad y algún día habrá de hacerse una verdadera restauración: con las galeras atiborradas de literas; la capilla con los recuerdos de los fusilados, y conservar ¿por qué no? el despacho del aventurero argentino con su firma en las condenas de muerte. Pero lo más importante de todo sería situar y reconstruir el «palo».

Un poste de poco más de un metro y medio de altura y unos 10 centímetros de diámetro pintado de negro, señalaba el lugar donde situaban a los condenados a muerte momentos antes de su fusilamiento; servía además para amarrar a la víctima. A pesar de su simplicidad era muy impresionante cuando uno lo miraba, porque parecía tener vida. El «palo» constituía el siniestro emblema de la dictadura y la opresión.

Estaba situado junto a la pared interna del foso que rodeaba a la fortaleza propiamente dicha, a pocos metros del puente que llegaba a la puerta de entrada.

Hoy el centro de entretenimiento que se ofrece a los turistas y a los escolares cubanos raya en la obscenidad es como si se hubiese construido en Treblinka, en Auschwitz o en algún otro de los campos de concentración nazis, un parque de diversiones para esconder su triste y tenebroso pasado.

Llegará el día en que se haga verdadera historia y se levante en el lugar un gran monumento que recuerde a los héroes que fueron víctimas del castro-comunismo

 

Mayo 22, 2014

Las Cabañitas           Por Manuel Barba

Durante el segundo año de la dictadura castrista se utilizaron varias construcciones aledañas para establecer un centro de seguridad para interrogar a detenidos por causas políticas o como decían ellos, delitos contrarrevolucionarios.  Ese conjunto de casas estaba situado en la 5ta. Avenida y calle 14 en la barriada de Miramar.  Casas confiscadas a sus legítimos dueños quienes o abandonaron el país o fueron a su vez detenidos, sancionados, y sus propiedades confiscadas.  El organismo represivo que se ocupaba de esas labores era la incipiente Seguridad del Estado, primeramente, conocida en 1959 como el DIER, Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde, popularmente conocido como G-2, uno de los departamentos del ejército dedicado a inteligencia e investigaciones. Este complejo de edificios se encontraba frente por frente a la residencia del expresidente de la república Dr. Ramón Grau San Martín, quien vivió allí hasta su fallecimiento en 1969.

Dentro del complejo había varias celdas que albergaban grupos de detenidos, alrededor de 10 presos en cada una.  Estas celdas se habían construido modificando las habitaciones y demás espacios de las casas originales y asegurándolas con barras de metal.  Existían también varias oficinas administrativas y pequeños cubículos que servían para interrogar a los detenidos.

Todo parece indicar que a partir de las multitudinarias detenciones de opositores que se realizaron a partir del desembarco de Playa Girón, arribaron a Cuba oficiales de la seguridad del estado checo para entrenar debidamente a los guardias de seguridad cubanos. Es posible que hayan llegado también oficiales de la Stassi, la seguridad de la RDA.  Una de las primeras medidas que se tomaron entonces fue establecer un centro de detención diferente.  Los detenidos seguían siendo conducidos a 5ta y 14 pero ahí se establecía si el detenido requería ser conducido a un nuevo lugar secreto que luego fue designado por los presos como Las Cabañitas.  La primera característica de Las Cabañitas era su condición de clandestinidad. Era un lugar desconocido al que se conducía a los detenidos sin que pudieran ver a donde eran llevados.  En mi caso particular, después de llevar dos semanas aproximadamente en 5ta y 14 me llamaron una noche, alrededor de las 11:00 p.m. y me condujeron al lote de aparcamiento del centro.  Allí estaba estacionado un jeep marcado como un vehículo del Ministerio de Salubridad.  Abrieron la puerta del fondo, me envolvieron la cabeza con una toalla, me acostaron en el piso del jeep, me cubrieron con una colchoneta y me mantuvieron pegado al piso del auto presionando mi cuerpo con sus botas.

Después de un buen rato de viaje, sorteando numerosas curvas para despistar la verdadera dirección del recorrido, el jeep se detuvo y los dos guardias me sacaron del carro, siempre con la toalla alrededor de la cabeza.  Así me condujeron hasta que abrieron una puerta, me hicieron entrar y me dijeron que me quitara la toalla.

Era un pequeño cuartito, más bien un closet grande, de unos dos metros de ancho por dos y medio de fondo, sin ventanas.  Un bombillo en el techo que nunca apagaban.  Para dormir el suelo sin más nada.  En la puerta una pequeña ventanilla por la que el guardia observaba al detenido.  Cuando uno tenía ganas de orinar tenía que llamar al guardia que por la ventanilla te alcanzaba una lata con un mango de madera. Cuando había necesidad de ir al inodoro había que caminar con la cabeza cubierta por un capuchón hasta un pequeño excusado donde había que hacer las necesidades sin quitarse el capuchón.  Las comidas las pasaban también por la ventanilla. Las únicas salidas eran para acudir al cuarto de los interrogatorios, el recorrido de ida y vuelta había que hacerlo encapuchado y guiado por un guardia.

En la galería donde yo estaba habría otras diez «cabañitas» Nunca las pude ver, pero las voces de los detenidos hablando con los guardias daban fe de su existencia.

Era casi imposible determinar dónde estaban situadas las «cabañitas», pero al cabo del tiempo, hablando con otros presos que habían estado en ese lugar, intercambiamos opiniones y memorias sobre donde pudieran estar ubicadas.  Yo, por ejemplo, recuerdo que a la segunda o tercera noche de estar allí se escucharon gritos lejanos y ruidos como si hubiese algún disturbio.  Meses después me enteré que por la fecha en que había oído los gritos había habido disturbios y protestas en el pueblo del Guatao, por lo que con esa pista y algunas más proporcionadas por otras víctimas fuimos atando cabos y determinamos que Las Cabañitas estaban en la carretera del Guatao, cerca de Punta Brava. Años después haciendo un estudio topográfico de la cárcel de mujeres de Nuevo Amanecer, antigua casa de campo del compositor Ernesto Lecuona, me acerqué a la carretera y a unos 250 metros vi una casa que tenía todas las características de Las Cabañitas, aunque para esa fecha hacía ya bastante tiempo que las habían dejado de utilizar.

El uso de un centro clandestino para «procesar» detenidos les daba a los agentes de la seguridad grandes ventajas, pues podían tener a los presos aislados todo el tiempo que quisieran sin que nadie supiera donde se encontraban. La desorientación que producía el hecho de no saber el lugar en que se estaba influía desde el principio en el estado de ánimo del preso.

La falta de higiene y algunos casos la completa desnudez en que se mantenía al detenido creaban una sensación de indefensión y de inferioridad manifiesta, pretendían con ello algo así como convertirnos en un animal que tiene que seguir y obedecer al amo soportando además amenazas y violencia física.

Los interrogatorios y las comidas no tenían un orden definido estas últimas podían estar separadas por un par de horas o doce. La luz de la celda siempre estaba encendida y no se sabía cuándo era de noche o de día, ni el tiempo transcurrido. En este aspecto la desorientación era total.

Las amenazas de fusilamientos eran muy creíbles, y en ocasiones hasta había escenificaciones donde se montaba un «paredón» con la intención de amedrentar al detenido.

A veces se prohibía echarse en el piso y había entonces que mantenerse de pie y sin poder dormir, con un guardia dando voces durante el tiempo que estimaran conveniente, de este modo el estrés físico potenciaba al síquico.

Todo esto en medio de una soledad total, días y más días sin fin, a merced de carceleros todopoderosos; temiendo que se podía «desaparecer» sin mayores consecuencias, pues ni los familiares más allegados tenían idea de donde podíamos estar. Era la maquinaria trituradora del estado marxista-leninista tratando de destruir a los que osaban oponérsele.

Mi estancia en las cabañitas se extendió por 18 días, de ahí fui trasladado a la Prisión de la Cabaña y allí comenzaría una nueva etapa de represión.

 

Mayo 22, 2014

El presidio político cubano

En la Cuba futura habrá que hacer historia; el totalitarismo castrista no ha permitido en más de medio siglo dar a conocer hechos que necesariamente saldrán a la luz cuando llegue su inevitable final.

Los testigos que aquí escriben son sólo eso, simples testigos que presenciaron y padecieron en carne propia los acontecimientos que a continuación se relatan y que en un futuro serán conocidos.

El contenido de lo aquí descrito es un tema tabú para muchos intelectuales bien intencionados que escriben sobre Cuba; creen, en el mejor de los casos, que presentar esta realidad del régimen castrista los priva de objetividad y que en definitiva ya nada pueden remediar; muertos, presos políticos y atrocidades deben de ser soslayados para poder ir a Cuba, ser recibidos y entrevistarse con los funcionarios que les asignan. Otros, no tan bien intencionados, que sustentan principios ajenos a la izquierda democrática a la que dicen representar, se resisten a tener en cuenta las «exagera-ciones de burgueses ricos y explotadores que perdieron sus privilegios»; entre estos viajeros se destacan los aprendices de «máximo líder», que ven en el sistema político imperante en Cuba el ejemplo más acabado y eficaz de cómo mantenerse indefinidamente en el poder.

Es oportuno aclarar que la inmensa mayoría de los presos políticos cubanos era gente joven, de clase media, obreros y campesinos, que no habían luchado por sus intereses materiales. Su lucha fue por los principios y derechos que el régimen iba conculcando con el ejercicio de su poder totalitario, y que a la postre traería como resultado el empobreciendo toda la sociedad cubana.

Por otra parte, cuesta creer la poca información que tiene el exilio de lo acontecido a los presos políticos, a pesar de lo que se ha escrito ya sobre el tema. En la década de los sesenta los exiliados carecían del poder económico y mediático que hoy tienen y el tema no tuvo la difusión que merecía, más tarde era comprensible aquello de que había mucha miseria en el mundo para leer sobre más miseria y horrores; en realidad eran y son lecturas difíciles, pero lamentablemente los abusos, atropellos y crímenes tienen su triste historia, están vigentes y siguen su curso; no se pueden olvidar.

En cuanto a los cubanos que residen en la Isla; la ignorancia sobre el tema, en especial entre la población menor de sesenta años, es prácticamente total.  No es una exageración, es la realidad. El régimen ha sido sumamente habilidoso para ocultar estos hechos y evitar que lleguen al conocimiento del pueblo.

En la actualidad los nuevos medios de fotografía y comunicación electrónica hacen más difícil ocultar lo que ocurre; por lo menos en el exterior. Hoy, la huelga de hambre de un disidente puede ser seguida e informada en detalle por la prensa internacional; en la época que relatamos solamente los familiares más cercanos a las víctimas podían tener cierta información de lo que sucedía y por supuesto no estaban dispuestos a correr el riesgo que acarreaba el dar a conocer esa información; en el caso de las huelgas de hambre el gobierno podía dejar morir a los huelguistas sin mayores consecuencias.

Hemos sido muy cuidadosos, casi escrupulosos, en atenernos objetivamente a los hechos, no los hemos decorados con falsas atrocidades, pero nos hemos reservado el derecho de emitir juicios personales ante algunos de ellos.

Los testimonios individuales que aquí aparecen pudieran ser avalados por miles de seres humanos que sufrieron en circunstancias semejantes. Paradójicamente lo masivo del proceso lo desdibuja y hasta lo trivializa, son tantas las víctimas que se convierten en una masa anónima; es difícil individualizar o destacar, no podría-mos tomar un mártir concreto como bandera porque son muchos los que merecen ese honor.

Con lo aquí expuesto queremos globalizar el conocimiento de la tragedia de nuestro pueblo para que sirva como experiencia de lo inconcebible. No pretendemos exacerbar con ellos pasiones revanchistas que dificulten la necesaria reconciliación entre los cubanos, todo lo contrario, nuestro objetivo, nuestro deseo más profundo es que esos tristes acontecimientos no se repitan.

Presidio de Isla de Pinos.jpg


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