lunes, 1 de febrero de 2010
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Por: Eduardo E. Rodríguez Candelario
Comunicador del OCPI
Si la mayoría de los cléricos Católicos fueran verdaderos hombres de Dios, estuvieran, en su mayoría, languideciendo en las masmorras carcelarias de la dictadura.
Según Cubamatinal, al hacer mutis la jerarquía esclesiástica de Cuba, están asumiendo una de las postura, contrarias, que describe en: San Marcos 8:35 "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará." En éste caso la iglesia a tomado la determinación de querer salvar sus vidas.
También la biblia dice: San Mateo "6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas." En éste caso los jerarcas han tomado el lado de la maldad y, rechazado la clase sufrida del pueblo cubano, lo que Jesús describe como "hipócritas".
Versículos: San Mateo 5:8 "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios."
"6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan."
6:20 "sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan."
6:21 "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón."
7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
7:14 "porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan."
10:32 "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos."
10:33 "Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos."
Todas éstas parábolas han juzgado y sentenciado ya, a la jerarquía esclesiástica, quien tiende a callar, por mantenerse agraciado con un sistema ateo y diabólico, a la perdición eterna.
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