miércoles, 3 de marzo de 2010
El “delincuente común” Orlando Zapata Tamayo
Por: Frank Rodríguez
El régimen común de Cuba, que no deja ni a los muertos descansar en paz, alega que Zapata era un preso común, que, de hecho, todos los presos en Cuba son comunes.
Es cierto que en Cuba es común que la gente común y corriente se meta en problemas pues todo le es prohibido. Es igualmente cierto que los presos de toda índole sufren problemas en común.
Lo que no es ni cierto ni común es que un delincuente común se declare en huelga ni mucho menos hasta la muerte. Un delincuente común, comúnmente, se deleita en aprovecharse de la sociedad. En la carrera de delincuente y en la carrera de descarado, los dos primeros años son las mismas asignaturas.
No había nada ni de delincuente ni de común en Orlando Zapata Tamayo. Habiendo nacido bajo el adoctrinamiento comunista fue Obrero Ejemplar participando en todas esas idioteces que tienen que hacer los de la religión comunista. Con el tiempo se fue dando cuenta él sólo de que ese no era el camino. Fue alguien excepcional, no común.
Y además, ¿desde cuándo un régimen, por militar que sea como este, puede dejar morir a un preso común? Si lo hubiese matado otro reo súbitamente, pudieran hacer un cuento más coherente, aunque seguiría siendo la responsabilidad del gobierno. Pero la muerte por inanición es lenta, pública, y los gobiernos civilizados acomodan las peticiones de los huelguistas, que en este caso eran simples—mejor trato médico a los inocentes como él.
Las explicaciones del régimen castrense carecen de sentido común, el sentido menos común entre los que no tienen que vivir en la realidad pues se adoctrinan mutuamente.
Y la Posición Común de Europa no tiene sentido común en su falta de aplicación. Una posición que no se aplica carece de sentido común por igual.
Cuba no es un país común ni corriente. Bajo el comun-ismo lo que es norma es que el gobierno sepa antes que el locutor lo que éste va a decir. Sabe lo que el escritor va a escribir antes que lo escriba. Sabe lo que el cinematógrafo filmará antes que lo filme.
El libreto estaba escrito. Iban a almacenar a Zapata con las otras almas en el presidio y nunca más sería visto, 42 años de edad + 36 de condena, y si hacen falta más, más.
No contaban con que el alma se sale de la prisión antes que del cuerpo. Su espíritu, nada común, no podía ser contenido tras rejas. Abandonaría su cuerpo alertando al mundo de la intolerable y des-comun-al manera en que era sometido.
No atacó a sus verdugos, los des-acató. Fue un desacato no turulato, estaba conciente antes de entrar en la inconciencia. Se siente el asco mundial ante semejante injusticia como la que se cometió contra este pacifista. Los fascistas comunistas, los estalinistas, no pueden encarcelar las almas. No entienden de almas, desalmados, delincuentes, comunes.
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