viernes, 26 de marzo de 2010

Lecciones de Párraga


Cubamatinal/ Párraga es una localidad habanera ubicada al sur. En los tiempos en que convino a la demagogia patriotera oficial, clasificaba como ‘asentamiento proletario’. Eso ya pasó. Hoy para los anales represivos del Ministerio del Interior, se trata de una ‘zona marginal de alta incidencia delictiva’. En términos de la policía de Seguridad del Estado, es una ‘zona de alto potencial CR’ (CR=contrarrevolucionario).

Por Juan González Febles

La Habana, 25 de marzo /PD/ Es curioso, en 1959 las zonas de alto potencial CR, se ubicaban en Miramar, Nuevo Vedado y el resto de las zonas residenciales del oeste de la capital. Con el tiempo y las desilusiones, la contrarrevolución se proletarizó, se vistió de pueblo y se hizo carne y sustancia de la mayoría. Aquí reside la razón de la violencia desplegada por el gobierno contra las Damas de Blanco en Párraga. No hay castristas allí, ellos viven aislados en las zonas que congelaron para su disfrute.

El cura jesuita de la Iglesia Sagrado Corazón de Reina en Centro Habana, se negó a oficiar la misa. Las Damas de Blanco visitaron su templo. Él asumió compromisos políticos y olvidó votos consagrados. En Párraga todo fue diferente. Hubo misa y a la salida, algo más.

La iglesia de Santa Bárbara en Párraga presta sus servicios a una feligresía muy especial. La gente de allí, tiene a muchos de los suyos tras las rejas. Se vive con amargura y mucha miseria. En una escala del 1 al 10, la antipatía por la policía criminal de azul, rondaría el 8 casi 9. En la misma escala la antipatía (y el miedo) por la policía de Seguridad del Estado, llegaría a un +10. Así son las cosas.

La mañana del 16 de marzo, los policías de la Seguridad del Estado trajeron desde localidades ajenas a Párraga, a los y las porristas que debían reprimir a las valientes mujeres de blanco. Las trajeron en sus motos japonesas marca Suzuki. Pero ni aún así fue suficiente. Por primera vez, los uniformados de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y los sin uniforme de la Seguridad del Estado, reprimieron con inusual violencia a las Damas de Blanco.

Un funcionario del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista, dirigía las operaciones. Estaban ciertamente asustados. No es para menos. ¿Se imaginan que problemón para la tiranía, si el pueblo en Párraga se suma a las Damas de Blanco y junto a ellas, exige libertad?

En Párraga las condiciones son diferentes a las de otras zonas de la ciudad. Allí prácticamente no hay centros de trabajo en los que se puede movilizar a trabajadores, que apoyarán al gobierno bajo la amenaza cierta de perder sus empleos. En Párraga, están obligados a traer en sus ómnibus, motos y automóviles a los porristas.

La estrategia que usan los esbirros gubernamentales consiste en impedir el contacto de la población con las Damas. Las rodean policías, con o sin uniforme y porristas traídos a ese efecto. Arrestan a cualquiera que se acerca a ellas y eventualmente pueda unirse a la comitiva. En esta oportunidad, tuvieron tanto miedo, que las golpearon. Lo hicieron los hombres y también las mujeres. Con uniforme o sin él.

Los testimonios aportados por la Sra. Laura Pollán, Berta Soler y otras participantes en este enfrentamiento son concluyentes. Temían al pueblo y el temor les hizo reaccionar con extrema violencia. Fueron maltratadas y fue necesaria asistencia médica por fracturas y luxaciones.

Por lo pronto, la buena noticia es que al gobierno se le acaban los porristas, mientras a la libertad, le sobra pueblo. Es sólo cuestión de tiempo que se unan ambos conceptos. Pueblo y libertad, para ser más exactos.

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