Opinión/ Apuntes de una Periodista
Cubamatinal/ Ahora es cuando el gobierno cubano se torna más peligroso, porque se ha dado cuenta que todo el andamiaje que levantó para salir de sus problemas está edificado sobre terreno minado y en cualquier momento le puede estallar en la cara.
Por Angélica Mora
Nueva York, 15 de julio/ Las cosas no le van nada de fáciles al régimen de la Habana, ni como esperaba al iniciar su operación de uso de la Iglesia y la cancillería española. Por el contrario, todo el asunto le está resultando un escopetazo al revés de centro en el ojo. Los nueve cubanos desterrados hoy en España, no han resultado las dóciles ovejas que pensaba apacentar Ortega y Moratinos.
Hay protestas de los recién llegados que la situación para ellos no es la más acogedora. Pero lo más importante es que quieren que se les cambie el estatus de inmigrante por lo que realmente son, refugiados políticos. Y eso no lo puede tolerar el régimen castrista, porque sería reconocer lo que nunca ha querido aceptar, que es el hecho irrefutable que los activistas cubanos son luchadores políticos, y no criminales.
El asunto se ha tornado serio para los tres mosqueteros -Raúl, Ortega y Moratinos- en la trama que estan tratando de hacer tragar a la Unión Europea de que “se levantó un nuevo hito en Cuba” y “se abrió una nueva etapa”.
Moratinos aseguró que ya no hay ninguna razón para mantener la “posición común” de Europa con respecto a Cuba, (en referencia al acuerdo de 1996, que condiciona cualquier mejora en las relaciones al avance de la democracia y los derechos humanos).
En realidad, nada ha cambiado dentro de la Isla y existe la misma represión de siempre.
Lo que el Régimen cubano creía simple se ha complicado. Y en un término culinario apropiado, se podría decir que, sencillamente, “se les ha dado vuelta la tortilla”.
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