miércoles, 27 de abril de 2011
Medea en Pueblo Nuevo
Escrito por Hugo Araña
Matanzas
27 de abril de 2011
(PD) En el barrio matancero de Pueblo Nuevo, y con el parque de la iglesia de San Juan Bautista como escenario, la VI Jornada del Teatro Callejero auspiciado por el grupo Mirón Cubano, nos trajo al grupo D´Morón, procedente de Ciego de Ávila, con “Medea”, basada en la tragedia de Esquilo, bajo la dirección de Orlando Concepción Morales.
Su director, a sabiendas que todo no radica en los textos y que una mirada dice más que cualquier parlamento, aprovecha al máximo la utilización de principio a fin de la gestualidad en todos sus personajes y sus desgarrantes conflictos, para ofrecernos con mucho respeto su versión de este clásico.
La supresión de los diálogos fue para dar paso a la utilización de movimientos lánguidos de acuerdo a la trama. Los actores, aparentemente mudos, con sus movimientos y miradas, dicen, insinúan, llegan y transmiten al público de esta barriada - a lo mejor desconocedora del original- lo que sucede cuando la venganza se desata y pide su cuota de sangre y dolor en la obra.
El aplauso final y las opiniones que recogió este comentarista al finalizar la presentación, mostraron que no hace falta usar de artificios escénicos, cuando se quiere llevar al respetable la calidad, sea la obra que sea. El ejemplo, lo tuvimos delante de nuestros ojos.
En esta puesta en escena, Orlando Concepción Morales recurrió a una especie de cámara lenta, digamos así, con desplazamientos más que pausados, conjugados al tempo para lograr una plasticidad en todos los actores que asombró a los presentes y los llevó de la mano hasta el desgarrador final que sin lugar a dudas impactó cuando Medea, interpretada convincentemente, recurre a la venganza por despecho contra su amante Jasón.
Lo poco común de principio a fin de esta acción teatral que asombró a muchos de los presentes, no incidió para que no entendieran la trama. Al contrario, la atención fue en aumento, máxime en la escena final, cuando el carro fúnebre se lleva los cadáveres de los hijos asesinados por esta *heroína* ya muerta en vida, marcada para siempre por el dolor y la tragedia que provocó.
La mayoría de los asistentes, ya finalizada la función, acompañaron a los personajes, a manera de un performance de carácter fúnebre, un peregrinaje mortuorio hasta fuera del área de la presentación, como si se unieran al dolor de los personajes en un pésame colectivo después de verse inmersos en el trágico final. Fue una prueba de que cuando algo está bien logrado en sentido teatral, logra su cometido.
“Medea de barro” gustó sin lugar a dudas. Y no solamente en este barrio matancero tan carente de teatro. Lo mismo ha sucedido en cuanto espacio abierto esta puesta en escena se ha llevado a cabo, según opiniones recogidas entre algunos de los presentes que ya la habían visto.
Sus personajes nos llegan, no nos son ajenos, son actuales, nos rodean, continúan diciéndonos lo que somos capaces de hacer. Por mucha educación y nivel cultural que ostentemos, podemos ser en un momento dado, partícipes de la Página Roja de lo impensado.
El teatro griego volvió a nosotros ahora el D’ Morón Teatro nos lo ofreció a los matanceros, sin alardes, sin las huecas estridencias que como es sabido, nada nos dicen ni nos ayudan a ser cada día un poco mejores humanos.
Ignoramos el autor de esa música vibrante y desgarradora que se integró a la tragedia. Fue una pena no disponer de programa, por lo que tampoco sabemos el nombre del diseñador de vestuario y maquillaje, todo basado en ese barro ocre que cubrió a los actores.
Esta Medea logra la necesaria comunicación y una fusión escénica sin resquicio alguno, muy sui generis, causándonos una buena impresión dentro del ámbito teatral cubano, y nada menos que lejos de la capital.
“Medea de barro”, sin apologismo alguno, será recordada. Ojalá que en el próximo Festival de Teatro Callejero, D’ Morón Teatro nos traiga algo en ese estilo teatral propio, que al parecer es preferido por su director, Orlando Concepción Morales y sus integrantes.
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