lunes, 30 de mayo de 2011
¿Y ahora, qué hacemos?
Escrito por Juan Gonzalez Febles
Lawton, La Habana
30 de mayo de 2011
(PD) Hacer papel de aguafiestas, es un saludable ejercicio catártico en algunas señaladas ocasiones como esta. Se trata que las noticias dicen que el gobierno cubano, luego de afirmar al calor de la campaña que emprendió para minimizar la resonancia de la muerte de Orlando Zapata Tamayo, que respetaría las casas de los desterrados y que además, permitiría el regreso a la Isla a los familiares de estos presos excarcelados que así lo desearan, confiscó la vivienda de uno de ellos y negó la posibilidad de regresar a otros.
Así ha sido. El gobierno cubano o Gobierno Revolucionario, no dispongo del dato preciso sobre cuál de los dos se hace responsable, asignó la vivienda de un desterrado, cuya propiedad y status se comprometió a respetar, a alguna familia o algún revolucionario necesitado en el poblado de San Luís de la provincia Pinar del Rio. Así lo afirma el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) que además aporta datos sobre el caso de la anciana Catalina Cano Vergara, a quien se le niega el derecho que se le garantizó, de regresar a la Isla.
En julio de 2010, el entonces canciller español, Miguel Ángel Moratinos, dijo que el acuerdo con La Habana, en que intermedió el cardenal Jaime Ortega Alamino, estipulaba que los familiares de los presos podrían regresar a Cuba libremente y no perderían sus viviendas o propiedades.
Este mismo gobierno cubano, afirma que el disidente muerto en sospechosas circunstancias en Santa Clara, Juan Wilfredo Soto García, murió de causas naturales. ¿Alguien en su sano juicio podría creer en lo que afirma este gobierno si se trata de respetar la propiedad personal, o garantizar un derecho a cualquiera que no le sea afín desde el punto de vista político?
Lo último en actualidad es el eventual cumplimiento o incumplimiento de los promocionados "Lineamientos de la política económica y social del partido y la revolución". ¿Se cumplen o no? En el supuesto caso que alguno de estos lineamientos se cumpla, ¿a cuál le tocará esta charada?
¿Se decide el viejo gobierno cubano y el aún más viejo Gobierno Revolucionario a respetar el derecho de los cubanos a la propiedad personal? De ser así, ¿Se podrá disfrutar de bienestar material en Cuba, sin ser extranjero o partidario del gobierno?
Curiosamente mientras todo lo que comento sucede, el cardenal Jaime Ortega Alamino, saltó desde el asiento de su Mercedes Benz en La Habana, al de un Jet que le dejó en Estrasburgo. El arzobispo y cardenal, quiso que su "gestión" en la capital comunitaria transcurriese en el silencio conspirativo tan del gusto de sus nuevos socios y tenía como objetivo explorar la posibilidad de levantar la posición común europea que condiciona la normalización de las relaciones diplomáticas de la UE con Cuba a la puesta en marcha de reformas democráticas. Esta gente, a cambio de nada exige a la UE que elimine esa disposición.
La situación se complejiza si se tiene en perspectiva que el "benefactor bolivariano" podría perder las próximas elecciones y con ellas, el poder, con silla de Miraflores, petrofulas y todo lo demás. Si esto llegara a suceder, antes que los totalitarios cubanos completen sus terapias de choque y arreglen el desastre de cincuenta y más años que se traen entre manos, caerían en las manos de la Unión Europea. Entonces, se trata de mover los peones y hasta los alfiles con tiempo suficiente para maniobrar antes que llegue el momento.
Quizás el factor casuístico que podría arreglarlo todo, esté en los resultados de las prospecciones petrolíferas que determinados actores o actor corporativo proponen realizar en la plataforma insular cubana. Si el resultado fuere positivo influiría desde todos los puntos de vista. Llegaría la riqueza unida a la compasión de poderosas fuerzas, que ya no estarían en condiciones de convivir con "el dolor del pueblo cubano".
Sólo queda esperar el momento. Cuando sea, se le dirá al viejo gobierno cubano y hasta a Gobierno Revolucionario, sin dejar de tener en cuenta que en ellos no se puede confiar ni un tantito así: "Bueno familia, ¿y ahora, qué hacemos?"
juanchogonzal@gmail.com
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