miércoles, 31 de octubre de 2012

Donde murió Anderson no hay elección posible


| Por Alberto Méndez Castelló
VEGUITA 3, BANES, Cuba, octubre, www.cubanet.org .-El cadáver del mayor Rudolf Anderson, piloto del avión de reconocimiento U-2 derribado por un cohete tierra/aire de los instalados para proteger las armas nucleares situadas por los rusos en Cuba, cayó en este lugar a las 10.17 minutos en una mañana nublada, como la de este sábado 27, hace ahora 50 años.
Mi reloj acaba de marcar esa hora: 10.17 am. Coincidentemente, también es sábado, como aquel 27 de octubre de 1962.
Estoy junto a un cañaveral y me inclino para tomar un puñado de tierra húmeda, la que guardo en una bolsa de nylon dentro de mi mochila.
Para llegar hasta aquí, recorrí muchos kilómetros en automóvil, alquilé un carretón tirado por caballo y, con todo, la mayor parte del trayecto tuve que hacerla caminando por senderos anegados.
-Usted está exactamente en el sitio donde él cayó-, dijo Ramón Cirilo Mora Morales, de 86 años, testigo presencial de derribo del mayor Anderson, en Veguita 3.
-Yo estaba ahí mismo, al otro lado del ferrocarril y del camino, en la tienda de Arturo Jiménez, pagándole 25 pesos-, dice Ramón Cirilo.
El anciano ha mencionado palabras importantes: Ferrocarril, camino y tienda. Pero a la vista no existe nada de eso; solo se ven matorrales y, en mitad de la soledad, una choza maltrecha por el paso de los años, rematada por los vientos del huracán Sandy. Es la “vivienda” de Ramón Cirilo.
-En Veguita 3, usted no encontrará nada, ni línea de ferrocarril ni grúas cañeras. Todo eso lo arrancaron. Si acaso encontrará muy pocas cañas-, dijo Mandy, un antiguo poblador de aquí, que ahora se gana la vida como cochero en Banes.
-¿Con cuántas casas contaba el poblado en octubre de 1962?-, pregunté al viejo Ramón Cirilo.
-¿Con cuántas?…Con 25.
-¿Y ahora?
-Con 5, y mira en qué condiciones-, dijo el viejo, señalando hacia su propia casa.
En Veguita 3 no cuentan con medios de transporte, ni con teléfono ni con electricidad.
Tampoco está la prosperidad agrícola que el día del derribo del mayor Anderson existía.
Según Ramón Cirilo, unos norteamericanos, en memoria del piloto, proyectaron una donación para mejorar las condiciones del barrio…
-Pero si ellos hicieron esa donación, cogió para otro rumbo-, asegura el viejo.
-¿Usted no es periodista del gobierno,…no?-, preguntó un vecino.
-No, soy un escritor independiente-, respondo.
-¡Ya sabía yo! Bueno, escriba ahí que de Veguita 3 nadie fue a votar en estas elecciones. Nosotros no tenemos por quién votar.
Tiene razón el lugareño: No, en esta isla no existen razones para depositar nuestra confianza en quienes estuvieron dispuestos a quemarla en el fuego nuclear, y no bastándoles con esa aventura, durante 50 años, con sus improvisaciones, no se han detenido hasta destruir el país.

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