El dilema
de los sistemas de pago.
Por Aimée Cabrera.
El sistema
de pagos en Cuba es un desafió, aún en sectores como el del turismo,
considerado por muchos trabajadores como uno de los más privilegiados, por el
contacto directo con los turistas foráneos y la aceptación de propinas en la
moneda convertible CUC; mas en la realidad, no sucede así.
Si en un
discurso reciente el presidente cubano dijo que no hay eficiencia para aumentar
los salarios, las tareas relacionadas con el turismo son de las que más aportan
a la economía nacional.
Más de 76
mil empleados en dicha actividad poseen un salario medio de 402 pesos- menos de
20 CUC- lo que lo sitúa en uno de los
seis sectores de más bajos ingresos, de ahí se desprende que no se tiene en
cuenta la profesionalidad de los mismos, a pesar de que tienen que dominar al menos 2 lenguas extranjeras, y
tienen un sistema de capacitación sistemático, aunque tengan certificados que
acrediten sus estudios.
Estos
trabajadores así se esmeren en su labor tienen que entregar las propinas que
reciben por su buen empeño. El sistema de estimulaciones no lleva implícita
ninguna motivación, y no se puede dejar de añadir que la corrupción pulula a
todos los niveles, unos se van y otros pagan la plaza y entran, así de
sencillo.
Para ser
más exactos a finales del mes de junio del presente, “la productividad por
trabajador había crecido en 7% respecto
a igual semestre en el 2011, mientras en 1,2%
lo hacía el salario medio”, lo que las reporteras consideraban una
desproporción, al mostrar además que en el período de enero a diciembre los
datos eran de 13,2% y 1,5%.
Ellas
preguntaron sobre el tema a economistas del ramo quienes no supieron o no
quisieron dar una respuesta concisa y honesta sobre un tema inexplicable si se
tiene en cuenta que los altos dirigentes sindicales se llenan la boca de alabar
a los trabajadores y de recalcar en su demagogia que todos tienen asegurado su
bienestar, cuando en la realidad se observa en este sector que parecen más
esclavos o siervos que obreros.
No hay
retribución a la eficiencia, entonces “quién le pone el cascabel al gato”. Este
mal procedimiento que en nada prioriza “la atención al hombre” es la causa de
un éxodo obligatorio hacia las entidades que pagan mejor entonces no se
recupera el gasto utilizado en los estudios de los jóvenes que deciden
marcharse.
Otra
problemática es la que tiene lugar en las instalaciones con elevada ocupación
durante el período de baja turística donde, sin embargo, sus trabajadores no
saben nunca cuándo van a cobrar. Es lógico que la mayoría de los afectados no
acepten un sistema de pago que los perjudica y lo peor, que sus dirigentes
administrativos no pueden modificar.
Esta es otra de las incoherencias del sistema
estatal cubano rígido y obsoleto, donde un grupo de dirigentes administrativos
y sindicales dan opiniones que ellos ven como idóneas y que nunca se pondrán en
la práctica.
Es hora de
visitar las residencias de quienes están al frente de esta actividad, y
constatar si viven arañando la miseria para coger al vuelo alguna migaja que
les permita sobrevivir junto a sus familiares, cómo viven ellos y sus familiares, ¿en Cuba o en el
extranjero? , ¿Con jugosas cuentas en bancos del exterior?, parece ser que a
estos “jeques”, que no son los que aparecen en las entrevistas, no les importa
para nada el sistema de pago, cuando viven a costa de sus trabajadores y
dilapidan lo que no les pertenece.
FUENTE.
Ni fácil ni imposible, por Juanita Perdomo e
Iliana Hautrive, periódico Trabajadores, Nacionales, página 8, 24 de septiembre
2012.
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