martes, 1 de enero de 2013


Julio César Álvarez
casona-parraCuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) Hace algún tiempo andaba indagando sobre un pintor nacido en España, Jaime Valls, quien vivió en Cuba, en el municipio Diez de Octubre, y del que se dice diseñó su propia casa, la que construyó en la calle Lacret, y donde habitó hasta su muerte.
Me dirigí al museo del municipio. Aunque no estaba abierto al público, la muchacha que me atendió no quiso que me fuera con la duda, y muy amablemente se ofreció para buscar la información. No la encontró, pero me aseguró que estaba allí. Y para que no me fuera con las manos vacías me trajo fotos de la actual Casa de la Cultura cuando aún tenía una sola planta, y cuando frente a ella pasaban los tranvías.
Siempre la conocí como la Casa de la Cultura, pero la muchacha me aseguró que primero se le conoció como el "palacete de los Párraga", y después como la "casona de la Calzada".
casona-actualSegún me contó, todo comenzó con la culminación del derribo de las murallas de La Habana, a principios del siglo XX, y con la instauración de la república. La explosión demográfica de la capital en esa época hizo que se fueran ocupando los espacios vacíos entre los antiguos caseríos y barrios, dando a luz a barrios como el de Párraga, el de Acosta, y el de La Víbora, del cual se dice que era para familias pudientes.
Ángel Justo Párraga, guanabacoense descendiente de nobles españoles de la Orden de Calatrava, se asentó en la zona de La Víbora a principios del siglo XX. Él y su familia jugaron un papel muy importante en la parcelación y urbanización de ese barrio, en el que llegaron a construir muchas de sus calles, y más de veinte casas.
Me aseguró la muchacha que Ángel Justo Párraga comenzó a construir el palacete en 1903. Lo terminó en 1909, y fijó su residencia en él. Originariamente tenía una sola planta, pero a principios de la década de 1920 comenzó la construcción de la segunda planta, debido a que dos de sus hijos planeaban casarse.
Ya a principios de la década de 1950, la familia decidió cambiar de residencia y rentaron la casona, que quedó convertida en una clínica llamada Santa Isabel, y posteriormente en otra clínica llamada Nuestra Señora de Lourdes, cuya imagen, sobre una base de mármol de Carrara, se encontraba en el jardín trasero del palacete.
Las oficinas de Párraga quedaban en el sótano, y allí estuvieron hasta el año 1960, desde donde un hijo atendía los negocios de la familia. La revolución le entregó el inmueble primero al Ministerio de Educación, y después, al Ministerio de Cultura, que lo convirtió en lo que es hoy: la Casa de la Cultura del municipio Diez de Octubre.
Le di las gracias a la amable muchacha, y le comenté que soy periodista independiente, y que me gustaría mucho escribir sobre la pequeña historia que me acababa de contar. "¡¿Que tú eres qué?! Haz lo que tú quieras, pero, por favor, no menciones mi nombre.", me dijo la muchacha a modo de despedida, con cara de preocupación, como si hubiese revelado un secreto de Estado. Me imagino que el mismo semblante ponían los romanos de Nerón, o los alemanes de Hitler al descubrir que hablaban con cristianos o judíos.
Para Cuba actualidad: ajuliocesar68@gmail.com
Fotos: Julio César Álvarez

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