MÁS DESTACADO
Ahmadinejad presenta nuevo avión de combate
AP - Hace 1 hora 23 minutosPakistán: 23 muertos en ataque del Talibán
AP - Hace 1 hora 39 minutos
YAHOO! NOTICIAS EN TWITTER
ANKARA (Reuters) - Un atacante suicida de un grupo de extrema izquierda mató el viernes a un guardia de seguridad de la embajada de Estados Unidos en Turquía ubicada en la ciudad de Ankara, destrozando una puerta lateral y dejando el lugar lleno de humo y escombros.
El atacante se inmoló en el interior de la sede diplomática estadounidense, dijo el gobernador de Ankara, Alaaddin Yuksel. La explosión se pudo oír a más de un kilómetro de distancia.
El ministro del Interior Muammer Guler dijo que el atacante era un miembro de un grupo ilegal de extrema izquierda. La Casa Blanca dijo que el ataque suicida fue un "acto de terrorismo", pero que los motivos no estaban claros.
Islamistas radicales, grupos de extrema izquierda y de extrema derecha, además de militantes separatistas kurdos, han perpetrado atentados en Turquía en el pasado. Sin embargo, nadie se responsabilizó por este ataque.
"El atacante suicida quedó destrozado y uno o dos ciudadanos del equipo especial de seguridad fallecieron", dijo el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, quien asistía a una ceremonia en Estambul cuando ocurrió la explosión.
"Este evento demuestra que tenemos que luchar juntos en todas partes en el mundo contra estos elementos terroristas", agregó.
Reportes de medios turcos identificaron al atacante como Ecevit Sanli, un miembro de Partido Revolucionario de Liberación del Pueblo (DHKP-C, por su sigla original), un grupo de izquierda que estaba vinculados en ataques contra una estación de policía y centro de formación de militares en Estambul en 1997.
El DHKP-C se opone a lo que ve como una excesiva influencia de Estados Unidos en la política exterior turca.
Turquía es un aliado clave de Estados Unidos en Oriente Medio. Ambos países poseen intereses comunes que van desde seguridad energética hasta la lucha contra el terrorismo. Ankara, además, ha sido uno de los principales defensores de la intervención extranjera para poner fin al conflicto en la vecina Siria.
Alrededor de 400 soldados estadounidenses han llegado a Turquía en las últimas semanas para operar baterías de antimisiles Patriot, destinadas a defender al país contra cualquier expansión de la guerra civil de Siria. La operación forma parte de un despliegue de la OTAN que debe estar en pleno funcionamiento en los próximos días.
"ENORME EXPLOSION"
El embajador de Estados Unidos en Turquía, Francis Ricciardone, salió por la puerta principal de la embajada, que está rodeada por altos muros, poco después de la explosión para conversar con la prensa, mientras era flanqueado por un helicóptero de la policía que sobrevolaba la zona.
"Estamos muy tristes, por supuesto, por perder a uno de nuestros guardias turcos", dijo Ricciardone, quien agradeció a las autoridades turcas por lo que calificó como una pronta respuesta.
Una fuente de seguridad nacional de Estados Unidos dijo que los funcionarios creían que el incidente fue un ataque suicida, aunque dijo que las medidas de precaución de la embajada habían funcionado apropiadamente, puesto que el atacante no pudo pasar del perímetro exterior del complejo y ninguno de sus edificios resultó dañado.
Se trata del segundo atentado a una misión diplomática estadounidense en cuatro meses. El 11 de septiembre del 2012, el embajador norteamericano Christopher Stevens y tres miembros de su personal perdieron la vida en un ataque contra el consulado del país en Bengasi, Libia.
Un connotado periodista turco, Didem Tuncay, quien estaba en camino a la embajada en Ankara para reunirse con Ricciardone cuando ocurrió el ataque, se encontraba en condición grave en el hospital.
"Fue una explosión enorme. Estaba sentado en mi local comercial cuando ocurrió. Vi lo que parecía ser una parte de un cuerpo en el suelo", dijo el agente de viajes Kamiyar Barnos, cuyo escaparate se rompió a unos 100 metros de distancia de la explosión.
El consulado de Estados Unidos en Estambul advirtió a sus ciudadanos estar alertas y evitar grandes reuniones, mientras que la misión británica en esa ciudad instó a las empresas británicas a reforzar la seguridad después de lo que calificó como un "sospechoso ataque terrorista".
El atentado más grave de este tipo en Turquía ocurrió en noviembre del 2003, cuando el estallido de coches bombas devastó dos sinagogas, provocando la muerte de 30 personas y dejando 146 heridos. Las autoridades sospechan que Al Qaeda perpetró ese ataque.
(Reporte de Jonathon Burch; Escrito por Nick Tattersall y Daren Butler. Editado en español por Marion Giraldo/Rodrigo Charme)
No hay comentarios:
Publicar un comentario