lunes, 4 de febrero de 2013


Aimée Cabrera
el-maltratoCuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) El cubano que reside en la Isla trata de acostumbrarse al maltrato por parte de quienes brindan diversos tipos de servicios.
Lo que es significativo es, que quienes viven en el exterior también sean víctimas de la institucionalización de lo mal hecho. De ella no se salvan ni los turistas extranjeros.
Un canadiense casado con una cubana, que está de vacaciones en La Habana, hospedado en un hotel 3 estrellas, no concibe que sólo haya en la habitación los 220 voltios para conectar distintos aparatos eléctricos. "Olvidé con el apuro un convertidor que llevo a todos mis viajes, tengo que limitarme mucho e ir a casa de mi suegra donde todo trabaja con 110 voltios", explica.
Refiere su esposa: "Cuando me ven sola en el hotel, no me tratan bien, parece que piensan que soy una jinetera en busca de puntos". Enseguida me pongo seria, empiezo a hablar en inglés y les explico que estoy casada con un canadiense. Pero casi ninguno de los empleados sabe inglés y no pueden entender qué digo. Con mi esposo viajo por todo el mundo y esto no me ocurre en ninguna otra parte. Al contrario, el trato es excelente. Imagínate, todo tiene dueño".
Un matrimonio de jubilados residentes en la capital, quienes reciben remesas del exterior, se quedan atónitos ante la mala confección de los alimentos en algunos restaurantes donde según ellos, "todo cuesta un ojo de la cara". Decidieron que a partir de este año, y debido "a tantas enfermedades que hay", se cocinarán todo en casa y saldrán a pasear solo al teatro, el cine o los museos.
El maltrato es ya cotidiano en las tiendas. "En las de pesos no quieren darte cambio, nunca tienen. En las de CUC tienes que estar atenta, porque te quieren cobrar de más o darte menos cambio. Siempre saco cuenta antes de ir para la caja contadora y reviso bien porque te dan unas monedas por otras, a favor de ellos, claro está"-comenta una joven que vive en el municipio Plaza.
"Ya ni saludo, cuando llego a un lugar, voy al grano, si te pones a saludar y pedir permiso te miran como si hablaras otro idioma, te viran la cara, se ponen a contar el dinero o la mercancía o le despachan a otro. Es que nos hemos acostumbrado a que nos maltraten. Cuando llegas a un lugar y te tratan bien, te parece un sueño. Hay hasta quienes me dicen que no importa, que lo que quieren es resolver a lo que van, que no les interesa cómo los traten", comenta una matancera radicada en La Habana desde hace varias décadas.
Otros comentarios se acercan a cómo además del maltrato verbal, aparece la demora que desesperar a quien necesita con urgencia se le preste un servicio, cierto tipo de chantaje al que muchos maltratados se suman con dádivas para acabar de conseguir lo que necesitan.
En los primeros años de la revolución, muchos no entendían que tenían que dejar a un lado las reglas de urbanidad establecidas para la correcta armonía social. Esas frases y comportamientos "marcaban" a quienes las utilizaban como "los burgueses", y hacía que fueran marginados de diversas maneras. Así, la vulgaridad y el maltrato se expandieron hasta convertirse en una de las principales características de la sociedad cubana actual.
Para Cuba actualidad: aimé ecabcu2003@yahoo.com
Foto: Aimée Cabrera

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