martes, 14 de mayo de 2013


El Cólera ronda en Palmira

 | Por Alejandro Tur Valladares
CIENFUEGOS, Cuba, mayo de 2013, Alejandro Tur Valladares/ www.cubanet.org.- Hace una semana informamos acerca de la presencia del Cólera en el municipio Palmira, perteneciente a la provincia de Cienfuegos. La nota aparecida el 30 de abril en Cubanet, bajo el título El Cólera ataca a Cienfuegos, cita  fuentes vinculadas a salud pública y al Gobierno Provincial. De igual modo refiere la visita que hiciera a la localidad Roberto Morales, actual Ministro de Salud Pública. Interesado en conocer cómo han afrontado los pobladores la presencia del mal, vistamos Palmira.
Pensé hallar notas en los postes de la luz, con orientaciones precisas de cómo evitar el contagio; voluntarios de puerta en puerta informando qué medidas adoptar ante la presencia de los síntomas que acompañan la enfermedad; brigadas de Comunales destupiendo tragantes, recogiendo escombros, eliminando micro vertederos. En fin, pensé que  toda la atención de las autoridades, fueran políticas o sanitarias, estaría focalizada en combatir la epidemia y que estos esfuerzos serían fácilmente percibidos por el visitante.
Paradójicamente, me bastaron pocos minutos en la ciudad infesta para apreciar lo desacertado del pensamiento. Si algo resaltaba en cada lugar era la pasividad. Perplejo, quise conocer las causas. Tras entrevistar algo más de una decena de palmireños, la verdad afloró inequívoca; el sosiego nacía de la desinformación o de la no información de los medios oficiales .
El primero en responder a fue Javier, un elaborador de Pizzas por cuenta propia:
Según este hombre, la información les ha llegado a través de familiares o amigos que trabajan en Salud Pública, pues las entidades oficiales niegan el hecho.
Javier contó que, el viernes 26 del pasado mes, llegaron inspectores, quienes le ordenaron parar la venta hasta nuevo aviso, sin que mediara razón o documento legal alguno. Una semana después, les devolvían la licencia, sin explicación.  Acompañaba al autorizo una notificación sobre los alimentos que podrían ser vendidos y los que no.
“Por mi barrio fue una funcionaria de salud pública y dio una charla en el CDR. Ella nos dijo que no hay Cólera en Palmira”, comentó Yasmani, socio de Javier.
Según Yasmani, la funcionaria, -probablemente una doctora, pues llevaba bata blanca-  expresó que todo responde a rumores mal intencionados.
Un joven que consumía pizza nos recordó lo ocurrido en la década de los 80 cuando una epidemia de Dengue ocasionó cientos de muertos en toda la isla. En aquel entonces, se culpó a una presunta guerra bacteriológica emprendida por el gobierno norteamericano, cuando la verdad histórica es que el contagio fue introducido al país por militares cubanos que regresaban de África.
Jacinta, ama de casa de 69 años de edad, defiende la versión oficial.
“La gente habla muchas mentiras”, dijo. Ella asegura haber escuchado por Radio Ciudad del Mar (emisora provincial) a una especialista que negaba la existencia del Cólera.
Al preguntarle el porqué de las medidas extraordinarias adoptadas por el gobierno local, entre las que se cuentan cerrar centros gastronómicos, aislar pacientes que sufren de diarreas profusas en la Escuela Politécnica de la ciudad, distribuir agua para el consumo por medio de carros cisternas, colocar frascos con desinfectantes en cada establecimiento para que los clientes se laven las manos y otras similares, no supo qué responder.
Juana, una vendedora ambulante de dulces tampoco cree que el cólera esté allí; para demostrarlo, habla de un vecino que estuvo ingresado y ahora deambula por la ciudad tranquilamente. Ella tiene el criterio que “del Cólera no se salva nadie”.
Para el campesino Ernesto las cosas están claras. “Esta gente – funcionarios del gobierno- nunca dice la verdad”.
Los recelosos sostienen el criterio a partir del record que poseen los medios de información a la hora de omitir información políticamente molesta. Información sobre graves situaciones epidemiológicas, como la sufrida por las provincias orientales recientemente con el Dengue, han sido omitidas, retardadas, distorsionadas.
Confirmar la presencia de epidemias, verificar el alcance, conocer detalles que permitan ampliar horizontes es tarea harto difícil para quienes pretendemos informar verazmente. Sabemos de prácticas médicas como aquella certificar contagios e incluso muertes achacándolo a enfermedades que nada tienen que ver con  aquellas que los originaron.
Sabemos que todas estas crisis son tratadas como si se tratase de una guerra, clasificando a la información relacionada con el fenómeno  como Secreto de Estado.
Guardar bajo la alfombra el mal que nos afecta no hace más que agravar una situación que de ser atendida por todos, en tiempo real, con información precisa y actualizada, pudiera encontrar airosa salida. Pretender lograr una falsa percepción de tranquilidad distorsionando u ocultando hecho es un comportamiento francamente criminal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario