martes, 14 de mayo de 2013


José y los tigres

 | Por Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -José asegura haber visto dos tigres, allá por 1978, una noche que estaba de guardia con su AK, cerca de Dire Dawa, al este de Etiopía. Tigres, no leones, ni panteras ni un carajo, siempre aclara malhumorado. Pero  su testimonio no es fiable. Regresó de la guerra con los nervios destrozados. Está alcoholizado y cuando se emborracha, todavía cree sentir la peste de los muertos abandonados al sol del desierto de Ogaden.
Tiene 57 años, pero aparenta mucha más edad. Cuando lo  enviaron a Etiopía, acababa de cumplir los 21.
A José no le gusta hablar del tema.  Se enoja cuando le dicen que Mengistu Haile Mariam era un asesino y  que ni en Etiopía ni en toda África hay tigres. Se irrita más si está borracho, que es casi siempre. Ese fue el caso la primera vez que me habló de los tigres. Luego intentó volverme a hacer el cuento, exactamente con las mismas palabras y los mismos gestos. Pero desde entonces no le he dado más oportunidades. No me simpatizan los borrachos y menos si son fanfarrones que cuentan historias de guerra.
En realidad, el tipo, que vive en mi barrio, no se llama José; para escribir mi cuento, como a la mayoría de mis personajes, que  tomo de la realidad – a veces junto a varios en uno- le cambié el nombre y ahora mismo ya no recuerdo si se llama Julio, Ramón o Alberto. No tiene importancia como se llame, sino su historia.
La mayoría de las historias de mis personajes son del desengaño y la frustración existencial. No es que me lo haya propuesto, me salen así: si escribo de la Cuba de las últimas décadas, la que vivo y me duele cada día, no puede ser de otro modo.
Fue el colega  Víctor Manuel Domínguez el que escogió el título del  libro de relatos que logré sacar, luego de varios años y muchas gestiones  infructuosas –para los autores disidentes que vivimos en Cuba, mientras no caemos presos, es casi imposible conseguir editor en el exterior- gracias a Ediciones Puente de Letra, del Club de Escritores Independiente.
El libro no se llamaba originalmente Los tigres de Dire Dawa. Lo había titulado Los más dichosos en el mundopor un verso de People, una canción de 1964 de Barbra Streisand (“all the luckiest people in the world”).  Antes pensé nombrarlo  Mantilla´s blues, y venía con algunos cuentos más, como Swingin Santa Amalia, que quedarán para un próximo libro.
Hay  fantasmas y fantasmas… Víctor Manuel Domínguez en su reseña “Los tigres de Luis Cino”, aparecida en Cubanet, halló en estos personajes rasgos que no me propuse insuflarles. Son así porque la vida, tal como la conocieron, no les dejó otras opciones que creerse tigres o hacerse la idea de que los vieron.  Muchos de ellos tienen que ver conmigo o se parecen demasiado a mí. Tanto, que pudiese ser yo.  Solo que mi cuento todavía no se acaba. Al menos por ahora. No me atraen los finales felices y me es difícil  terminar los cuentos como Dios manda. Y eso me obliga a seguir escribiendo, aunque no consiga una editorial interesada.

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