Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Es inaudito pensar que después de apretar el cinturón de la economía doméstica durante más de dos años, cuando al fin llega el momento de acudir a una oficina de viajes turísticos, uno sea peloteado y discriminado sin consideraciones.
La atención esmerada en estas oficinas se aprecia solo cuando va un extranjero, una persona de aspecto adinerado o un criollo o criolla en compañía de un turista. De lo contrario, hay que apelar a las más disímiles demostraciones de parsimonia para no sucumbir en el empeño de lograr lo deseado.
A una amiga, persona mayor y de tez negra, después de esperar unos cuantos minutos para ser atendida, la empleada del buró turístico del hotel Habana Libre le dijo con mirada de pocos amigos:
- ¿Tiene usted memoria?
- No muy buena, pero traje papel y pluma para anotar...
- ¡Nooo! Señora, me refiero a una memoria flash.
- ¡Ah! Sí, pero no la traje, pensé que me darían algún folleto o me enseñarían las ofertas en copia dura para poder escoger y transcribirlas.
- Bueno, debe traer una y dirigirse a las oficinas que están en la parte de abajo por 23 y allí se las ponen (mostrando en su cara indiferencia y mirando a cualquier lugar menos a la persona que atendía).
- ¡Nooo! Señora, me refiero a una memoria flash.
- ¡Ah! Sí, pero no la traje, pensé que me darían algún folleto o me enseñarían las ofertas en copia dura para poder escoger y transcribirlas.
- Bueno, debe traer una y dirigirse a las oficinas que están en la parte de abajo por 23 y allí se las ponen (mostrando en su cara indiferencia y mirando a cualquier lugar menos a la persona que atendía).
Al otro día, cuando esta amiga se dirigió a la oficina mencionada, la recibió un trabajador que realiza, entre otras cosas, la función de portero, y después de escuchar la solicitud, le pregunta:
- ¿Tiene Ud. correo electrónico? (como si ello fuera algo normal en la población)
- No - responde rápidamente la señora -.
- Entonces debe esperar allí sentada hasta que se le avise.
- ¿Debo pedir el último de la cola?
- No, no es necesario - y le indicó con un dedo hacia los asientos.
- No - responde rápidamente la señora -.
- Entonces debe esperar allí sentada hasta que se le avise.
- ¿Debo pedir el último de la cola?
- No, no es necesario - y le indicó con un dedo hacia los asientos.
Mi amiga esperó un tiempo, mientras los turistas extranjeros eran atendidos con presteza, hasta que decidió acercarse nuevamente al funcionario y decirle:
- Disculpe la molestia, pero recordé que mi hija tiene correo, puedo facilitárselo ahora para que me envíe las ofertas.
- No, no es necesario, debe llamar al compañero Evelio al 201 9871, quien es el encargado de tal gestión.
- No, no es necesario, debe llamar al compañero Evelio al 201 9871, quien es el encargado de tal gestión.
El caso es que la reservación, que se desea para la próxima semana, al parecer no se logrará, pues ese teléfono da timbre constantemente y ni Evelio ni nadie lo atiende.
Me pregunto por qué suceden estas cosas después de tanto sacrificio para salir de vacaciones. La apatía ronda por las oficinas de atención al público, que aunque no venga de otro país, tiene derecho al disfrute de las instalaciones de recreación nacional. Pero ¿a dónde acudir, si no hay quien le ponga el cascabel al gato?
Creo que esta señora, si no se arma de una coraza de paciencia, no podrá realizar su proyecto vacacional este año.
Para Cuba actualidad: susana.mas24@yahoo.com
http://porquedesusana.blogspot.com
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Fotos de propaganda sobre sitios turísticos
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