lunes, 13 de mayo de 2013


Aimée Cabrera
bombas-rodantesCuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) "Entre la guagua y el sol, es un infierno"- exclama un anciano que no sabe dónde pararse a esperar el ómnibus en una parada de Luyanó en pleno mediodía. Hay un portal cercano, pero está abarrotado por un grupo de sudorosas personas que también esperan que pase la guagua.
Los taxis particulares (los llamados almendrones), casi siempre viejos carros americanos, en no muy buen estado, pasan atestados de gente, a sorprendente velocidad, y que muchos le llaman "el almendrón".
Los conductores de los almendrones no son siempre sus dueños y tienen que trabajar el doble y liquidar lo convenido para obtener su ganancia. No siempre viven en la capital, y desconocen los nombres de las calles, puntos de referencia y otros detalles.
"Le pregunté una calle, miró el papel y me dejó en el otro extremo de la ciudad"-recuerda una capitalina que tuvo que desandar buen tramo en la Víbora.
Estos choferes improvisados se aprenden de memoria su itinerario como autómatas y están a la caza del invento, aunque este sea de peligrosas consecuencias.
La gasolina, que está tan cara, ha sido sustituida por el gas. En ocasiones los pasajeros lo detectan por su olor y alta toxicidad, mientras otros en su apuro por llegar a tiempo no se dan cuenta y piensan que la gasolina está mezclada con kerosén o vaya usted a saber qué.
Es como una nueva versión del coche bomba de los islamistas, pero al ritmo del reguetón.
Es inaudito que esos conductores no hayan pensado en las graves consecuencias que pudiera acarrear si uno de estos autos sufre un accidente.
Según datos aportados por un jefe de la Dirección de Tránsito al periódico Granma (Bombas de tiempo en cuatro ruedas, Maylín Guerrero, 23 de abril), en el año 2011 se detectaron 57 vehículos – no se especifica si todos eran automóviles- que transitaban con gas, 124 en el 2012 y de enero hasta el 16 de abril de 2013, 110.
La peligrosidad va en aumento, y no solo para quienes vayan dentro del potencial coche suicida.
Se concentran los potenciales infractores en los municipios capitalinos de Boyeros, Centro Habana, Habana Vieja y Diez de Octubre, expandiéndose hacia las provincias de Artemisa, Mayabeque y Pinar del Río.
Le Dirección de Tránsito ha instado a la población a que denuncie estas violaciones. Parece ser que sus especialistas no son suficientes para restablecer la disciplina desaparecida de la vía.
El imitar lo que se hace en otros países que por supuesto tienen infraestructuras que les permiten el uso del gas como combustible, y el no tomar nada en serio, por aquello de dársela de gran pícaro, del que gana a toda costa, conllevan a la semi destruida Habana a riesgos casi tan espantoso como los efectos de un huracán, solo que en estos casos, no habrá tiempo de avisar.
Para Cuba actualidad: aimeecabcu2003@yahoo.es
Foto: Aimée Cabrera

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