lunes, 13 de mayo de 2013


Hortensia Alfonso Vega
poli elizabet-pacheco-lamasCuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) Los agentes de la policía son indispensables en cualquier sociedad.
Su labor va más allá del hecho de usar un simple uniforme militar. Ellos son los encargados de preservar el orden y la disciplina social. No deben alejarse de esa importante misión.
En Cuba, los ciudadanos y las ciudadanas ven a los policías como mandamases de la arbitrariedad, quienes les ocasionan grandes dolores de cabeza.
La población, lejos de animar a éstos por su trabajo, los desprecia. Las personas los buscan cuando no encuentran otra posibilidad para remediar algún grave problema. Hay quienes en forma jocosa, al observar a uno de ellos, en la calle, expresa a sus acompañantes, en voz baja: "Policía, policía, tú no eres mi amigo". Manifiestan así su animadversión por esos que los reprimen.
Es que a estos capataces del régimen, casi siempre se les olvida que ellos también forman parte de la ciudadanía. La mayoría se muestran hostiles y groseros. Cuando le solicitan a un individuo el documento de identidad, lo hacen en forma descompuesta. Es común que con el pretexto de perseguir supuestas ilegalidades, detengan a las personas en la vía pública o en los ómnibus y les registren sus maletas y mochilas.
Sus cuarteles están siempre llenos de detenidos y no siempre son delincuentes. Muchos jóvenes inocentes conocen ya de memoria sus calabozos, por las veces que han pernoctado en ellos sin causa justificada.
Cualquier muchacho, o muchacha, sobre todo, de la raza negra, puede ser arrestado por la policía, por el sólo hecho de estar sentado en un parque, sin portar la cédula de identificación, por vender dulces para ganarse la vida, llevar consigo uno o dos litros de yogurt, o por entablar una sencilla conversación con un ciudadano extranjero.
En La Habana, una de las unidades policiales con record en persecución –sin causa justificada-, es la que se ubica en la calle Dragones, municipio Habana Vieja. En la misma se han podido contar hasta 31 personas arrestadas, de una sola vez, por asuntos sin importancia.
Indigna que los ilustres capataces del orden público, con muchísima facilidad, intimiden a los ciudadanos con acusaciones de desacato cuando éstos últimos deciden reclamar sus derechos. Esa es una vieja táctica utilizada también para extorsionar y lucrar, a costa del sacrificio ajeno.
Muchos policías ingieren bebidas alcohólicas mientras prestan servicios y están uniformados. Abusan de su autoridad y no pagan los viajes en taxis privados o lo que consumen en las cafeterías.
No constituyen un ejemplo para nadie. No es aconsejable mirarse en su espejo, ya que su conducta es bastante reprobable.
A Cuba le hacen falta otros policías, más sensibles y responsables, que se ocupen de velar por la tranquilidad ciudadana. Personas que nunca olviden que ellos también son hijos del pueblo y que a éste se deben.
Para Cuba actualidad: primaveradigital2011@yahoo.com
reportasincensuracuba.blogspot.com
Foto: Elizabeth Pacheco Lamas

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