Boricuas emigran con sus mascotas
Se van de la Isla, pero no dejan a sus animalitos
Por Miguel Díaz Román / mdiaz2@elnuevodia.com
El puertorriqueño toma a su mascota como un miembro más de su familia. (AP)
Durante todo el año se hace notar la estadística, pero en el verano se registró con particular intensidad. Y ha sido tan evidente su presencia que el veterinario Carlos del Toro no logra salir de su asombro.
“Es algo que nunca había visto. En el 2006 pasó algo parecido, pero esta vez ha sido bien intenso. En este verano eran entre tres y cinco diarios”, dijo Del Toro en referencia a los certificados de viaje, un documento que el Departamento de Agricultura Federal requiere a las personas que poseen una mascota y se proponen viajar con ella desde Puerto Rico hacia los Estados Unidos.
Esta certificación, a pesar de que no es una data que tomen en cuenta las autoridades para medir los movimientos migratorios, sin duda da un panorama bastante claro de esta realidad de la isla. El doctor Del Toro no es el único que ha notado este aumento en la expedición de los certificados en su oficina. El médico veterinario Ernesto Casta, actual presidente del Colegio de Médicos Veterinarios de Puerto Rico, también confirma números igualmente elevado en su consultorio Animedical, ubicado en la zona metro.
Ambos médicos aseguran que en distintos momentos ha habido picos en la estadística de dueños que cumplen con los requisitos para poder sacar a sus mascotas del país. Sin embargo, últimamente el patrón ha vuelto a mostrar un alza significativa.
Por su parte, Del Toro entiende que el aumento en la solicitud de estos certificados en el periodo de verano da cuenta de que los padres esperan a que sus hijos terminen el semestre escolar para hacer trasladar definitivamente su familia, que incluye a sus mascotas.
“Ahora en septiembre son como entre cinco y seis semanales. Yo creo que en verano ocurrían diariamente porque se habían terminado las clases y el padre o los padres podían venir a recoger a sus familias”.
“El certificado lo que dice es que la mascota tiene todas la vacunas, que no tiene parásitos, que no tiene una enfermedad contagiosa y puede viajar”, sostiene Del Toro, quien es el propietario del Hospital Veterinario Atenas en el pueblo de Manatí.
En el verano su hospital veterinario procesó entre tres y cinco Certificados de Viaje diariamente. Mientras en el consultorio del Dr. Casta en el área metropolitana expidió un promedio de ocho certificados diarios en el mes de julio, para un total de 260 “pasaportes” de ida expedidos en tan solo en una oficina.
Le cuentan todo al veterinario
A través de la entrevista que se le hace al dueño de la mascota para llenar el certificado, el doctor Del Toro ha logrado conocer, para su asombro, que la enorme mayoría de las personas que solicitan el documento lo hacen porque han decido abandonar Puerto Rico por la difícil situación económica que experimenta la Isla, con la intención de establecerse permanentemente en los Estados Unidos.
“Te dicen que se van por la situación económica. La mayoría se van para New York, North Carolina, Florida y Texas. Lo que yo he visto es que el padre se va primero para buscar casa y establecerse y después buscan a la familia. Por esa razón es que creo yo que se pidieron tantos certificados en el verano. Esperaron que sus hijos terminaran el semestre de clases para entonces llevárselos”, dijo Del Toro.
Más allá de las estadísticas formales sobre la gente que sale del país, los Certificados de Viaje para mascotas se han convertido inesperadamente en otro testimonio revelador sobre el drama humano que acompaña a la gran ola de emigración que experimenta Puerto Rico en la actualidad.
“La mayoría de los que se van, yo diría como el 80 %, son profesionales jóvenes de entre 25 y 30 años, están casados y tienen hijos. Se van buscando un mejor bienestar para ellos y su familia”, agregó el doctor Del Toro, cuya oficina veterinaria ofrece servicio en un amplio radio que incluye la zona norte y central de la Isla.
En Puerto Rico, cada vez más la familia toma en cuenta a su mascota como un miembro más, por lo que podría decirse que no sólo hay un éxodo de personas sino que estas llevan consigo a sus animales. Lo revelador de esta estadística es que el certificado parece ser el último paso en el umbral de salida del país, al menos así lo interpreta Del Toro "cuando se llevan hasta el perro es que no piensan volver”.
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