lunes, 30 de septiembre de 2013

No le gusta limpiar al boricua


No le gusta limpiar al boricua

Pese a la crisis fiscal, la gente no deja de pagar para que le limpien la casa
 
Por ELNUEVODIA.com
Para el sociólogo José Luis Méndez esa prioridad que le dan algunos puertorriqueños a la limpieza del hogar, aun en momentos de crisis esconómica, no es irrazonable. (Archivo)
Cuando de cortar gastos se trata, todo se puede ir, excepto la persona que se encarga del aseo y la limpieza de la casa. Al menos, esa parece ser la premisa para alguna gente, según contaron empleadas de servicio doméstico.  
Zulma Martínez, una mujer de 42 años que se dedica a la limpieza de hogares, contó que aunque hay recesión y el salario de la gente se encoje frente al costo de vida, sus clientes optan por reducir otros gastos en vez de tocar el servicio de la limpieza.
Aclaró que sus clientes no son gente adinerada sino profesionales o personas de la clase media.
Contó de una familia residente en Dorado, cuya hipoteca es de aproximadamente $2,000 mensuales, y el dinero no les da para sus necesidades. "Pensé que me quedaría sin el trabajo o me reducirían el tiempo porque voy (a limpiar a la casa) dos meses al mes. En vez de eso sacaron al nene del colegio y yo sigo yendo a limpiar dos veces al mes", dijo la mujer, quien tiene siete clientes.
Precisó que tres de esos clientes han estipulado limpiar sus casas  semanalmente en vez de mensualmente. Preguntada de por qué cree que la gente, al momento de cortar gastos, no opta por dejar atrás el servicio de limpieza, Martínez dijo "a la gente no le gusta limpiar".
Marta Aquino, otra mujer que lleva cinco años dedicada al servicio doméstico, opinó lo mismo. "Es que prefieren cortar con otras cosas antes que ponerse a limpiar ellos", comentó.
Martínez dijo que esto le ha permitido salir airosa de la crisis económica que vive el país porque es su propio patrono y aunque la gente se queje de que escasea el dinero, ella está cómoda con sus siete clientes. "Puedo quedarme sin trabajar tres meses. Ya pagué la luz, el agua... Estoy cómoda", dijo con orgullo la mujer que cobra de $60 en adelante por cada limpieza de una casa.
Para el sociólogo José Luis Méndez esa prioridad que le dan algunos puertorriqueños a la limpieza del hogar, aun en momentos de crisis esconómica, no es irrazonable.
"No creo que sea una necesidad superflua. Si son gente joven y trabajan, ahí debe haber un cálculo ecónomico que tiene mucho peso y es que para el que trabaja fuera de la casa, la limpieza del hogar puede ser una carga que resulte excesivamente dura y nociva para los dueños de esos hogares. Entienden que no únicamente desde el punto de vista de la comodidad sino desde el económico, tiene sentido pagar para que otros trabajen haciendo la limpieza en el hogar y que, de esa manera, no se agoten al extremo de poner en riesgo la efectividad en su trabajo", explicó el sociólogo.
Recalcó que cada caso merece una evaluación independiente puesto que habrán algunos meritorios y otros que reflejen el trastoque de prioridades que caracteriza al puertorriqueño.
"En Puerto Rico están trastocadas las prioridades y lo hacemos, pero desde lo que los economistas llaman el consumo conspicuo. Eso lo que quiere decir es que el gasto, en una serie de cosas, compras, servicios, lo que sea…  no es rigurosamente necesario, que inclusive podría ser totalmente innecesario. En Puerto Rico eso es evidente", dijo Méndez
Ahora bien, se mostró cauteloso en incluir en ese trastoque de prioridades la limpieza del hogar "porque cada vez para la persona que trabaja fuera del hogar, el tener alguien que haga las labores domésticas se hace más necesario por el agotamiento del trabajo remunerado. Son gente que llegan al hogar con pocas energías y los fines de semana los quieren para descansar y tienen derecho al descanso. Es legítimo que piensen en descansar. Una persona que se agote en exceso, no va rendir bien en su trabajo", afirmó el socólogo. 

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