Cuba actualidad, Plaza, La Habana (PD) Los años 50 del siglo pasado constituyeron una época fructífera en el desarrollo constructivo de la capital cubana. Una obra que marcó pauta fue el edificio FOCSA, emblema arquitectónico del país. Está considerado desde 1998 por la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros Civiles de Cuba, una de las Siete Maravillas de la ingeniería civil de Cuba de todos los tiempos.
La idea inicial, que partió del ingeniero Ernesto Gómez Sampera y su esposa, la arquitecta Mercedes Díaz, sirvió de base para desarrollar el concepto de "ciudad dentro de la ciudad".
Concebida como edificio de apartamentos y unidad vecinal donde vivieran y trabajaran cuatro o cinco mil personas en una zona céntrica de la capital, originó este fascinante lugar.
La ley C407 de 1952 sobre propiedad horizontal amparaba llevar a efecto este plan, pues establecía que: "varias personas naturales o jurídicas, pudieran adquirir separadamente uno o varios locales o viviendas de un edificio de varias plantas, con carácter de propietarios, con ciertos derechos y obligaciones comunes, sin ser los dueños del terreno donde se fabricara el inmueble".
La compañía Fomento y Obras de Construcción SA (FOCSA) se formó con la participación de un consejo de dirección integrado entre otros por: José M Bosch, ex ministro de Hacienda y uno de los dueños de la firma Bacardí, los hermanos Mestre, propietarios de circuito radio- televisivo CMQ, el ingeniero Bartolomé Bestard Roca y los mencionados Gómez Sampera y Mercedes Díaz como proyectistas. El capital mayoritario corrió a cargo del Banco Continental Cubano.
Es la única edificación en Cuba que ocupa una manzana de terreno, con solo 2 500 metros de área edificada. Fue la segunda más alta del mundo en su momento y se construyó con estructura de hormigón. Cuenta con 35 plantas, 39 desde los cimientos al pent-house y 121 metros de altura desde el nivel de la calle, con un total de 373 apartamentos de dos o tres habitaciones a un costo de $20 500 y $21 500 pesos, respectivamente.
Tiene entre sus comodidades dos pisos de garaje con capacidad para 500 automóviles, piscina, jardines, espacio de juego para niños, ocho elevadores y dos plantas dedicadas a oficinas y comercios entre otras facilidades para la vida comunitaria. El diseño de los pasillos ahorró muchas paradas de los elevadores y estableció un sistema de ventilación cruzada para beneficio general.
La emigración después de 1959 de gran parte de los propietarios dio lugar a que se desocuparan gran número de viviendas, a las que se dieron diferentes usos como albergue de becados, casa para técnicos extranjeros y oficinas de diferentes empresas e identidades. Además, la estructura organizativa creada para administrar y mantener el lugar, dejó de existir a partir de 1960. Resulta obvio que los nuevos inquilinos no se sentían con obligación y responsabilidad de cuidar este sitio.
El estado del edificio en la década de los 90 era crítico, pues aparte del maltrato recibido estaba también el paso de más de cuarenta años sin un debido mantenimiento, además de la proximidad del mar. Un gran número de apartamentos quedaron en ruinas y saqueados por lo que el deterioro obligó a una reconstrucción completa para salvar este monumento patrimonial, tarea que se inició en 2002 y culminó el 30 de noviembre de 2003.
Hoy, al cabo de más de diez años de reparado, existen los mismos problemas que determinaron anteriormente su deterioro. El uso que se ha dado a los locales ocupados por personal transitorio conlleva a la falta de cuidado, el robo de piezas de plomería y cristales calobares de las ventanas, aparte del desinterés por mantener en buen estado las áreas comunes, como los nuevos ascensores que ya han perdido espejos y parte de sus funciones digitales.
¿Volverá el FOCSA a convertirse en un sitio devastado por el mal empleo del mismo? Parece que sí.
Para Cuba actualidad: jorgelibrero2012@gmail.com
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