miércoles, 18 de diciembre de 2013

Rogelio Fabio Hurtado
Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) Estoy leyendo con gran interés el libro titulado El Poder y el Proyecto, del Dr. Jesús Guanche. Publicado en 2007, el interés del texto, en vez de mermar, cobra relevancia con los años.
Se trata de un análisis del discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre del 2005, en el acto que rendía homenaje a los 60 años de haber ingresado en la Facultad de Derecho el estudiante Fidel Alejandro Castro Ruz.
Como sabemos, el orador en Jefe aprovechó la ocasión para confesar su preocupación respecto a la permanencia del proyecto político de su vida, y abrió la brecha para que se pusiese a la orden del día toda la trayectoria de su revolución.
El marxista alemán Hans Dietrich no tardó en soltar un ensayo muy crítico al respecto, que le ha costado su desaparición de La Habana.
Dietrich y otros muchos, sobre todo fuera de Cuba, recibieron el discurso como un signo de debilidad.
El entonces flamante canciller Felipe Pérez Roque salió a explicar mejor los planteamientos del Jefe.
No obstante, Guanche no se queda en esa enfática apología, sino que publica el texto íntegro del discurso y lo somete al análisis de varios intelectuales cubanos, ninguno disidente, por cierto.
Sobresalen los planteamientos del Dr. Aurelio Alonso, veterano marxista cubano, en contraposición a los del Sr. Jesús Arboleya, también veterano, pero de DSE, quien se muestra mucho menos agudo a propósito del referido texto.
Más que escudriñar entre líneas estos comentarios, me interesa destacar el propio discurso, que deja testimonio irrepetible del pensamiento y los modos de acción de su autor, el político que ha dominado el panorama total de la Isla por más de 50 años, imponiéndonos su proyecto, a veces acertado y otras no, sin dejar espacio para ninguna crítica.
Como señalan los estudiosos, aprovechó la ocasión para restablecer su control personal sobre todos los recursos financieros del país, desautorizando los acuerdos anteriores, que ponían a disposición de unos 3000 empresarios estatales las divisas necesarias para promover las gestiones económicas de sus respectivas empresas, en el marco de lo que entonces se llamó el perfeccionamiento empresarial. A partir de ahí, la llamada "cuenta del Comandante en Jefe", que manejaba él mismo, desde su pequeña laptop, engordó a más no poder.
En un momento del discurso afirma que la administración central, es decir, él mismo, no tenía que negociar nada con los ministros, sino darles órdenes. En otro, se refiere a que "el imperialismo" soñaba con que Cuba iba a llenarse de paladares y de timbiriches, y afirma que eso significaría volvernos neoliberales. Habría que ver qué opina actualmente, cuando el propio estado vende el arroz no a 3 sino a 5 pesos y "los explotadores" piden no 6 ni 8, sino 14 y16 pesos por la libra de frijoles.
Entonces, estaba muy feliz con su ejército de trabajadores sociales, que le servirían de tropa de choque para liquidar el mucho robo y la corrupción, que estaban echándole a perder su ideal de sociedad disciplinada, obediente, entusiasta, y sobre todo, igualitaria y aplaudidora.
Hoy, nadie sabe adónde fueron a parar sus lugartenientes favoritos de entonces, desde Otto Rivero Torres hasta el vociferante Hassan Pérez .El propio Líder ha desaparecido de las pantallas y de los micrófonos. Realmente, nadie sabe a derechas como acabarán los Lineamientos, pero, al menos, uno se siente menos oprimido por la inmensidad del Líder y se publican libros como este del Dr. Guanche, que les recomiendo.
Para Cuba actualidad: rhur46@yahoo.com

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