lunes, 3 de marzo de 2014

El Trigal, un mercado mayorista con ventas minoristas

Osmar Laffita
trigal00Cuba actualidad, Capdevila, La Habana, (PD) La puesta en vigor del Decreto 318 autoriza la venta directa de los productos agrícolas en los establecimientos propiedad de particulares y cooperativistas de las 77 cooperativas no agropecuarias que funcionan en los locales de lo que fueron los Mercados Agropecuarias Estatales (MAE) de los 14 municipios de La Habana.
Además de las cooperativas no agropecuarias, venden los productos de la agricultura, a precios minoristas, los mercados de oferta y demanda, los puntos de ventas y los carretilleros. Todos ellos, desde el 10 de diciembre del pasado año, concurren a comprar las mercancías que necesitan al nuevo mercado mayorista de abasto de productos agropecuarios -el único que funciona el país- ubicado en El Trigal, en el municipio capitalino Boyeros.
La cooperativa no agropecuaria constituida en el Trigal, dispone de una extensión de16 000 metros cuadrados. Esto ha posibilitado que sus 10 asociados hayan subarrendados 260 espacios a las empresas agrícolas, las cooperativas de producción agropecuaria y de crédito y servicios, las unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) y los vendedores mayoristas a los que el nuevo decreto reconoce y autoriza para que vendan sus mercancías.
Al Trigal pueden concurrir personas naturales y jurídicas. Para ello solo tienen que pagar 12 centavos de dólar para acceder a la instalación. Para los vendedores, la tarifa diaria es de 4.40 dólares. Los que traen sus mercancías en camiones y se parquean en el andén, pagan 4,80 dólares y desde sus vehículos pueden vender sus mercancías.
Los vendedores, para poder realizar sus negocios dentro del mercado, tienen que tener visible la ficha de cliente que le confecciona la dirección del Trigal. Para ello tienen que entregar el carnet de identidad y el certificado de tenedor inscripto en el registro de tierra.
Los que poseen la ficha de clientes solo están autorizado a comercializar viandas, tubérculos, vegetales y hortalizas. Tienen prohibida la venta de carne de res, leche fresca y sus derivados, miel de abeja, café, cacao y tabaco.
Por el momento, en El Trigal no se oferta carne de cerdo por carecer de neveras para conservarla.
El Trigal fue abierto para satisfacer a los vendedores minoristas de producto del agro y poner fin a las trabas y abusos que imponían los rapaces y venales intermediarios que arbitrariamente subían de manera exorbitante los precios de los productos que obligadamente tenían que pagar los clientes.
El Trigal, a los efectos comerciales, está registrado como un mercado mayorista, pero los que concurren a comprar en dicho establecimiento, se llevan la sorpresa que están en presencia de un sui géneris mercado minorista por los altos precios en que se ofertan las mercancías.
En El Trigal es normal que cualquier vendedor pida por una caja de tomate 11 y hasta 12 dólares. A los habaneros que quieran comer tomate no le queda otro remedio que pagar la libra a 40 ó 48 centavos de dólar.
En los 292 puestos de venta que funcionan dentro del Trigal, una caja de plátanos cuesta 2.80 dólares. Ningún vendedor la oferta más barata. Es como si los vendedores se pusieran de acuerdo.
Para que se tenga una idea, en la calle, un plátano vale 4 centavos de dólar.
Un mazo de cebollas, en el mercado, vale 24 centavos de dólar. Cuando vas a comprarlo en cualquiera de las cooperativas no agropecuarias o vendedores privados, cuesta entre 40 y 48 centavos de dólar.
La razón de que haya que pagar la libra de malanga a 16 y hasta 20 centavos es que en Trigal los vendedores la venden a 14 centavos de dólar la libra. También la puede encontrar a 12 centavos de dólar, pero pocas veces.
La col, que no abunda mucho, cuando en dicho mercado se oferta a 44 centavos de dólar, en la calle hay que pagarla entre 52 y 60 centavos de dólar.
Ante la realidad de los exorbitantes precios de los productos en El Trigal, la opinión generalizada de los que concurren a ese mercado es que los precios son más minoristas que mayoristas.
En El Trigal se especula mucho con los precios. Como los vendedores saben que la gente tiene que comer todos los días, ponen esos altos precios a sus mercancías.
Los productores que concurren a El Trigal explican que los altos precios en que venden sus mercancías se deben al alto costo que representa producir una hectárea de cualquier cultivo, dado el elevado precio de los paquetes tecnológicos y los insumos, unido a los pagos adicionales de combustible, trasportación, salarios de los trabajadores contratados y la amortización de los arrendamiento de locales y créditos concedidos por el banco
Por eso, es común escuchar en El Trigal, por parte de los vendedores, que ante las elevadas sumas de dinero que tienen que erogar para cubrir los gastos que generan sus producciones, prefieren llevarse la mercancía que no han podido vender antes que rebajarla el precio.
Para Cuba actualidad: ramsetgandhi@yahoo.com
Fotos: Osmar Laffita

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