Cada día peor, pero seguimos aguantando
El cubano protesta, se encabrita, encuentra válvulas de escape, como lanzarse al mar, o ahogarse en alcohol, pero la masa en general se levanta y sale a la calle, a sufrir, a inventar, a vencer el día. Y nada más
martes, septiembre 2, 2014 | Frank Correa | 2 Comentarios
LA HABANA, Cuba -Decir que en Cuba la situación se pone cada día peor es un lugar común, pues aunque cierto, la cosa no pasa del berrinche y la catarsis, luego la gente se aprieta el cinto, “inventa” con mayor denuedo y vence el día.
Para algunos aparece el ¨salve¨de la remesa extranjera, otros aciertan un número en la bolita, o venden algo, que los ayuda a terminar con éxito la jornada. De esta forma, las leyes aplicadas por el gobierno para atenazar más a la gente se reacomodan y se integran, y la carreta continúa adelante.
La última ley aprobada por la Asamblea Nacional, para delimitar todavía más los contornos permisibles de los ciudadanos, fue la limitación de peso para los pasajeros, implementada por la Aduana Nacional de la República, con la intención de eliminar las mulas, que ponen en peligro el comercio socialista, una ley donde pagan justos por pecadores.
También recientemente se han aprobado otras leyes, como la de inversión extranjera, abierta para todos menos para los cubanos, y se han dictado reajustes y retrocesos en el trabajo por cuenta propia, arreciando contra un millón y medio de pequeño negocios, un tipo de comercio que había sido expropiado en Cuba en 1966, por la ¨Ofensiva revolucionaria¨, pensando construir de esa manera el socialismo, rescatado nuevamente hoy en timbiriches y carretillas.
Pero en los últimos días se nota un recrudecimiento de la crisis, sobre todo en los barrios de la Cuba profunda, bajo el calor sofocante de este verano de 2014, que según datos del Instituto de Meteorología ha roto récord histórico en varios municipios, la gente explota con una facilidad increíble, discute, se exalta, aguijoneados por los altos precios, la falta de dinero, de sentido de vida, de perspectivas…
Recientemente, en una calle del barrio Romerillo, un anciano que llevaba a rastras un carricoche donde transportaba el balón de gas vacío, rumbo al punto de recambio, vio como se le viraba el carricoche por los baches y se volcaba la balita. De repente el anciano la emprendió en injurias contra los baches de la calle, y contra el gobierno que no los arregla, luego alzó el carricoche, lo estrelló contra el piso y lo metió dentro de un contenedor de basura. Continuó la marcha maldiciendo, con la balita a cuesta.
A una cuadra, en la cola de una carretilla que expendía productos del agro, una mujer a la que apodan Masita, perdió los estribos porque el carretillero atendió primero a una mujer, por fuera de la cola. Masita se explayó largamente a viva voz contra el abuso de los precios de los productos, y la falta de confianza en las pesas, donde según denunció, ¨se roba a las dos manos¨. No quiso comprar y cuando se marchó, el carretillero confesó sin pena alguna que era verdad, aceleraban con químicos la maduración de los productos, robaban en las pesas, en el cambio, en el precio, pero no lo llamó robar, sino ¨multar¨. Dijo que después que raspaba el dinero para sus dos cajitas de ron Planchao, todo lo demás que hacía era ganancia.
Pudiera mencionar infinidad de ejemplos de descontento y malestar de la población, que veo continuamente en los barrios del municipio Playa, pero se volvería interminable el reportaje. En el último minuto se constató, que para muchos ciudadanos los nuevos billetes de 20, cincuenta y cien pesos, que saldrán a la luz próximamente, constituyen el primer signo real de la inminente unificación de la moneda tantas veces anunciada. Ansiosos por saber conque nueva carta se aparecerá el gobierno, se rascaban la cabeza, murmuran, sacaban cuentas.
La gente en Cuba protesta, se encabrita, algunos encuentran válvulas de escape que aligeran la presión en la caldera, como lanzarse al mar, tirarse de un puente o ahogarse en una botella de alcohol, pero la masa en general se levanta y sale a la calle, a sufrir, y a inventar, y a vencer el día. Nada más.
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