jueves, 9 de octubre de 2014

Los jinetes del reciclaje


Los jinetes del reciclaje

Uno de los trabajos más duros y peor remunerados en la Cuba actual, refleja la poca voluntad del gobierno cubano en apoyar la iniciativa privada


Dionisio, uno de los recolectores entrevistados (Foto de autor)
Dionisio, uno de los recolectores entrevistados (Foto de autor)
LA HABANA, Cuba -Hambrientos, mal vestidos, con los zapatos rotos, día tras día salen a las calles a recoger latas, botellas y pomos vacíos para mantener a su familia. Con un saco al hombro, o conduciendo una rústica carretilla, recorren grandes distancias, trasladándose de un municipio a otro, buscando con desespero su sustento.
Uno de ellos es Dionisio. Se encontraba anclado en una de las aceras de la calle 25, en el Vedado, aplastando con un mazo metálico todas las latas que había recolectado. “Salgo con mi carrito casi todos los días, a las cuatro de la madrugada, desde el barrio de Luyanó hasta el Vedado. Es duro el trabajo de recolectar lata a lata, pero gracias a Dios hoy busqué con que alimentar a mis hijos”, me confesó.
El recogedor de materias primas es una categoría de trabajo por cuenta propia que fue autorizada con las reformas económicas del gobierno de Raúl Castro. Quienes lo realizan, además de asumir la dura tarea de exponerse al sol, agua y sereno, y a expensas de contaminarse con alguna enfermedad, debe portar una licencia y pagar todos los meses 200 pesos de impuesto a la ONAT, para no ser multado o recluido.
La búsqueda minuciosa de estos envases se realiza en los tanques de basura, en las aceras, en los troncos de los árboles, pero la mayor recolección la obtienen en las inmediaciones de los centros comerciales dolarizados, donde en muchos casos la gente las lanza en cualquier parte, a falta de contenedores de desechos en la vía.
Bernardo Sevilla Pool es otro de estos recogedores. Vive en un modesto cuartico con su pequeña hija, en el Vedado. “Lo peor –me comenta- es que las ganancias no rebasan los 8 pesos por cada kilogramo de latas recolectadas, que debemos entregar bien prensadas en los locales habilitados por la Empresa de Recuperación de Reciclaje en cada municipio”.
Según Sevilla Pool, la mayoría de las veces tienen que hacer extensas colas para concretar la entrega de la materia prima, y en ocasiones han tenido que regresar a sus casas con la mercancía por falta de presupuesto en estos locales para atender la demanda de recolectores.
Algunos de estos trabajadores, específicamente los que colectan botellas plásticas, prefieren arriesgarse y ejercen sin tener licencia ni pagar impuestos, pues les parece una condición abusiva. Alex, es un recogedor de botellas plásticas que vive en el Vedado. “Recorro muchos kilómetros cada día buscando estos envases. Después, los friego bien, y se los vendo a clientes que los usan para envasar sus productos y me lo pagan mejor que el Estado” dijo.
Más allá del mísero beneficio que el oficio representa para estos jinetes del reciclaje, lo más lamentable son las pésimas condiciones en que ellos desarrollan su actividad. Las circunstancias en las que están obligados a negociar con el Estado hacen que la suya sea una de las labores independientes más sacrificadas y menos remuneradas.

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