Los niños de la calle Soledad
Hacen animales de papel en las calles de Cayo Hueso. ¡Arte! Para escapar de la marginalidad
miércoles, octubre 29, 2014 | Augusto César San Martín Albistur y Julio César Álvarez | 3 Comentarios
LA HABANA, Cuba -Lázaro Medina Hernández, “Salsita”, como lo conocen por su nombre artístico, no solo es un artista plástico que sustenta su obra con el reciclaje de desechos. Es el artífice de un proyecto comunitario para los niños en Cayo Hueso, uno de los barrios marginales del municipio capitalino de Centro Habana.
La barriada es el amparo de muchos niños que buscan en la calle lo que no encuentran en la humildad de sus hogares o familias disfuncionales.
Es en esa búsqueda donde Lázaro Salsita los integra al ¨Proyecto Pioneril Granma¨. Son niños de familias de bajos ingresos económicos. Algunos de ellos deben convertirse en adultos para aprender del barrio, cómo se gana el sustento de la economía doméstica.
Niños detenidos por las barreras sociales que le imposibilitan jugar con otros niños, hijos de padres que no aceptan a su alrededor la pobreza o la niñez problemática.
Los niños que se acercan a las actividades del proyecto comunitario de Lázaro Salsita tienen pocas posibilidades de entrar en proyectos infantiles, como la Colmenita, considerada elitista por los cubanos.
Para el creador del proyecto comunitario, incorporar a estos niños de la calle a las actividades artísticas que promueve es la mayor satisfacción que recibe.
¨Los niños de la colmenita son hijos de papá y mamá (de padres acomodados), que es lo contrario a mi proyecto, que no son hijos de nadie, son hijos de padres humildes, de padres con situaciones”, afirma el artista.
Lázaro Salsita fue un niño de la calle, huérfano. Conoce el lado oscuro de la marginalidad, a la que venció con el arte. Estudió de forma autodidacta, y logró trabajar con artistas cubanos como el cantante Gerardo Alfonso y el pintor Kcho.
Un proyecto de papel
En el “Proyecto Pioneril Granma” los niños aprenden a combinar la técnica del papier maché con la escultura de hilo y papel. Técnica que Lázaro Medina asegura, es de su inspiración.
Conejos, jirafas, perros y ratas cobran vida con el reciclaje de periódicos viejos, principalmente el diario Juventud Rebelde, y el del Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba, Granma.
De ahí la idea del nombre del proyecto, y la explicación a lo que el artista plástico considera como “reciclar con arte”.
¨Todo comenzó con los propios niños¨, asegura Lázaro.
¨Tres niños del barrio me pidieron ayuda para hacer una tarea de artes plásticas y ahí comenzó todo¨, agrega.
Como buen empírico Lázaro Salsita creo en la calle una especie de escuela, con la mesa del comedor de su casa y sillas donadas por amigos.
En los cuatro años de funcionamiento, el proyecto participó en la bienal de La Habana, expuesto en diferentes parques de la cuidad, y hecho giras por diferentes barrios capitalinos.
Lázaro Medina fue invitado el próximo mes de noviembre por ¨No Boundaries Internacional Artist Colony¨ a un evento cultural en los Estados Unidos, Carolina del Norte.
Lázaro no cobra por su trabajo. Tampoco el Ministerio de Cultura reconoce el proyecto comunitario, ni otra institución oficial le ayuda sustentar su propuesta. Desde el exterior, las amistades lo apoyan promocionando en Internet su labor artística con la infancia.
Los lápices, los colores, el papel, la goma y las herramientas las donan amigos o personas con posibilidades, a quienes les agrada el proyecto. Para desarrollar las actividades infantiles le basta un pedazo de la calle Soledad y toda la extensión de su casa.
Para las exposiciones en los parques, Lázaro camina grandes distancias con los niños. Las obras van montadas en una gran chivichana (vehículo improvisado hecho de madera y cajas de bola), construido por él mismo.
“Mis niños no tienen transporte, ni yo tengo dinero para pagar una guagua¨, asegura Lázaro.
Los niños de la calle Soledad, del barrio Cayo Hueso, no sólo hacen esculturas de papel, gracias a los amigos de Lázaro, interactúan con otros proyectos comunitarios de danza, teatro y pintura.
Eso les permite educar la vocación y con la experiencia adquirida, realizar exámenes de ingreso para las escuelas de arte.
Más allá de confeccionar animales de papel, el proyecto comunitario de Lázaro Salsita trata de salvar con arte a una infancia que el barrio tiene la facilidad robarse hacia el lado oscuro de la marginalidad.
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