La atmósfera de la espera a que suceda algo, como puede ser la muerte, por anunciar, del “Innombrable”, mantiene a toda una ciudad en un estado de tensión constante
miércoles, enero 28, 2015 | Isis Marquez | 5 Comentarios
LA HABANA, Cuba. -El 17 de Diciembre de 2014 fue anunciado el restablecimiento de las relaciones Cuba- EEUU. Al impacto de la noticia, le siguió una navidad a media máquina en Cuba.
Han transcurridos estas cuatro primeras semanas del año 2015. Se percibe en el ambiente un gran vacío. Tal vez un hoyo negro kármico. Se asemeja a una densa neblina de leche condensada. Esta ociosidad implica, en el presente, la aniquilación del único bien prometido desde el poder: el futuro.
“Hacer esperar es prerrogativa constante de todo poder”, escribió Roland Barthez.
Cubanet salió a las calles de la ciudad a recoger opiniones sobre la atmósfera reinante:
Una fiesta de música electrónica se celebra todos los domingos en la sede capitalina de la oficialista Asociación Hermanos Sainz capitalina. La Madriguera se ubica en los predios de la antigua Finca de los Molinos.
Allí un dueto de chicas Djs, que se hacen nombrar “Las Pausas”, comentaron:
“Es la hora del sálvense quien pueda, a correr como las ratas del Flautista de Hamelin. Si no viviéramos de fiesta en fiesta, estuviéramos locas. Es horriblemente electrizante la carga atmosférica. Como si la muerte estuviera en cada esquina, solavaya!”
Otro asistente a la fiesta, Lesby Zamora manifestó: “Aquí estoy muriendo, no hay nada qué hacer. Es como si te estuvieran entreteniendo con falsos señuelos para mantenerte dormido- añadió por lo bajito- y a ver qué pasa, cuando anuncien la muerte de Fidel.”
En los predios de un pequeño evento de Trovadores, en la Galería Independiente El Ojo del Huracán, Mario Vorodienko dijo: “Desde que empezó el año, estamos detenidos en una especie de gelatina. Un punto amargo donde todo duele, porque nada acaba de arrancar. Falta hace que alguien apriete el botón, y acaben de anunciar lo que todos esperan (la muerte del Comandante).”
Una transeúnte que pasaba por la esquina de dicha Galería, se identificó como Alina Peralta, y expresó: “En mi trabajo es todo un caos. Reina un deseo silencioso de querer ‘volar como Matías Pérez’. Se vive una situación exasperante y tensa, como si algo se fuera a partir y no se sabe por dónde. Yo tengo que tomar clorodiaxipocido para relajar la tensión mental.”
En otra esquina cerca de la Galería estaban Edel Romero y Ángel Suarez:
“Nosotros no estamos pa’ na’, la vida continúa. Nos da lo mismo quien se muera. A fin de cuentas, aquí tenemos que ‘morir quemados’ pues nuestra situación no va a cambiar para mejor, al revés será para peor.”
En el malecón habanero, un vendedor ambulante de confituras comentó:
“La gente cree, que anunciándose la muerte del Fidel esto se va a poner mejor. Al revés, se avecinan días más negros y violentos para la supervivencia en las calles. Dios se apiade de nosotros.”
Cerca de las tres de la mañana, en la céntrica esquina de 23 y L, jóvenes subieron en tropel a un ómnibus P4, el ultimo que circularía hasta las 6:00 am.
Estos gritaban: “¡Yo no quiero agua, yo quiero bebida!, ¡queremos seguir emborrachándonos para olvidarnos que vivimos en esta isla!”
Reina la incertidumbre, esta es una garra que reprime en una oscuridad espiritual. Como si Saturno, el también llamado Dios Cronos, aprisionara a todos en un barco a la deriva. Así es, ahora en Cuba, la densa neblina de la leche condensada.
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