martes, 19 de mayo de 2015

En Cuba el maltrato se cobra en dólares


Estoy ahorrando, para ver si me apuro y encuentro una oferta de al menos un día y una noche en uno de esos hoteles, para poder atestiguar de qué color estaban pintados antes de transformarse en una especie de base de campismo

(foto de Internet)
(foto de Internet)
LA HABANA, Cuba. -Cuando en los años 90 yo estaba estudiando en la Universidad, llegó el día en que para asistir a clases en medio de la crudeza del llamado “Período Especial”, toda la ropa con que contaba eran un pantalón vaquero (jean), cuatro pulóveres y un par de tennis con huecos. No recuerdo si para entonces ya mi papá había logrado vender algunas esculturas en dólares, porque aún estaba prohibida la tenencia de divisas, la que era penada con años de cárcel.
Pero sí existían tiendas equipadas para los extranjeros que residían en Cuba, de las cuales también se beneficiaban quienes negociaban con ellos. El caso es que mi mamá consiguió una pequeña suma de moneda fuerte; tenía además un compañero de trabajo uruguayo que nos hizo el favor de entrarnos en la tienda para extranjeros ubicada en el barrio habanero del Vedado, en la esquina de 11 y 4.
Acostumbrada como yo estaba al calor, la oscuridad, la suciedad, la pobre y anticuada oferta y los malos tratos de los grandes comercios destinados a los cubanos —como Fin de Siglo Roseland—, aquella tiendecita me pareció de otro mundo. Estaba bien pintada, tenía aire acondicionado y olor a ambientador extranjero y a jabones de importación. Las dependientas, uniformadas, elegantes, con zapatos de tacones, pintadas y muy bien peinadas, preguntaban a los clientes en qué los podían ayudar. En nuestro caso, nos presentaron varios pares de zapatos de diferentes tallas con una sonrisa de felicidad por poder atendernos.
Poco después se despenalizó la tenencia de divisas, y todo el que tuviera dólares podía entrar a esos sitios, siempre que en la puerta mostrara que tenía dinero con qué comprar. Apenas un año más tarde volví al mismo lugar. Había muchos más clientes, y los cambios eran visibles: el piso del establecimiento estaba roto, el aire acondicionado también, las mismas tenderas, sudadas, despeinadas, trataban a los clientes igual que lo hacían las de Fin de Siglo o Roseland. Comenzaba para ellas una nueva era que dura hasta hoy, pues todavía en verano los aires acondicionados —si los hay— se apagan algunas horas del día o, en ocasiones, durante la jornada completa.
Por otro lado, están los hoteles “todo incluido” de Varadero. Desde hace pocos años, ya los nacionales tenemos la oportunidad de hospedarnos hasta en los de cinco estrellas. Al principio todo era color de rosa, pero, según he oído, los cubanos hemos hecho desastres (me incluyo como hija de esta Isla, aunque no he hecho ningún desastre, porque no he ido a ninguna parte). Por ejemplo: pedir que pongan en la mesa una pierna de jamón entera y después no poder comérsela, obligando al hotel a botar gran parte de la comida o tener después que dedicar un trabajador a lasquear el jamón. Lo mismo con el helado, pues nuestros coterráneos tienen una tendencia a la glotonería con este postre.
Una vez escuché que en una piscina se defecaron, y que varios clientes cubanos se llevaron unas toallas. Eso debe traer cambios de comportamiento en la gerencia y trabajadores de esos centros, donde es posible que dentro de un tiempo el trato y las condiciones materiales se vayan deteriorando, al menos durante la llamada temporada baja, que en realidad para nosotros es la alta, con el calor de 37 grados Celcius que hemos tenido últimamente en La Habana.
Yo, por mi lado, estoy ahorrando, para ver si me apuro y encuentro una oferta de al menos un día y una noche en uno de esos hoteles, para poder atestiguar de qué color estaban pintados antes de transformarse en una especie de base de campismo…
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ACERCA DEL AUTOR

Iris Lourdes Gómez García
Iris Lourdes Gómez García
Iris Lourdes Gómez García (La Habana, 1972): Licenciada en Economía (1995). Ha trabajado en diferentes empresas del Ministerio de Cultura. Ha terminado exitosamente cursos de posgrado en esos temas.

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