La Habana |
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El grupo de cineastas G-20 votó de manera unánime, en una reunión celebrada el sábado, a favor de apoyar al cineasta y dramaturgo Juan Carlos Cremata mediante la redacción de una carta que denuncie la censura de su obra y la campaña de difamación en su contra.
La reunión tuvo su momento más tenso cuando un funcionario del Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficas (ICAIC) intentó sacar del local Fresa y Chocolate al activista Eliécer Ávila, que había acudido a la convocatoria pública.
Casi al final de la jornada, justo antes de proceder a la votación, el director del ICAIC, Roberto Smith, y otro funcionario del instituto, Ramón Samada, intentaron expulsar al líder de Somos+ alegando que se trataba de un "contrarrevolucionario". Varios cineastas argumentaron que la reunión era "abierta al público" a lo que Samada respondió: "Sí, pero no para los contrarrevolucionarios".
El crítico Enrique Colina, que participó en el acto como panelista con la lectura de su texto Sobre la censura y sus demonios, zanjó el incidente diciendo que no es facultad de nadie expulsar a uno de los presentes, "mucho menos ahora", argumentando que estaban creando un problema distinto al que se estaba discutiendo.
Roberto Smith y Ramón Samada intentaron expulsar al líder de Somos+ alegando que se trataba de un "contrarrevolucionario"
Smith, precisamente, había dado lectura a unas cuartillas antes de comenzar la intervención de los ponentes en las que conminaba a "continuar defendiendo al ICAIC como un espacio para el debate de las ideas más complejas, abierto a la pluralidad de criterios". El director del ICAIC reconocía ahí mismo que a pesar de que todos los presentes "viven una misma realidad, los puntos de vista pueden ser diferentes, contradictorios o antagónicos".
La discusión estuvo moderada por Ernesto Daranas, director de la premiada película Conducta, y por el narrador, ensayista y guionista Arturo Arango. Después de ellos, intervinieron los tres panelistas invitados. Colina leyó su texto y Arango el artículo Fenomenología de la autocensura en Cuba, del segundo ponente, Juan Antonio García Borrero, que no pudo llegar desde Camagüey. El tercero de ellos fue el periodista Dean Luis Reyes, conductor del programa televisivo Secuencia.
Uno de los temas tratados fue la crisis que sufre el género documental en Cuba. Dean Luis Reyes destacó El tren de la línea norte, que "aspira a revelar la crisis de los pueblos cubanos" y cuyo rodaje "fue afectado por la intervención policial y de la Seguridad del Estado". A pesar, explicó, de que trabajaban con "los permisos necesarios, los realizadores debieron sufrir acoso, incluso, amenazas".
El cineasta Jorge Luis Sánchez rememoró el ICAIC "que ya no existe" y habló de la presencia en los medios de un "obcecado triunfalismo" y "la persistente miopía de cargar sobre las personas las ineficiencias del sistema". Sánchez lanzó un llamado a "no escandalizarse más por la obra artística, sino por el diseño disparatado de la realidad" y comentó la difícil y compleja "realidad de un país donde para vivir hay que acudir a la ilegalidad porque la institucionalidad casi nunca funciona bien".
Por su parte, el crítico y profesor Gustavo Arcos fue directo al grano: "Si tenemos películas censuradas y si en esa censura participa el ICAIC, hay que empezar a definir", apuntó. Arcos entiende que es un sinsentido tener discusiones "sin tener delante a las personas que tienen que ver con este asunto" y resaltó la importancia de tener una contraparte para que el diálogo no quede estancado.
Arcos pidió que las autoridades expliquen por qué consideran que el cine que censuran está "contra la Revolución". Después de admitir que "todos hemos estado demasiado pacientes, esperando", propuso pasar a implementar un "plan B de acciones fuertes".
La cineasta Belkis Vega contó su largo peregrinar para toparse con quien había censurado un trabajo suyo sobre la ayuda militar a Angola. Denunció el silencio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de cómo fueron manipuladas las asambleas de cine en el último congreso al crearse una "comisión de candidatura" que censuró nombres aprobados por las asambleas e impuso otros que nadie había propuesto.
Belkis Vega confesó sentirse asustada ante la campaña difamatoria contra Cremata y llamó la atención sobre quienes le atacan en foros que manejan datos que "solo puede tener la Seguridad del Estado"
Vega confesó sentirse asustada ante la campaña difamatoria contra Cremata y de lo que parece una "cacería de brujas". Además, llamó la atención sobre quienes le atacan en foros y a través de artículos bajo pseudónimo y que manejan datos que "solo puede tener la Seguridad del Estado".
El dramaturgo Norge Espinosa tomó la palabra por su "cercanía con el tema de Cremata" y por todo lo que este caso "ha ido desatando en el resto del teatro cubano". Espinosa recordó la "guerrita de los e-mails" en 2007, que propició un ciclo de encuentros, pero no salió nada en la prensa sobre las reuniones de los intelectuales.
Asimismo, denunció que lo ocurrido con el director de Nada, quien este sábado llevaba una camiseta con la palabra censurado, ha "estremecido a la escena cubana en las últimas semanas". Espinosa lamentó que esto no haya supuesto "ningún respaldo" en el "movimiento teatral, que está representado por la UNEAC y el Consejo de las Artes Escénicas", pero aseguró que este caso crea un "precedente" y manifestó su alegría de que "los cineastas cubanos se estén reuniendo de la manera que la gente del teatro no ha sabido hacerlo".
Colina retomó la palabra para insistir que en el caso de Cremata había que hacer "algo concreto, una declaración de que protestamos" como grupo y "lanzarla a los medios", porque "Cremata somos todos nosotros".
La carta en apoyo acordada se hará pública en el blog de Juan Antonio García Borrero y en la página de Facebook de Cineastas Cubanos.
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