lunes, 1 de febrero de 2010
Sobre estafas y estafadores
Cubamatinal/ Un eximio miembro del generalato castrista, en su momento escapó de la cárcel de Boniato en Santiago de Cuba. Extinguía sanción por delito de estafa. El habilidoso y simpático revolucionario, dicen que estafó a un alcalde de la época. Debe decirse en su favor, que desde entonces y hasta su muerte se consagró a las artes castrenses y que no se ha sabido que haya estafado a alguien más.
Por Juan González Febles
La Habana, 31 de enero /PD/ Hace unos años y producto de la ‘agresión imperialista’ llevada adelante por la administración de George W. Bush, se gravaron todas las mercancías ofertadas al pueblo en las tiendas recaudadoras de divisas. El gravamen rebasó con creces el 200% por encima del precio de costo de los productos. Nadie ha sido capaz de explicar en qué medida esto castigó al imperialismo yanqui.
Producto de otra o la misma agresión imperialista, el eterno gobierno verdeolivo, depreció el dólar que entra por concepto de remesas familiares. Esta respuesta revolucionaria, ciertamente afectó y afecta aún a la familia cubana. Está por ver, cómo afectó esta medida a los imperialistas yanquis.
Hoy día, ya los norteamericanos echaron abajo algunas entre las medidas tomadas por la administración Bush. El presidente Obama lo hizo como parte de su nueva política hacia la Isla. Quienes no cambian, nunca cambiarán y mantienen los gravámenes impuestos tanto al dólar, como a las mercancías, son los ancianos empoderados de siempre.
Como parte de la revolución energética, el gobierno sustituyó los viejos refrigeradores de fabricación soviética. Se exigió la entrega de los viejos equipos en condiciones de funcionamiento. En principio, se dijo que los refrigeradores recogidos, serían convertidos en chatarra. Luego, se distribuyeron nuevos equipos de fabricación china y dudosa calidad. Los equipos fueron cobrados a plazos, en precios leoninos.
Se conoce que en los predios del mercado negro, florece un negocio a partir de la venta en precios módicos de refrigeradores soviéticos reciclados. Muchos creen ver en la oferta, un hábil escamoteo de los refrigeradores entregados al gobierno de forma gratuita y revertida, por vías un tanto equivocas a la oferta y así, volverlos a cobrar de forma indirecta.
Todo parece indicar que al pueblo siempre le toca perder en su difícil relación con el gobierno. Algunos se sienten estafados o en el mejor de los casos engañados por el estado. Es un sentimiento generalizado y compartido. Papá Estado es un usurero sin alma, que castiga inclemente al pueblo en sus ingresos.
De acuerdo a las regulaciones sobre la tenencia y el usufructo de la vivienda en Cuba, cada casa ha sido valorada y se le ha fijado un precio. Uno paga alquiler hasta que completa el valor fijado a la vivienda y entonces, recibe el certificado de propiedad y cesa la obligación de pago.
Cuando este titular que ha completado el proceso y es de hecho el propietario de su inmueble fallece, sus herederos deberán volver a pagar el importe ya pagado de la vivienda, para recibir el título de propiedad de la misma. El estado usurero cobra una y otra vez la misma vivienda. ¿No se parece a una estafa?
El caso es que nuestro revolucionario, ese que comenzó por estafar a un alcalde y según se conoce, no reincidió, ha tenido émulos que lo han superado ampliamente. Los orígenes poco ortodoxos de la dirigencia histórica, han dado pie al surgimiento de los peculiares casos expuestos. Perros hueveros, aunque les quemen el hocico.
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