viernes, 26 de marzo de 2010

Se acabaron las excusas. ¿Porque Cuba tiene que ser para algunos una excepción?


Cubamatinal/ ¿A donde fueron a parar esas muestras de apoyo masivo e incondicional y la unidad del pueblo con su dirigencia que, a tantos fanáticos ha servido como justificación de la solides y nobleza de la otrora Revolución Cubana y a otros tantos desinformados ha confundido?

Por Nelson Núñez Dorta.

Qro.Mexico, 25 de marzo/ Ahora, todos pueden conocer la realidad, en tantos años de intolerancia y polarización de la sociedad, se ha creado, para defender al régimen totalitario, una verdadera jauría, vulgar y agresiva, que es lanzada contra indefensos opositores, demostrando con sus gritos de: “esta calle es de Fidel”… que no hay ningún razonamiento lógico en las ideas que dicen defender, porque realmente no defienden ideas, solo intentan aplastarlas y pisotearlas, con agresiones verbales y físicas.

En una actitud puramente visceral, de entrega al dictador, las hordas represivas, no respetan ni edades ni sexo, es una necesidad ciega de agredir a todo aquel que bajo el juicio del tirano sea condenado. La intolerancia, en esta etapa final de la tiranía, es absoluta, quien no entienda o discrepe aunque sea tímidamente con el régimen, es considerado su enemigo y debe ser castigado.

Surgida como una esperanza en la construcción de un orden social más justo, con los años, la revolución cubana, se fue transformando, por la ambición y codicia de sus dirigentes, en una férrea dictadura que, superó, con creces, a la que, el pueblo cubano derrocó, cansado de corrupción y latrocinio. Las promesas, de pan y libertad para todos y el mentiroso discurso de rechazo a los dogmas totalitarios, no era mas que un plan astutamente pensado por el megalómano comandante para ganarse las simpatías del pueblo y afianzarse en el poder , sin dudas su falsedad y falta de escrúpulos , le valieron para lograr el éxito en sus aspiraciones.

Hoy después de mas de 50 años de discursos y propaganda intentando dar al mundo una imagen de triunfos y conquistas sociales inexistentes, la verdad ha quedado expuesta, al fin el mundo escucha y da valor a la voz de la disidencia cubana, oposición que nació, desde los mismos inicios de una dictadura que, no ha limitado recursos, ni métodos para minimizarla, silenciarla y destruirla.

La vida del pueblo cubano, pudo ser encubierta por un tiempo y no fue valorada de manera oportuna internacionalmente, quizás, por ese halo de triunfalismo rebelde y antiimperialista que el inmenso aparato de propaganda ideológica del sistema se encargó de convertir en verdad indiscutible para muchos.

Todavía podemos escuchar a los defensores del castrismo, esgrimiendo como únicos argumentos a favor de las supuestas conquistas sociales, el derecho a la salud y la instrucción gratuitas, pero, los cubanos sabemos muy bien el alto costo de esos manidos derechos que, los defensores a ultranza de la dictadura, ponen como paradigmas de realización social, cambiar todas las libertades, por escolarización y cuidados médicos, nos ha convertido mas, en esclavos modernos que en pueblo digno.

Hemos tenido que pagar con obediencia y silencio, las dadivas de un estado paternalista, un paternalismo autoritario y controlador, que busca convertir a la persona, en perro fiel y sumiso, demostrando el absoluto desprecio del déspota a la esencia humana. El pensar, opinar, tener iniciativas o tomar decisiones, es patrimonio absoluto de la cúpula gobernante, a los seguidores corresponde reafirmar y repetir, los que disientan tienen que desaparecer, así de simple es la opción castrista, que ha pretendido manejar a todos los cubanos, como un titiritero maneja a sus muñecos.

Hoy, después de muchas prisiones, torturas y muertes, se han acabado las excusas: como señalo muy certeramente la escritora Rosa Montero: “justificar o disculpar el castrismo es semejante a justificar o disculpar el fascismo”.

Intentar minimizar o callar, ante lo que significa la inhumana prisión política, la muerte de Orlando Zapata Tamayo, la huelga de hambre de “Coco Fariñas” y la salvaje represión a mujeres pacificas e indefensas, tan solo por reclamar la libertad de sus familiares, es sencillamente una falta de honestidad.

Cualquier persona digna y comprometida con los derechos humanos, debe sentirse preocupado y condenar toda violación de las libertades, donde quiera que estas ocurran, sin distinción de ideologías.

¿Porque Cuba tiene que ser para algunos una excepción?

Los cubanos necesitamos, ahora mas que nunca, de amigos dignos y rechazamos a esos cómplices inmorales que desde tribunas democráticas, justifican y defienden, dictaduras.

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