PUBLICADO PARA HOY 17 DE JULIO
Por Pr Manuel Morejón Soler
San Miguel del Padrón, La Habana,(PD) Cuentan que durante 60 años un hombre caminó cuatro millas diariamente para ir al taller donde trabajaba. Durante todo ese tiempo, varias veces tuvo la oportunidad de mudarse más cerca del taller, pero no se decidió a hacerlo, explicaba, porque “no estaba bien seguro si el trabajo allí sería permanente o no”.
¡Cuánto tiempo de incertidumbre! Nos recuerda a algunas personas que siempre esperan que sean salvas, pero nunca están seguras de su salvación. ¡Lástima!
Dijo el escritor suizo Henri Frederic Amiel (1821-1881): “El hombre que pretende ver todo con claridad antes de decidir, nunca decide”.
Dice en Génesis 3:1: “Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Con que Dios os ha dicho: No comeréis de ningún árbol del huerto?”
La primera serpiente en las Escrituras es la taimada criatura usada por Satanás para separar al hombre de Dios. El artificio que utilizó para lograr su propósito fue la duda, cuando puso en tela de juicio la palabra del Señor y dijo: “¿Con que Dios os ha dicho?”
Después de haber sembrado la incertidumbre, todo estaba preparado para la caída.
Desgraciadamente, en estos momentos se sufre de mucha falta de identidad, por lo que no es difícil difundir la duda y sembrar el desaliento a través de los medios masivos de comunicación. También los órganos de inteligencia siembran las dudas dentro de los grupos opositores para desacreditar y dividir.
De ahí es que quisiera hacer llegar este mensaje a quienes deliberadamente o de forma inconsciente administran incertidumbres y vacilaciones: Ampárennos con sus convicciones, si es que las tienen, pero guárdense sus dudas, pues nos bastan las nuestras.
La peor decisión es la indecisión. No hay hombre más infeliz que aquel para quien la indecisión se ha hecho costumbre. No hay pesar más desgraciado que la costumbre de permanecer indeciso. A los tímidos y los indecisos todo les resulta imposible, porque así se lo parece. La vacilación es el más vehemente indicio de la debilidad de carácter.
Donde hay luz, también existe la sombra. ¿Dejaremos de amar la luz porque produce sombras?
imorejon@yahoo.es
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