Por: Eduardo E. Rodríguez Candelario
Jefe de Prensa de la Delegación de la Unidad Liberal de la República de Cuba para el Caribe y, Comunicador del O.C.P.I. en Puerto Rico.
Continuar la posición común, para obligar al régimen castrista en desistir en sus prácticas de violaciones de los derechos humanos en contra de la población civil, es un mal necesario que debe continuar hasta que surja un cambio real hacia la democratización en la isla.
Un ejemplo de que los hermanos Castros no pretenden lograr ningún cambio real es la golpiza propinada a Ariel Sigler Amaya y su familia en una oficina de la seguridad del estado.
Un hombre que se encuentra en unas condiciones paupérrimo de salud, debido a un encarcelamiento de condiciones infernales, que lo han dejado en un estado parapléjico y encima de esto es golpeado, de nuevo, sin compasión; demuestra que la dictadura castrista pretende continuar engañando al mundo con su aparente muestra de buena voluntad.
Mundo libre y democrático no nos engañemos, la maldad del sistema comunista no perdona, no razona, ni pretende cambiar su política abusiva de represiones y violaciones de La Carta Universal de los Derechos Humanos.
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