PUBLICADO PARA HOY 28 DE AGOSTO
Por Dania Virgen García
Recientemente en la revista televisiva Buenos Días, el dirigente del Ministerio de Educación Roberto Bosch explicó que para el próximo curso escolar se reforzará en las escuelas la enseñanza de la ortografía.
No es para menos. La ortografía es uno de los problemas más críticos de la enseñanza cubana en la actualidad. La mayoría de los adolescentes y los jóvenes cubanos, aún universitarios, no saben escribir ni expresarse medianamente bien. Sus lagunas de conocimientos son más bien océanos. No quiera ver cómo escriben. Con tanto disparate y faltas ortográficas, parece otro idioma, cualquiera, no español.
Durante muchos años, sólo importó la promoción. La cantidad y no la calidad. Graduar estudiantes para sobrecumplir metas y compromisos.
Recuerdo que hace unos diez años, cuando se inició la famosa Batalla de Ideas, te graduabas de secundaria o pre-universitario nada más por participar en las famosas marchas combatientes que se hacían casi todos los días, obligatoriamente, desde la mañana hasta la tarde. Apenas había tiempo para las clases. Los maestros chequeaban la asistencia y anotaban en el expediente acumulativo escolar.
Los muchachos tenían que pasar hambre y sed, gritar consignas y agitar banderitas de papel ante la mirada complacida de sus profesores. En estas marchas para exigir la devolución de Elián, la liberación de los cinco espías o el fin del bloqueo norteamericano, no importaba si eras bueno en la ortografía o la historia. Solamente importaba que fueras revolucionario y combativo y participaras en las actividades políticas para pasar de grado. Si eras incondicional, eras el alumno perfecto.
Pero cuando esos muchachos llegaban a la universidad, incluso los llamados “filtros” o “mechados” tenían faltas de ortografía. La mayoría de los estudiantes no podían interpretar los textos que leían si trataban de algo que fuera un poquito más complicado que las bondades de la revolución y la maldad del imperialismo. Pero al escribir, era peor. En las libretas, escribían imperialismo con “h” y revolución con “b”, con “s” y sin acento
Muy tarde se dieron cuenta los sesudos del MINED de lo grave que es el problema de las faltas de ortografía en el país. ¿Lograrán resolverlo simplemente con suspender a bastantes alumnos en las pruebas de ingreso a la universidad?
dania.zuzy@gmail.com
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