PUBLICADO PARA HOY 28 DE AGOSTO
Por Ramón Díaz-Marzo
Habana Vieja, La Habana,(PD) Hay que tener dura la cara para a estas alturas de nuestra realidad hablar de victorias, de un mundo mejor, de una fe en el futuro, de cuentos de caminos que son pura retórica, y no hacer nada real y concreto por el país. Nuestros dirigentes se han vuelto locos o nada entiendo.
Son miles y miles las razones, tanto a nivel colectivo como individual, que nos dicen que todo está irremediablemente jodido y un final desastroso se acerca.
Pero no nos preocupemos, no cojamos lucha. A fin de cuentas, ya estamos en la recta final y si los que tienen el poder real de hacer algo, no lo hacen, es porque el destino se tiene que cumplir.
¿Cuál es el inminente destino de Cuba? Un baño de sangre. Claro que decir esto significa que no hay esperanzas para un cambio pacífico. Además, se cumpliría una máxima histórica: el que a hierro mata, a hierro muere. Lo que significa que los revolucionarios que le ganaron la guerra a Batista con sangre, con sangre abandonarán o serán obligados a abandonar el desgobierno que ha durado más de 50 años.
Oportunidades de hacer cambios pacíficos, sin tener información de las altas esferas internacionales y de históricas y truculentas conspiraciones satánicas para gobernar y pre diseñar el destino de la Humanidad, es evidente que han tenido la oportunidad de hacer algo por Cuba. ¿No quieren hacer nada, o no lo pueden hacer? Ese no es nuestro problema. Nuestro único problema será no formar parte de la lista de muertos con que la Revolución se despedirá del poder. El que escribe este artículo, intentará a toda costa ser un sobreviviente. Pero si en mi destino está ser uno de los tantos muertos, no habrá magia ni fuerza en este mundo capaz de impedirlo. Pero confío que muchos cubanos, por no decir la mayoría los cubanos, sobreviviremos a la hecatombe final.
El pasado domingo 1 de agosto, el Sr. Raúl Castro Ruz declaró por segunda vez que le otorgará al pueblo (léase como una limosna y no como un derecho) nuevas licencias para el trabajo por cuenta propia. No especificó la naturaleza definitiva o provisional de esas licencias. Pero suponemos, si todo marcha como dicta el sentido común, que con el tiempo esas licencias se convertirán en propiedad privada que abarcará la pequeña y mediana empresa.
Quedará para el Estado la responsabilidad de los recursos y servicios nacionales como el níquel, la industria azucarera, la industria pesada y ligera, la educación y la salud pública, independientemente que en algunas ramas de la producción estatal el gobierno, por Ley, permita que los cubanos que demuestren ser exitosos se hagan responsables de algunos renglones de la economía independientemente del Estado.
No nos queda otra alternativa que creerle esta vez, por segunda vez, como le creímos cuando tomó el cargo de Presidente en Jefe. Y decimos esto porque si el Sr. Raúl Castro Ruz no cumple con lo prometido, sea porque se echa hacia atrás o las circunstancias no le ayudan, esta será la última vez que le prometa al pueblo que habrá cambios. Será la última vez porque no tendrá una tercera oportunidad por un hecho fundamental y evidente: el factor tiempo.
ramon597@correodecuba.cu
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