viernes, 27 de agosto de 2010

SEGUIR EN COMBATE

PUBLICADO PARA HOY 28 DE AGOSTO


Por Frank Correa


Jaimanitas, La Habana,(PD) La anciana tosió otra vez. El humo del fogón la estaba matando. Cuando se acababa el keroseno, Arnulfo conseguía petróleo de algún camión que arreglaba y con eso iban tirando hasta que la ración mensual llegase otra vez a la bodega.

El petróleo tardaba mucho en encender, las llamas eran tenues, desesperantes. El hollín, esparcido como una maldición por la cocina, era fatal para sus pulmones. Pero al final resolvía.

Tosió nuevamente. Sus grandes ojos amenazaban con saltarle de las cuencas.

--¿Qué te pasa, mamá? --preguntó Arnulfo, sentado en la mesa junto a su hijo Luís

Miguel. Los dos hombres tenían cucharas en las manos, esperaban ansiosos que sirvieran la sopa. A pesar de haberse bañado, la uñas y los poros del mecánico incubaban limallas y grasa de motor.

--Nada, mijo... ¿qué me va a pasar? --dijo la anciana para no preocuparlo.

--Debe cuidarse esa tos.

--No ves que el humo la está matando --dijo Luís Miguel.

--¡Y gracias que conseguí el poquito de petróleo ése! ¡Si no...!

--Volábamos el turno --dijo Luís Miguel --. No sería la primera vez que nos acostamos sin comer.

--¡Mamá hace una sopa riquísima...! --Arnulfo intentó estimular a la anciana y suavizar la tensión.

--¡Sí... de hierbas! --dijo Luís Miguel --. ¡Yo quisiera encontrarme un pedazo de carne en la sopa un día!

--¿Tú no sabes que la guerra del 68 y la del 95 se hicieron con sopas de vegetales? --dijo la anciana apagando el fogón.

--Lo dudo mucho --dijo Luís Miguel --. ¿Con qué fuerza levantaban el machete los mambises?

--Mi abuela le cocinaba a los mambises --caminó con dificultad hasta el tanque de agua.

Llenó un jarro y lo dejó sobre la mesa. De la repisa tomó dos vasos --. Me contaba mi abuela que esa gente comía col, lechugas y sopa de acelgas, nada más.

--Lo dudo --repitió Luís Miguel.

--¿Y qué tú crees que comían los rebeldes? ¡Yo le cociné muchas veces, cuando subí pa’ la Sierra de mensajera...! ¡Y lo vi con mis propios ojos...! ¿Qué tú crees que comían los rebeldes?

--¿Qué comían?

--¡Sopa de vegetales!

--¡Acaba de servir... mamá...! ¡Estoy muerto de hambre!

Todos los días, antes de servir la sopa, pasaban por aquella escena como un aperitivo. Si los mambises y los rebeldes hicieron la guerra con sopa, entonces ellos devoraban el líquido viscoso salpicado de cilantros, pedazos de cebollas y ajíes. Luego salían al portal a refrescar la digestión, listos para seguir en combate.

beilycorrea@yahoo.es

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