lunes, 7 de marzo de 2011

Demagogia




Escrito por Manuel Morejón Soler


El Vedado, La Habana


8 marzo de 2011


(PD) En una ocasión una señora me comentó: "Cada vez que oigo a Fidel Castro se me saltan las lágrimas, me escapo de la realidad y se me olvida todo. Pero cuando entro en la cocina y no tengo qué cocinar, cuando voy para el trabajo y tengo que fajarme dos horas con el transporte para ver si puedo llegar a tiempo, sin contar que peor es el regreso y entonces cuando llego a la casa, lejos de descansar tengo que ponerme a inventar qué le doy de comer a la niña. Y para colmo sin dinero. Lo mejor que le deseo a ese señor es que reviente".

Dice en Corintios (11:14): "Satanás se disfraza como ángel de luz".

Se dice que en la historia de la tentación de Eva, Satanás se disfrazó de ángel, de modo que no debe sorprender que sus sicarios aparezcan atractivamente ataviados. Se estima que el apóstol Pablo pudo haber pensado en esta historia al redactar su Epístola a los Corintios para referirse a las estratagemas de Satanás.

En la palabra demagogia se fusionan las palabras oratoria, elocuencia y tiranía. Todo buen tirano debe poseer un buen coeficiente de convencimiento para a través del halago hacia las pasiones del pueblo, hacerlo instrumento de su ambición política, o lo que es igual, conquistar a las gentes con lisonjas para manejar mejor sus sentimientos conforme a sus propósitos egoístas.

El diario Granma del lunes 21 de febrero de 2011 reproduce en primera plana un fragmento del discurso de Fidel Castro del 17 de diciembre de 1980, que dice en una parte: "El Partido existe sólo por el pueblo y para el pueblo".

El autoritarismo, la demagogia, la autosuficiencia, la vanidad y la irresponsabilidad deben ser inconcebibles en un comunista. El espíritu fraternal y humanista debe ser una de sus características fundamentales y por encima de todo, la conciencia internacionalista, que no excluye el más profundo patriotismo, pero debe tener presente que por encima de la patria está la humanidad.

Fidel Castro siempre ha hecho gala de su alarde verbal ante un auditorio hechizado por su alocución, tediosa inclusive. Muchos ovacionaban y vitoreaban a la par del primer sicario que aplaudía y empujaba a los demás, que como autómatas, sin saber por qué, hacían lo mismo y aprobaban unánimemente toda propuesta expresada por el dictador.

Reflexionando sobre las palabras de ese discurso de 1980 y llevándolas al presente, a la realidad que se vive hoy en Cuba, se pudiera preguntar: ¿Quiénes son los únicos que no tienen que intranquilizarse en cuanto a los salarios, la alimentación, el transporte, la vivienda?

La elite del poder disfruta de una alimentación exquisita, de transporte y combustible garantizado, de residencias y mansiones lujosas, viajes al extranjero y vacaciones en centros turísticos de lujo.

Todo lo antes mencionado es inaccesible para el cubano de a pie, el trabajador que tiene que sobrevivir con un salario promedio que equivale aproximadamente a unos 18 dólares mensuales.

La elite beneficiada en la pirámide de poder está integrada casi en su totalidad por altos oficiales del Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que por supuesto son integrantes del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista, máximo rector de la política del país.

Sin duda alguna, de toda la demagogia expresada por el Comandante en su discurso del 17 de diciembre de 1980, la única verdad es que "el Partido existe sólo por el pueblo".

imorejon@yahoo.es

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