domingo, 6 de marzo de 2011
Vivencias en un aniversario
Escrito por Amarilis C. Rey
Managua, La Habana
7 de marzo de 2011
(PD) Este 23 de febrero se cumplió el primer aniversario de la muerte en prisión de Orlando Zapata Tamayo. Ese propio día, temprano en la mañana, una voz alta que llamaba a la puerta de mi casa, interrumpió la aparente paz en que siempre nos sentimos. Era Rodolfo Ramírez, quien preside el movimiento Línea Pacífica Democrática.
El gobierno le teme a Zapata hasta después de muerto. Nos dijo Rodolfo: "hoy hay muchos opositores presos, lo mismo en los calabozos que en sus casas, con operativos policiales para que no puedan salir a recordar a Zapata en el aniversario de su muerte".
Hacía unas horas que una bandera cubana colgaba en la reja de mi ventana. Era nuestro pequeño tributo a Zapata y a la guerra emancipadora de José Martí que comenzara el 24 de febrero de 1895, para lograr la libertad que aun nos cuesta.
En un hecho poco común, nuestro visitante había llegado en un auto. Nos disponíamos a salir juntos para un mismo destino; cuando el chofer preocupado comentó: "Vino un joven y se fijó en la chapa del carro, y luego la apuntó en un papel. Cuando me fui a bajar a ver que quería, se mandó a correr".
Sin darle importancia al hecho, abandonamos el pueblo de Managua, donde vivo, rumbo al centro de la ciudad. En la medida que nos acercábamos, el panorama se repetía de cuadra en cuadra. Personas desesperadas por lograr abordar un transporte sacaban la mano constantemente a cualquier carro, incluso, al viejo Chevrolet del año 51 en que nos trasladábamos. Las paradas de los ómnibus, que al parecer hacía mucho no pasaban, se observaban repletas de gentes con caras de disgusto, frustración y angustia.
En el transcurso de varios kilómetros, no vi a nadie reírse. Y no era porque compartieran el aniversario de una muerte. Esta muchedumbre, que ya en muchos casos ha decidido caminar antes que continuar esperando un vehículo, quizás no sepa que hace un año un hombre negro murió por reclamar los derechos que les han sido arrebatados durante casi toda su vida.
En la espera del cambio de luz de un semáforo, un hombre de la raza negra sin camisa, descalzo, que vestía sólo un pantalón roto por varias partes, se acercó a nuestro auto para pedir un peso. El chofer se lo dio, y el hombre se marchó moviendo su sucio pelo mal trenzado.
En la barriada de La Víbora, poco antes de llegar a nuestro destino, los colectores de basura exhibían desbordados su pestilente carga. De uno de estos depósitos, en la intercepción de las calles Carmen y Heredia, un anciano de mediana estatura, delgado y de pelo muy blanco, trataba de extraer, no sin algún trabajo, un hueso bastante grande, al parecer de los restos de un cerdo. El desenfado con que maniobraba la basura para extraer el hueso y la cara de triunfo por el hallazgo fue lo que más me impresionó de aquel abuelo que representa la miseria de muchos.
Hace un año que murió Zapata. También hace quince años que cuatro integrantes de la organización Hermanos al Rescate fueron ultimados en el aire por aviones cazas del gobierno de Cuba. ¿Cuándo podrán descansar en paz los gestores del grito de rebelión que se dio en Baire en 1895? ¿Es que hará falta otro grito? Creo que sí.
amarilisrey@yahoo.com
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