Censura TABACUBA a la revista Signos
MARTES, 02 DE ABRIL DE 2013 00:15 ESCRITO POR YOEL ESPINOSA MEDRANO 0 COMENTARIOS
Cuba actualidad, Santa Clara, Villa Clara, (PD) El pasado 10 de marzo concluyó otra edición de la Feria Internacional del Libro en Cuba. La zona oriental cerró el evento. Se vendieron más de tres millones de ejemplares. Los organizadores la catalogaron como "un éxito sin precedentes".
En medio de la fiesta del libro en la central provincia de Villa Clara, el grupo empresarial TABACUBA censuraba a la revista Signos, en especial el número 63, con el tema "Eros, Sexo y Relajo".
La publicación, de 156 páginas, con ilustraciones interiores, es dirigida por el sociólogo Manuel Martínez Casanova. Las prohibiciones de lectura en voz alta tuvieron lugar en tabaquerías de los municipios de Camajuaní, Quemado de Güines y Santa Clara, dedicadas a producir tabacos para exportar. Según reportes, en la municipalidad de Coralillo la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) ordenó sacarla de circulación.
Directivos de la tabaquería LV-9, en la ciudad de Santa Clara, calificaron el ejemplar de material pornográfico y sancionaron al lector a un año fuera del puesto laboral.
Signos tuvo su nacimiento en 1969. Fue fundada por el desaparecido escritor Samuel Feijóo, tras ser expulsado de la Universidad Central "Marta Abreu", de Las Villas. La revista siempre se ha dedicado a recopilar el folklore cubano, línea aún vigente en números monográficos, con los cuales se consolida una tradición histórica.
En todos estos años no son pocos los que la describen como "la expresión más genuina de los pueblos". Representa una de las publicaciones folklóricas de mayor reconocimiento en Cuba y el extranjero. Posee el Premio Internacional Fernando Ortiz.
Las lecturas de tabaquería en Cuba datan de 1865. El periodista y poeta Saturnino Martínez convirtió la tradición en hábito social entre los tabaqueros. Sus inicios tuvieron lugar en la tabaquería El Fígaro, en La Habana. La práctica se expandió por todas las tabaquerías cubanas y donde hubiera presencia de tabaqueros cubanos fuera de la isla.
Nuestro Apóstol, José Martí encontró un bastión entre los tabaqueros emigrados en el sur de la Florida de los Estados Unidos de América, donde se gestó el grueso de la insurrección de 1895.
Miguel Barnet, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), dijo recientemente que durante el régimen colonial español muchas lecturas de tabaquería fueron consideradas subversivas.
A casi 150 años de tradición la censura vuelve a ser protagonista. Ejemplo irrefutable es lo ocurrido con el número 63 de Signos -"Eros sublime, el sexo picante y el relajo con orden", dice la primera página de ese ejemplar-.
La lectura a viva voz del lector Águila Medina, separado un año de su puesto de trabajo por el Órgano de Justicia Laboral de Base a petición de la administración de la LV-9, jamás fue rechazada por los tabaqueros y tabaqueras.
Durante la lectura de fragmentos de la revista, los torcedores golpeaban en las mesas con la chaveta o la cuchilla curva –utensilios para cortar la hoja y luego enrollarla- en señal de motivación y agradecimiento al lector.
Una representante de la administración burocrática increpó a dos invitados del lector, quienes, micrófono en mano, difundían pasajes folklóricos referidos al sexo y el relajo en la sociedad cubana.
Águila Medina, asiduo defensor de la cultura nacional, en especial las lecturas de tabaquerías, también estuvo en apuros un tiempo atrás, cuando la cineasta norteamericana Pamela Sport filmó pasajes de la tabaquería LV-9 para un documental autorizado por el Museo del Habano, en la capital. La administración lo confinó por seis meses a trabajos agrícolas. Peleó hasta ganar el pleito laboral y se reincorporó a su ocupación profesional.
La suerte no lo acompañó en esta ocasión. Mejor dicho, la incapacidad de directivos del Ministerio de la Agricultura en Villa Clara le pasó la cuenta. Hablar de sexo públicamente constituye un tabú para ellos en pleno siglo XXI.
Los mismos verdugos que sancionaron a los promotores de las lecturas aseguran que la provincia de Villa Clara es uno de los baluartes en las lecturas de tabaquería, superada solamente por La Habana y Pinar del Río.
Lo ocurrido en tierras villaclareñas atenta contra las aspiraciones del folklorista Miguel Barnet de que la UNESCO declare las lecturas de tabaquería Patrimonio Intangible de la Humanidad, por salvar la memoria de una colectividad sui géneris.
para Cuba actualidad: yoelito001973@gmail.com
MARTES, 02 DE ABRIL DE 2013 00:15 ESCRITO POR YOEL ESPINOSA MEDRANO 0 COMENTARIOS
Cuba actualidad, Santa Clara, Villa Clara, (PD) El pasado 10 de marzo concluyó otra edición de la Feria Internacional del Libro en Cuba. La zona oriental cerró el evento. Se vendieron más de tres millones de ejemplares. Los organizadores la catalogaron como "un éxito sin precedentes".
En medio de la fiesta del libro en la central provincia de Villa Clara, el grupo empresarial TABACUBA censuraba a la revista Signos, en especial el número 63, con el tema "Eros, Sexo y Relajo".
La publicación, de 156 páginas, con ilustraciones interiores, es dirigida por el sociólogo Manuel Martínez Casanova. Las prohibiciones de lectura en voz alta tuvieron lugar en tabaquerías de los municipios de Camajuaní, Quemado de Güines y Santa Clara, dedicadas a producir tabacos para exportar. Según reportes, en la municipalidad de Coralillo la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) ordenó sacarla de circulación.
Directivos de la tabaquería LV-9, en la ciudad de Santa Clara, calificaron el ejemplar de material pornográfico y sancionaron al lector a un año fuera del puesto laboral.
Signos tuvo su nacimiento en 1969. Fue fundada por el desaparecido escritor Samuel Feijóo, tras ser expulsado de la Universidad Central "Marta Abreu", de Las Villas. La revista siempre se ha dedicado a recopilar el folklore cubano, línea aún vigente en números monográficos, con los cuales se consolida una tradición histórica.
En todos estos años no son pocos los que la describen como "la expresión más genuina de los pueblos". Representa una de las publicaciones folklóricas de mayor reconocimiento en Cuba y el extranjero. Posee el Premio Internacional Fernando Ortiz.
Las lecturas de tabaquería en Cuba datan de 1865. El periodista y poeta Saturnino Martínez convirtió la tradición en hábito social entre los tabaqueros. Sus inicios tuvieron lugar en la tabaquería El Fígaro, en La Habana. La práctica se expandió por todas las tabaquerías cubanas y donde hubiera presencia de tabaqueros cubanos fuera de la isla.
Nuestro Apóstol, José Martí encontró un bastión entre los tabaqueros emigrados en el sur de la Florida de los Estados Unidos de América, donde se gestó el grueso de la insurrección de 1895.
Miguel Barnet, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), dijo recientemente que durante el régimen colonial español muchas lecturas de tabaquería fueron consideradas subversivas.
A casi 150 años de tradición la censura vuelve a ser protagonista. Ejemplo irrefutable es lo ocurrido con el número 63 de Signos -"Eros sublime, el sexo picante y el relajo con orden", dice la primera página de ese ejemplar-.
La lectura a viva voz del lector Águila Medina, separado un año de su puesto de trabajo por el Órgano de Justicia Laboral de Base a petición de la administración de la LV-9, jamás fue rechazada por los tabaqueros y tabaqueras.
Durante la lectura de fragmentos de la revista, los torcedores golpeaban en las mesas con la chaveta o la cuchilla curva –utensilios para cortar la hoja y luego enrollarla- en señal de motivación y agradecimiento al lector.
Una representante de la administración burocrática increpó a dos invitados del lector, quienes, micrófono en mano, difundían pasajes folklóricos referidos al sexo y el relajo en la sociedad cubana.
Águila Medina, asiduo defensor de la cultura nacional, en especial las lecturas de tabaquerías, también estuvo en apuros un tiempo atrás, cuando la cineasta norteamericana Pamela Sport filmó pasajes de la tabaquería LV-9 para un documental autorizado por el Museo del Habano, en la capital. La administración lo confinó por seis meses a trabajos agrícolas. Peleó hasta ganar el pleito laboral y se reincorporó a su ocupación profesional.
La suerte no lo acompañó en esta ocasión. Mejor dicho, la incapacidad de directivos del Ministerio de la Agricultura en Villa Clara le pasó la cuenta. Hablar de sexo públicamente constituye un tabú para ellos en pleno siglo XXI.
Los mismos verdugos que sancionaron a los promotores de las lecturas aseguran que la provincia de Villa Clara es uno de los baluartes en las lecturas de tabaquería, superada solamente por La Habana y Pinar del Río.
Lo ocurrido en tierras villaclareñas atenta contra las aspiraciones del folklorista Miguel Barnet de que la UNESCO declare las lecturas de tabaquería Patrimonio Intangible de la Humanidad, por salvar la memoria de una colectividad sui géneris.
para Cuba actualidad: yoelito001973@gmail.com
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