Convertida la UNEAC en un velorio
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Quien llega a la sede de la UNEAC por estos días, se da cuenta de que reina un extraño silencio. Todas sus peñas y actividades sociales han sido silenciadas, debido a las quejas de un vecino que dice no soportar el ruido.
En el denominado Huron Azul siempre se han celebrado programas de recreación cultural, dirigidos a la comunidad, así como a los sectores artísticos representados allí. Entre los espacios hoy inactivos están La Peña del Ambia, Trova sin Traba, La Tarde Tradicional, El Jazz, De Corazón a Corazón, La Noche de Boleros. Estos proyectos fueron impulsados por Nicolás Guillen, y nunca habían dejado de funcionar.
La Peña del Ambia, dirigida por el poeta y folklorista Eloy Machado, funcionaba en miércoles alternos. Trova sin Traba, también ese día. Este espacio lo dirigía Andrés Pedroso, fundador del grupo de música popular Manguaré, quien se dedicaba a presentar trovadores, ya fueran de la vieja, la nueva o novísima trova.
El espacio dedicado al Jazz funcionaba los jueves alternos, también en los horarios de cinco a siete de la noche. En ese ámbito se reunían jazzistas como Bobby Carcasses, y era lugar de común confluencia de las personas que tienen más de 50 años. En La Tarde Tradicional se presentaban orquestas de la música popular bailable.
En las mañanas del sábado existía un espacio llamado De Corazón a Corazón, dirigido por Ana Nora Calaza, el cual era de orientación hacia los niños y jóvenes. Este funcionaba hasta las doce del mediodía. También el sábado existía un proyecto denominado La noche de los Boleros, dedicado a este género.
Todos esos espacios de vida sociocultural han sido silenciados, dicen que por las quejas de un vecino. Es conocido que las quejas de este vecino empezaron a manifestarse desde hace tres años. Por la UNEAC pasó la Comisión de Contaminación Ambiental, la cual dictaminó que los 65 decibeles que allí se emiten no dañan la salud auditiva de nadie y que el audio está estructurado en la forma correcta. Sin embargo, El Hurón Azul ha permanecido cerrado durante casi tres meses, desde mayo hasta julio.
En la actualidad no existe vida social en los predios de la UNEAC. Los artistas y su público ya no tienen donde reunirse. El calamitoso estado de este lugar de confluencia cultural es un reflejo del estado en que se halla la cultura misma.
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