LUNES, 30 DE DICIEMBRE DE 2013 00:07
0 COMENTARIOS
Cuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) No sé de qué manera el destino, la providencia o la coincidencia han ordenado las condiciones de tal manera para que cuando los cubanos se disponen a terminar con la opresión a que han sido o son sometidos por los distintos gobiernos que les han aporreado desde la época colonial, siempre coincide con una crisis mundial de algún tipo.
Cuando la Guerra de los Diez Años (1868-1878), el mundo estaba sumido en lo que se considera fue la primera crisis económica mundial, desencadenada en 1867 y cuyo centro fue Lombart Street, en Londres, por aquellos tiempos centro del capitalismo mundial.
Doce años después de haberse establecido la república, el 20 de mayo de 1902, se produjo otra crisis internacional: la Primera Guerra Mundial.
De nuevo otra gran crisis envolvió al mundo en 1929, originada esta vez en Wall Street, el nuevo centro económico internacional desplazado desde Londres a New York.
Aquella crisis hizo germinar la II Guerra mundial.
Y para terminar, otra gran crisis, generada tras la II Guerra Mundial, entre los dos sistemas antagónicos, conocida como la Guerra Fría.
También por destino, providencia o coincidencia, nos vimos de protagonistas junto a las dos potencias más poderosas del planeta en la peor alarma y dilema en que se ha visto la humanidad: la crisis de los misiles de octubre de 1962.
Hay una nueva crisis económica en estos tiempos que corren, surgida en el año 2008.
Coincidencias o no, parece que el mundo ha estado en perpetua crisis desde el siglo XIX y que es en medio de estas crisis que al pueblo cubano le ha tocado reclamar siempre lo mismo: ejercer los derechos más elementales que todo ser humano necesita y que se traducen en una sola palabra, Libertad.
Ha sido una tenaz pelea donde esta nación ha batallado por su independencia, ha luchado obstinadamente contra otras tantas injusticias originadas tras la instauración de la república, ha sacado del poder a dos dictadores y sigue clamando actualmente contra otro régimen que adoptó una ideología extranjera desaparecida ya en el vertedero de la historia.
Por eso resultan injustas las críticas que oímos o leemos que muestran a veces un verdadero desprecio a esta nación y a nosotros los cubanos.
En un artículo publicado recientemente en Cubanet y titulado "A propósito de algunas gilipolladas", su autor, Mario J. Viera, tuvo que salir en defensa de este pueblo ante los insultos de un ciudadano de la península Ibérica.
Estas gilipolladas, para seguir utilizando este término, no son solo de este peninsular. Idénticos insultos he oído o leído de otros ciudadanos del mundo. Parece ya ser un disco rayado. Prima un total desconocimiento acerca de lo que ha sido y es la historia y la realidad de este país.
Hemos sido y somos acusados de indolentes, de creernos el ombligo del mundo, y hasta de que no tenemos capacidad para el progreso.
De lo primero, podemos preguntar: ¿Somos los cubanos acaso los únicos indolentes, o esto es una condición que se da en todos los seres humanos, sobre todo cuando existen crisis y cada cual piensa solo en sí mismo o las naciones en sus intereses? ¿Acaso no fue indolente el mundo cuando el gobernador colonial Valeriano Weyler casi extermina la población campesina cubana en lo que fue el primer holocausto de la humanidad? ¿O los nacional-socialistas cuando invadieron Europa y trataron de exterminar a los judíos? ¿O cuando Stalin casi también extermina la población campesina de Ucrania? ¿Acaso no es indolencia como la mayoría de las naciones del mundo representadas en la ONU votan a favor de naciones violadoras de los derechos humanos para que integren el Consejo de Derechos Humanos de ese mismo organismo?
De lo segundo, probablemente no seremos el ombligo del mundo, pero sí el de América, y no es que nos lo creamos, se lo han creído las potencias mundiales desde que se descubrió este continente. Las disputas históricas por dominar esta isla entre España, Inglaterra, Estados Unidos, la Unión Soviética, y actualmente hasta Brasil, así lo demuestran.
Si se mira un mapa de América y se observa dónde está Cuba se entenderá el por qué.
Si se mira un mapa de América y se observa dónde está Cuba se entenderá el por qué.
España concentraba sus flotas cargadas de oro y plata en este país, los Estados Unidos tienen todavía una base naval, los rusos tuvieron una base de cohetes estratégicos y ahora los inventores de la samba un superpuerto en el Norte de la isla.
Más nos valiera que Cuba estuviera en el centro del Pacífico, pues las intrigas en torno a este país y como controlarlo económicamente han sido la causa del 60% de nuestros problemas.
Y de que no tenemos capacidad para el progreso, que les pregunten a los propios estadounidenses por qué hay que contar con el voto de los cubanos en la Florida o quienes han sido los autores del progreso de ese estado. Una generación de cubanos "que podría haber hecho lo mismo en su propia tierra". ¿Y los de aquí? Solo hay que ver las innovaciones e invenciones que se han hecho en estos 54 años en medio de un régimen que genera una espectacular burocracia que anula todo progreso.
Bastante buenos somos porque en el centro de esta olla de presión llamada Cuba a la que han sido sometidas unas cuantas generaciones desde el siglo XIX, en la que nos la hemos pasado emigrando y luchando y en la que muchos de nuestros compatriotas han dejado sus huesos y sus descendientes en otras tierras, en esta isla mil veces desgajada, nuestra historia ha demostrado que mil veces también ha retoñado.
Un solo defecto o virtud, según algunos, podría achacársele a este pueblo, su tal vez excesiva tendencia a tirarlo todo a choteo. Pero esa ha sido nuestra arma estratégica de supervivencia, o la resultante étnica, según el humorista Héctor Zumbado, en esta olla de presión del cruce durante siglos de andaluces con mandingas, canarios con lucumies, gallegos- congos con francohaitianos, y culíes cantoneses con mandingas-andaluces.
A veces oigo a los propios cubanos quejarse también, producto del encabronamiento que les producen ciertas actitudes de aquello que se generaliza como pueblo, creyendo asimismo que es una característica exclusiva de nuestra nación. Como un disco rayado, estos quejosos exteriorizan lo que evidentemente es una realidad, "que la mayoría del pueblo no quiere reclamar sus derechos, que permanecen de espectadores, intentando subsistir o emigrar". Como si esto fuera nuevo bajo el sol, exclusivamente en Cuba y característico de los cubanos.
Solo unas pocas de las naciones de Europa sometidas al Nacional-socialismo enfrentaron a los nazis. Los franceses desestimaron los llamados de Charles de Gaulle a integrar la Resistencia y solo cuando la invasión de Normandía, se decidieron a integrarla.
Y de ese regio pueblo polaco que tanto se pone de ejemplo, su más destacado pensador contemporáneo, Adam Mictnik, refiriéndose a la lucha que sostuvo esta nación contra el régimen comunista, dejó para la posteridad este pensamiento, clave para entender lo que pasa en Cuba: "Los rebeldes somos una minoría, se nos ve como un puñado de hombres desesperados que viven como una banda de herejes".
Así ha sido siempre en la historia de la humanidad en cualquier nación, los rebeldes son y siempre serán un puñado de herejes. Ni más ni menos. Pero estos herejes son los que han cambiado la historia.
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com