Cuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) A pocos días de iniciarse la cosecha de sal para el período Mayo-Diciembre de 2014, conversamos con Marcos "El salao" Salinas, especialista en salaciones sociales de la Compañía Sal & Sal, en Caimanera, provincia de Guantánamo.
El experto en sales y otros elementos para condimentar la vida, dio un pormenorizado informe sobre las causas externas e internas que limitan la presencia de la sal en Cuba, pese a que la salación aumenta dentro de la isla.
Informado de las múltiples denuncias de la población por la falta del grano, consciente de que sin sal no hay país, y convencido promotor del cucurucho de maní saladito a peso, decidió contestar varias interrogantes para La Bola Incendiaria. Aquí les va en versión taquigráfica de un salao del partido.
La Bola Incendiaria (LBI): Compañero Marcos "El salao" Salinas, ¿Puede argumentar usted por qué no hay sal en Cuba? Si como anuncian las autoridades, están garantizados todos los elementos objetivos y subjetivos para que la sal sea el primer renglón exportable del país, ¿a qué se debe que haya que importarla desde Guatemala, las dunas del Sahara, Terranova y Egipto?
Marcos "El salao" Salinas (SS) En realidad, Nefasto, la salación de los cubanos es de ampanga, es decir, de una región ancestral y remota de la salinización revolucionaria, experta en convertir todo lo que toca en sal, menos para comer, condimentar, o conservar un chicharrón por un decenio.
LBI: ¿Cómo se condimenta y digiere eso, Salao?
SS: Muy fácil, señor. Si tomamos en cuenta que la cosecha de la sal se inicia en épocas húmedas y lluviosas, y las semillas deben sembrarse en secano, (previa beatificación del partido), es natural que los retoños no alcancen la consistencia requerida, y los granos se pudran en los tallos bajo el sol.
LBI: ¿De qué sal usted me habla, Salao? La pregunta es sobre la sal común, la que se obtiene de las aguas de mar con sólo meter un calzoncillo, un blúmer, un forro de catre o de sombrilla y ponerlos al sol. ¿Por dónde van sus tiros? Hablo de la única roca comestible en el mundo. La que se da por la libreta.
SS: Disculpe, Nefasto, yo pensé que me preguntaba por la saldiguera u otros tipos como la sal-món y el sal-pafuera que se forma por todo aquí en Cuba. Pero...
LBI: Pero nada, Salao, concrétese a la pregunta: ¿Por qué no hay sal en Cuba?
SS: Bueno, Nefasto, la respuesta es sencilla y se la daré a través de otra pregunta: ¿Y por qué no hay ni boniato? Es decir, si el mar está por todas partes como una barrera de contención; la tierra está aquí bajo nuestros pies, y las manos metidas en los bolsillos de las sallas y los pantalones, ¿qué hacer?
LBI: Entonces, lo que usted pretende decir es que somos vagos e ineficientes.
SS: No, Nefasto, no. Meditabundos, revolucionarios, comunistas. Nosotros rechazamos el consumismo entre las masas, y más si como la sal, las convierte en hipertensas. Hay que cuidar el rebaño, Nefasto. Alejarlos del hipotiroidismo y otros males erradicados del país gracias a la revolución.
LBI: ¿Qué otros males son esos, si se puede saber?
SS: Como no: el consumo del bacalao, el arenque y cualquier otro tipo de pescao. La conservación de carnes rojas, blancas, azules y de cualquier color. ¿O por qué usted piensa que sólo da
mos pescado a quienes tienen SIDA o colesterol alto, y a los demás se lo cambiamos por pollo? ¡Para cuidarlos!
LBI: ¿Es por eso que nos limitan a cinco huevos al mes?
SS: ¡Claro, Nefasto¡ El huevo lleva poca sal, los frijoles y el arroz también. La carne de puerco sólo la comen quienes tienen familias en el exterior, algunos dirigentes y luchadores, y para llegar a la de res, hay que pertenecer al Comité Central. De no ser así de cuidadosos con el pueblo, cuba sería un hospital.
LBI: Ahora lo entiendo, Salao, y sé de las buenas intenciones de la revolución. Pero le pregunto. ¿Por qué cuidan tanto al pueblo y lo mantienen en cero sales normadas, en pesos cubanos, y les venden por la libre y en CUC la importada? ¿Acaso esta última no causa hipertensión e hipertiroidismo también?
SS: Si es lo mismo, pero no es igual. La sal común que le racionamos al pueblo para preservar su salud (en pesos cubanos, como dice usted), viene con piedra pómez, pedazos de madera, vidrios, pajas de yo no sé qué, alambres tornillos y otros elementos difícil de identificar. No crea hábitos al paladar.
LBI: ¿Y la importada?
SS: Esa no. El CUC, como la lengua española, pule, brilla y da esplendor. Además, ¿de dónde las masas lo van a sacar? ¿Del salario del mes? ¿De la venta de unas croquetas o un ventilador? Los cuidamos en salud, Nefasto, por eso no hay sal. Esos que protestan por la falta de sal, no tienen para un tostón.
LBI: Bueno, damos las gracias a "El salao" por su salitrosa explicación, y pedimos a quienes se quejan a la prensa que expriman un diario Granma, un Trabajadores, un Juventud Rebelde, o el folleto con los Lineamientos Económicos del Partido Comunista, y en cada uno encontrarán un saco de sal.
Eso se los aseguro yo, Nefasto "El desalinizador"
Para Cuba actualidad: vicmadomingues55@gmail.com
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